Gigantes ya ha llegado a su fin, con el lanzamiento el pasado 22 de marzo de la segunda temporada o, como ha Enrique Urbizu le gusta llamarla, “la segunda parte de una única temporada”. “El capítulo 7 y 8 estaban ya escritos cuando rodamos los seis primeros. Siempre pensamos cuando los leímos que había un germen para los seis segundos para cerrar de manera conclusiva en una temporada”, explica a VERTELE.
En el proceso de creación, el equipo liderado por el bilbaíno ha apostado por mantener el espíritu del serial, dejando que sea la familia Guerrero la que marque el ritmo antes que forzar acontecimientos. “Le debes hacer justicia al carácter de los personajes y del relato y no andar cubriendo con una narrativa más confortable, cómoda o explicativa”.
El director de No habrá paz para los malvados expone la idea citando a uno de los “gigantes” de la serie, Tomás Guerrero: “¿Qué haría mi padre ahora? Pensaría un poco, tampoco mucho, no le fuera a entrar el miedo”. “Lo mejor es esperar que sean los personajes que decidan adónde llegan y hacerles casos. Dejarles hacer lo que deben hacer. Cuando consigues que los personajes no dependan de ti, que hagan lo que deben, vas bien”.
Por estos motivos, por la libertad y confianza por parte de Movistar con la que ha trabajado durante todo el proceso, Urbizu asegura que “los últimos tres años han sido los mejores de mi vida profesional”.
El cierre no supone un desenlace a lo que la historia podría dar de sí, especialmente teniendo la ficción a un “personajazo” como Carmen Guerrero, la heredera de la familia, “con lo mejor del lado femenino y lo peor de su abuelo”. Pero considera que “la casa ha tomado una decisión interesante”: “Si algún día hay que hacer Gigantes Reloaded, hay material muy apetecible”.