Son pocas las apariciones televisivas de Isabel Preysler pero El Hormiguero ya lo ha logrado dos veces. La segunda fue este jueves, 14 de diciembre, que acudió al programa para promocionar su docureality en Disney+, en una entrega que fue mucho más larga de lo habitual. “He pedido que me dejaran alargar hoy”, decía Pablo Motos y despidió a su invitada sobre las 23:10 horas.
El presentador estiró todo lo que pudo la presencia de la celebrity, entrevistándola e invitándola a que participara en la tertulia de después junto a su hija Tamara Falcó. A lo que ella aceptó. Sin embargo, a lo que se negó él fue a prestarle su silla, como hizo la primera vez que acudió Preylser para dar su “perfil bueno”, como ella misma confesó en 2015. Preysler fue directa a la silla de él, pero él la corrigió: “Esta es la del presentador” y ella tuvo que conformarse con “mostrar su otra cara” a cámara.
Sentada ahora en el lado derecho de la pantalla, habló de sus hijos, de cómo pasan las navidades en familia, de la “liberación” que supuso para ella emigrar a España a los 18 años con sus padres y hasta de cómo vivió la muerte de Miguel Boyer.
Al ser conocida como “la reina de corazones”, Motos también le preguntó por el amor. Ella explicó que le enamora admirar a una persona, su inteligencia, el sentido del humor y la ternura, “eso es algo indispensable”. Como también señaló que lo que puede desgastar una relación son los celos, problemas en el trabajo, económicos... por eso siempre aconseja a sus hijos no depender de nadie.
Aunque sobre eso, aseguró que con los años cada vez duelen menos las rupturas: “La última no me dolió nada” aseguró ante las risas de un público que sabía que se refería a su relación con Mario Vargas Llosa.
“Momento histórico”: madre e hija juntas en la tertulia
Al acabar la entrevista, Motos dio paso a los colaboradores de la tertulia y Tamara se abrazó con su madre. “Momento histórico, las dos juntas en televisión”, señalaron las hormigas. Y aunque Motos la presentó como “nueva tertuliana”, Preylser dejó claro que solo era “por hoy”.
Tamara confesó que junto a su madre sentía como que “había ido al colegio a hablar con mi profe. Pero ahora lo he visto en directo y no podía decir nada”, bromeó. Mientras Preysler le aconsejó que “interviniera un poquito más y gesticulara un poco menos” en las tertulias.