Tras 16 días de la sonada ruptura de Tamara Falcó con Íñigo Onieva, por haber salido a la luz un vídeo en el que él se besaba con otra mujer después de haberle pedido matrimonio a la marquesa, el joven daba la cara, por primera vez, ante los medios.
Lo hacía al salir de una reunión con sus seres queridos. Se acercaba a los periodistas que le esperaban y todos los micrófonos aparecieron de golpe, con los logos de las televisiones privadas (Atresmedia y Mediaset) y agencias. Así, programas como Fiesta de Telecinco emitieron en directo sus palabras:
“Quiero pedir respeto para mi familia, para mi madre, hermana, hermanos... a los cuales les estoy profundamente agradecido por su apoyo condicional en este momento tan difícil. Siento que estén pagando las consecuencias sobre lo ocurrió y que sufran este acoso día sí, día también. No se lo merecen. Solo quiero vivir mi vida con normalidad”, dijo con voz entrecortada.
Cogió aire y continuó: “Aprovecho para pedir de nuevo perdón a Tamara, lo haré las veces que haga falta. Es algo que me tiene totalmente destrozado y de lo cual me arrepiento, el haberle hecho daño y haberle fallado. Si ya es duro haberla perdido toda esta repercusión mediática lo complica mucho más. Por lo que no tengo nada que celebrar, no he ido a niguna fiesta ni tengo ganas de nada”.
Pero antes de acabar no se olvidó de mencionar a sus empresas: “Lo único que quiero es volver a mis compromisos profesionales, estar con mi familia, con mis amigos íntimos que sin ellos, ni sin mi equipo de Mabel Capital y mis socios en Lula no hubiera podido manejar esta situación tan complicada de una forma llevadera”.
Y zanjó con lamento: “Lo único que quiero es que todo esto acabe lo antes posible, no somos ni villanos, ni héroes solo personas que cometen errores. Ruego encarecidamente respeto hacia mi persona, mi trabajo y mi familia”