“Pensábamos al principio que no nos iban a dejar hacer lo que planteamos al principio. Y ellos decían que si nosotros, los creativos, pensábamos que debía ser así, habría que hacerlo”, cuenta Esther Martínez Lobato sobre el proceso para gestar El embarcadero, la nueva ficción de Movistar+ que llega este viernes 18 a la plataforma de pago y nacida del “triunvirato” formado por la plataforma de pago, Atresmedia Studios y Vancouver Media.
Protagonizada por Álvaro Morte, Verónica Sánchez e Irene Arcos, este drama supone el nuevo trabajo del equipo que auspició el éxito de La casa de papel. Nacida de la mente de Álex Pina y Martínez Lobato, y con Jesús Colmenar como director, su campaña promocional evidencia el “respeto absoluto a los creativos” que se ha mantenido en la primera producción de Atresmedia Studios. Los pósteres destacan no al reparto, como suele ser habitual, sino a quienes sostienen la serie tras las cámaras.
“Es una muy buena noticia”, afirma el realizador. “Habla mucho de lo que está pasando en la ficción en España”. En palabras de Pina, “la narrativa empieza a contar tanto como la interpretación”, algo que su compañera de escritura apoya con emoción: “Es muy estimulante, porque habla del nivel cultural de la audiencia, que se interesa no solo por lo superficial, sino que investiga un poco más allá”.
Fue Sonia Martínez, directora de ficción de Atresmedia y directora editorial de la compañía del grupo destinada a crear contenido exclusivo para los nuevos operadores, quien planteó la idea de un triángulo amoroso a los guionistas. “Nos metimos en un agujero tremendo porque esa clase de historia se había contado muchísimo y contar algo diferente era difícil”, reconoce Álex Pina. Las clave principal para hacer que el producto se alejara de lugares comunes era saber escoger el foco de la historia.
“Había que despojarla de todo lo que se había contado hasta ahora: celos, bajas pasiones, el engaño... Y así contar una historia de amor y un viaje improbable, el de una amante y una esposa y cómo se transforma cada una, cómo se enriquece y el viaje las convierte en otra persona con otra arquitectura emocional”, indica el showrunner.
Su compañera complementa esta tesis aportando claves sobre la escritura: “Había que limar los prejuicios adquiridos sobre las infidelidades y sobre esto de tener que elegir en el amor, algo que no se aplica más que en la pareja”. “Dándole honestidad y verdad era la única manera de acercarnos a este viaje”, remacha.
Así, el proceso ha ido sorprendiendo sobre la marcha a sus mismos artífices. “No ha sido algo prediseñado, sino que en esa búsqueda han ido apareciendo otras cosas que nos han enriquecido, capas y capas de creatividad”, declara Colmenar. A ello ha ayudado no estar nunca constreñidos por la trama, finiquita Lobato, sino lo emocional.
Habrá muchos espectadores que se acerquen a esta propuesta con el referente de La casa de papel. Pina considera que, pese a las evidentes diferencias genéricas, el thriller y este melodrama comparten rasgos reconocibles: “Hay una mirada diferente, un peso emocional del personaje femenino poliédrico, una ambigüedad moral constante. Hay una voluntad y una vocación estética y sensible”, argumenta el creador. “Una es campo abierto y paisajes en 2.35:1, y la otra es claustrofóbica en sitios cerrados. Son géneros radicalmente distintos pero siempre hay algo algo en todo lo que hacemos”.