Vigalondo vuelve a sembrar la locura en TCM: “El cine ya no tiene la posibilidad de ser accidental en TV”
“Ahora mismo tengo problemas de identidad y no sé quién soy ni a qué me dedico”, nos cuenta Nacho Vigalondo durante nuestro turno en la ronda de entrevistas de presentación del retorno de las Midnight Madness que celebra en Canal TCM a partir del viernes 4 de diciembre. No lo dice por decir, por más que el cansancio haga mella tras dar vueltas en la rueda promocional por el programa, que recupera la ideas de las charlas cinéfilas en la pequeña pantalla, en un momento en el que “el cine ya no tiene la posibilidad de ser accidental” en televisión.
En contraste con esa situación de la programación fílmica, este curso televisivo ha traído consigo una suerte de reformulación azarosa de su personalidad mediática, pues su retorno como maestro de ceremonias de estas sesiones cinéfilas en la cadena de pago se produce semanas después de haberse estrenado como presentador de late shows con Los felices veinte para Canal Orange. Sumémosle a ello la experiencia de interpretar al malogrado cantautor Juan Antonio Canta en Veneno, a la que se refiere como “una de las cosas más bonitas que había hecho nunca”.
No se queda atrás la mecánica de las Midnight Madness, al que define como su prototipo de formato favorito para ver. Más ahora, en esta segunda temporada en la que el realizador de Los cronocrímenes ya no se encuentra en soledad ante la cámara, sino que, por obra y gracias de la tecnología, cuenta con la presencia telemática de popes de la ficción como el responsable de Perdidos o Watchmen Damon Lindelof, el autor de Kick-Ass o Superman: Hijo rojo Mark Millar, el director -y actor fetiche de Jeremy Saulnier- Macon Blair, la directora española Alice Waddington (con la que colaboró en la escritura de Paradise Hills) o la cineasta mexicana Gigi Saul Guerrero (que hace apenas un mes lanzó el contundente corto Mistress of Bones). Todos ellos sorprenden con sus proposiciones de visionado tanto como con sus visiones de las películas que eligen, entre las que se enumeran Un mundo de fantasía, Bienvenido Mr. Chance, La fiera de mi niña, Terciopelo azul y Señales.
Perspectivas diferentes para estimular el pensamiento sobre el cine de Vigalondo, que tras la excelente Colossal, y hasta la consecución de su siguiente largometraje, también ha podido recrearse dentro del esquema de producción catódico, y hacerlo, asegurar, sin cambiar su identidad particular. Al menos, sin cambiar más de lo que lo ha hecho con el propio devenir vital y profesional.
Lo primero de todo: tienes unos invitados inmejorables para esta nueva tanda. ¿Ha sido fácil organizar estas compañías en esta tesitura?
Se ha hecho de la misma manera que quedas con alguien con Skype, solo que esta vez tienes a un equipo que se encarga de que la calidad de imagen sea aceptable y todo quede perfectamente grabado y reproducible en 4K.
El propio concepto de la charla cinéfila es muy inusual en un medio como el televisivo, donde todo marcha tan rápido. ¿Cuesta creer que sea posible hacer contenidos con este reposo?
Para mí es un lujo tremendo, mayor que el que supuso la primera temporada, en el que era yo recitando un texto a cámara y dando observaciones. Me siento más a gusto y creo que se nota. Si alguien me pidiera describir cómo sería mi programa de televisión favorito sería este. Y no estoy exagerando... Igual, sería una versión de este en el que la conversación pudiese durar una hora, que es lo que casi todas acabaron durando durante los días de grabación, y en vez de hacer tajos se vería todo, como las conversaciones que nos hemos habituado a escuchar en los podcasts.
Precisamente nos lleva a un concepto del cine como evento de programación que se había perdido. Quedan lejos espacios como 'Noche de lobos' o 'Qué grande es el cine'. ¿Falta conciencia a la hora de programar cine en televisión?
Lo que ha pasado es que el cine ya no tiene la posibilidad de ser accidental. Ya no puedes toparte con una película por accidente. Ahora ves la película que quieres ver y cuando la quieres ver. Antes la televisión tenía ese grado de ensayo y error para el espectador: encendías la tele, ponían una película y la veías. Luego esa película podía ser perfectamente acabar siendo un clásico de tu vida. Eso se ha perdido. Ahora mismo todos los espectadores tienen la mirilla de un fusil de precisión y todos saben cuándo quieren ver, cuándo y cómo.
Si este programa al interés de una película le sumas uno aparte, como es el intercambio de pareceres entre dos personas y la presentación con elementos de la película que puedan generar interés, si ves el programa no por la película sino por la experiencia que te pueda aportar, tienes la oportunidad de ver películas que no hubieras visto de otra manera. A lo mejor, películas como El árbol de la vida, Bienvenido Mister Chance o Un mundo de fantasía no hubieran entrado en tu vida de no haberte tú metido en este búnker.
En esta ocasión, los invitados son los que te sorprenden con elecciones llamativos que no son esperables. Si hubiese una paradoja temporal y fueras tu propio invitado en este 'Midnight Madness', ¿qué propondrías para sorprenderte?
Es una pregunta muy loca. Quieres que me desdoble y que me sorprenda a mí mismo con una película que no conozco. ¿Cómo va a ser posible, si no la conozco? Si tal vez yo quisiera sorprender a otro presentador... ¿Pero quién es el otro?
Te respondo muy fácil: tienes una primera temporada para ver la respuesta, si quieres mi intención de sorprender o pillar desprevenido a un posible interlocutor antes o después de ver una película. La primera temporada era eso; en la segunda yo soy el sorprendido y eso me gusta más.
El escenario de un búnker donde se sitúa esta segunda tanda de especiales representa muy bien un sentir generalizado tras estos meses de confinamiento. A nivel creativo, ¿cómo se gestiona convivir con este estrés?
A nivel creativo las cosas son muy complicadas. La cabeza de nadie se beneficia de una situación de estrés como la que hemos vivido. Yo soy de las personas que hizo el chiste de que su vida no cambiaba tanto en condiciones como estas. Qué terrorífico descubrir que cuando llega una pandemia tu estilo de vida no cambia tanto.... Trabajo en casa, con lo cual puedo decir que he tenido suerte o que he hecho uso del privilegio en que nado.
¿Ha habido películas cuyo visionado te haya resultado balsámico en estos tiempos?
Todas, incluso las películas que quizás las tenía más vistas y desgastadas de la selección [de Midnight Madness], como puede ser Señales, que es una película muy específica sobre el fenómeno ufológico, gracias a la conversación con Gigi Guerrero me planteé lo que significaría la película para alguien cuyo furor por la ufología es parejo al furor de quien que se topa con un festín inimaginable, o se topa con algo que ya sabía de antemano, como es la relación entre dios y los aliens. La conversación con Gigi acerca de su madre y de cómo entendió Señales para mí fue una ayuda, fue un punto de visto nuevo que añadir a una película que tenía muy vista y muy pensada.
La vuelta a la nueva normalidad ha sido, en lo que a trabajo se refiere, bastante provechosa para ti. Además de volver con nuevas 'Midnight Madness', te has estrenado como presentador de late shows y hasta has vuelto a ejercer de actor en 'Veneno'. ¿Colocarte otra vez delante de las cámaras ha sido una reconversión buscada o simplemente fruto del azar?
Sencillamente he dicho que sí a cosas que me han ofrecido. He dicho que sí a cosas sin ser iniciativas mías. Lo cual me convierte en el primer sorprendido. Me costó mucho aceptar la propuesta de Orange porque no me veía capaz de llevar un late a diario. No sabía si era un error por mi parte meterme en un berenjenal haciendo otras cosas.
Yo empecé delante de la cámara mi carrera. Las primeras cosas que hice y las primeras ideas que tuve eran conmigo delante de la cámara. Por aquel entonces, en los primeros dosmil diez me veía más como actor o posible cómico que como director de cine, no me lo creía. Luego di una vuelta de torna y percibí que mi presencia había quedado un poco deslegitimada, que era algo que me había quitado de encima. Todo lo que me han ofrecido este año ha sido delante de las cámaras, no solo estos dos programas sino el papel de Veneno, que es de las cosas más bonitas que había hecho nunca. Comprenderás que ahora mismo tengo problemas de identidad y no sé quién soy ni a qué me dedico.
También es cierto que, desde 'Colossal', tu trabajo como director se ha adaptado a los confines de la ficción televisiva. 'Pooka' para Hulu, 'Justo antes de Cristo', 'El Vecino'... ¿Estos años enfocados a la televisión en sus múltiples formas han servido para cambiarte en la forma de afrontar el oficio o incluso a título estético?
Me ha demostrado a mí mismo que puedo ser capaz de no ser un director metomentodo. Para mí era importante saber que me meto en una rueda de la que no soy el último responsable, como con Justo antes de Cristo, y adaptarme a un plan previo a mí, pero sin dormirme, ni dejar de intentar añadir carisma y significado a lo que estás haciendo. Sí que me puedo mover en esos parámetros. Pero no significa que haya cambiado en algo.
Si ahora hago un largometraje mío dentro de poco no habrá cambiado nada. Tiene que ver más con un recorrido personal y con la variedad de experiencias que quieres tener en tu vida que con una evolución estilística. Aparte se tarda tanto en hacer una peli, y se tarda tanto en levantarla, que cuando la llegas a hacer has cambiado inevitablemente, ya eres otra persona. Voy a ser diferente, pero ¿por haber hecho series? No lo creo.