Plataformas, operadores y deporte en TV: una relación que avanza a golpe de millones y alguna señal de alerta
“El fútbol ha hecho mejor a la televisión y la televisión ha hecho mejor al fútbol”. Esta frase la dijo Julio Maldonado 'Maldini' cuando, allá por 2017, le preguntamos desde verTele por la relación entre el medio catódico y el deporte rey. En su respuesta, el famoso comentarista de Movistar Plus+ también puso el foco en uno de los principales nexos de unión entre ambos mundos: el dinero que se paga por los derechos de retransmisión. “Antes, cuando no había tanto dinero, o cuando no se televisaba todo, los derechos eran mucho menores y los clubes vivían de la publicidad, de las entradas, de los abonos y de los socios. Ahora, lo más importante, con diferencia, es el dinero que pagan las televisiones”.
Seis años después, la realidad sigue siendo la misma. Es cierto que los grandes magnates y los clubes estado -de los que también habló 'Maldini' aludiendo al caso del PSG- han dinamitado la industria futbolística a base inversiones fuera de mercado, pero los derechos de televisión todavía son el principal sustento económico de infinidad de clubes. Y no solo de fútbol, también de otros deportes de masas que, al igual que el balompié, han vendido sus retransmisiones a unos precios cada vez más elevados.
Sin embargo, no todo son buenas noticias para los implicados. El mercado ha empezado a lanzar señales de un cierto retroceso, lo que nos lleva a la lanzar la siguiente pregunta: ¿vale el deporte por televisión tanto como se está pagando en estos momentos? Probablemente no, pero lo cierto es que el precio por los derechos de las grandes competiciones no deja de subir en la mayoría de mercados.
Más partidos y carreras para vender más contenido en TV
Esta tendencia alcista no es nueva, pues la industria televisiva asumió hace mucho tiempo que el deporte de masas es su joya de la corona, el contenido que genera más interés y el que más impulsa el número de suscripciones. La televisión en abierto bien lo supo durante años, al menos hasta que los operadores originales de pago se hicieron -especialmente en Europa- con el deporte más mainstream, convirtiéndolo decididamente en su principal reclamo. Ese que cada vez comparten más con las plataformas de streaming, que han irrumpido con fuerza en el campo de juego.
Mientras tanto, las grandes ligas se frotan las manos, porque entre operadores y OTT's siguen aumentando sus ingresos televisivos, aunque para ello tengan que tomar medidas cada vez más artificiales y controvertidas que justifiquen la subida de precios. La Fórmula 1, por ejemplo, tendrá en 2024 el calendario más largo de toda su historia (23 carreras). La NBA, por su parte, ha creado un torneo dentro de la propia temporada regular -In Season Tournament, algo así como nuestra Copa del Rey- para los meses de noviembre y diciembre. Y el fútbol continúa ampliando sus competiciones -las próximas, la Champions, el Mundial de clubes y el Mundial de selecciones- en perjuicio de un calendario cada vez más apretado.
La fórmula es sencilla: a más partidos, más consumo por parte de los espectadores y, por tanto, más dinero para las competiciones. Algo que las televisiones están aceptando, aunque algunas con más dudas que otras y dejando ciertas señales de retroceso, como antes comentábamos.
Aquí en España, por ejemplo, Movistar Plus+ ha adquirido recientemente los derechos de la Champions League hasta 2027, pero lo ha hecho a la baja (960 millones por los 975 del anterior ciclo). Mientras, la Euroliga de baloncesto sigue sin ventana de emisión -al menos, de manera oficial, ya que todo apunta también a Movistar Plus+- cuando quedan menos de dos meses para el inicio de la competición. Y la Fórmula 1 encara su próxima subasta con frialdad.
En Italia, la Serie A ha rechazado las primeras ofertas de Sky, DAZN y Mediaset porque no llegan a lo que exige por los partidos de la liga italiana -unos 1.150 millones de euros por, al menos, las tres próximas temporadas-. En Francia, RMC Sports ha renunciado en el último año a la liga portuguesa y a la liga inglesa. Y si nos vamos a un caso más extremo, ESPN Player, la OTT de la prestigiosa marca estadounidense para Europa, Oriente Medio y África, ha echado el cierre esta misma semana dentro de la época de recortes en la que se encuentra la cabecera deportiva de Disney.
Y a todo esto, los aficionados siguiendo cada negociación con la inquietud de saber cuántas suscripciones deberán asumir para ver sus deportes favoritos y, sobre todo, a qué precio. Algo que varía en función de cada país y de las particularidades y las corrientes de cada mercado, aunque con algunos puntos en común.
Movistar Plus+ acapara el deporte en España
En nuestro país, la voz cantante de los derechos deportivos la lleva Movistar Plus+, que tiene en ellos su principal activo para vender fibra, teléfono y móvil, su verdadero negocio. Sin embargo, el descenso en el número de suscriptores se ha dejado notar en algunas de las últimas decisiones de la compañía. Por ejemplo, en su relanzamiento como plataforma de streaming para todos los usuarios, con independencia de su operador telefónico, y en la que ofrece partidos de su amplísimo catálogo de competiciones: Liga de Campeones, LaLiga, NBA, Liga Endesa, Copa ACB, NFL con la Superbowl, Seis Naciones de rugby, Bundesliga, Serie A, LaLiga Hypermotion (Segunda División), Supercopa de España, Wimbledon, el US Open y los Masters 1000 de tenis.
Los derechos de LaLiga los adquirió en 2021 junto a DAZN, hasta 2027 a razón de 4.950 millones de euros (a 990 por temporada) y cinco partidos por jornada cada una. No obstante, poco después llegó a un acuerdo con la OTT (valorado en 280 millones) para incluir sus cinco partidos dentro de su plataforma, haciéndose así con todo el campeonato, pero emitiendo solo algo más de la mitad en exclusiva. Gracias a un acuerdo anterior, los contenidos de DAZN también se pueden ver en Movistar Plus+, aunque para ello es necesario una cuenta en la plataforma deportiva.
En el caso de Movistar Plus+, quizá lo más relevante en estos momentos sea que en mayo quedó libre de las restricciones que hasta entonces le marcaba la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) desde que, en 2015, Telefónica compró Canal+. Esto supone, entre otras cosas, que ahora la operadora no está obligada a compartir sus contenidos con el resto de operadores, lo que la sitúa en una situación ventajosa.
Aun así, hay casos en los que lo sigue haciendo para recuperar parte de lo invertido -ha llegado a un acuerdo con Orange para la Champions y LaLiga-, pero en este tiempo también ha dado la sorpresa al comprar en exclusiva el US Open de tenis, que hasta ahora era de Eurosport. Además, se espera que haga lo propio con la Euroliga de baloncesto, toda vez que DAZN parece haber renunciado a dicha competición, que fue junto al Mundial de MotoGP y la Premier League, su puerta de entrada a España en 2019.
Por aquel entonces, DAZN irrumpió en nuestro mercado a un precio de 4.99€/mes. Ahora su plan más caro -DAZN Total- cuesta hasta ocho veces más (39.99€/mes o 29.99€/mes con el plan anual fraccionado) tras subir este mes sus precios por segunda vez en lo que va de año. Esta subida, más fuerte que las anteriores, responde a un “ajuste” de precios, según Quim Domenech, Senior Vice President Content en DAZN España, y coincide con el inicio de la segunda temporada de LaLiga que ofrece DAZN -a cinco partidos por jornada-. Sin olvidar la reciente incorporación del NFL Game Pass International, que se selló en febrero con un acuerdo con la liga estadounidense por los próximos 10 años.
A pesar de la llegada de estos dos contenidos, y de la permanencia de otros como la Premier League, la MotoGP y la Fórmula 1, la subida de DAZN no ha estado exenta de críticas por parte de los usuarios. La cuestión es que mientras Movistar Plus+ (fibra y el móvil), Amazon Prime Video (compras online) y TVE (contenidos al margen del deporte) tienen otros negocios con los que rentabilizar sus inversiones deportivas, DAZN se sustenta casi en exclusiva en las suscripciones. Por tanto, éstas son su vía de negocio, y de ahí que esté subiendo el precio a un ritmo tan alto, pues su otra fuente de ingresos -la publicidad- no basta para afrontar el desembolso realizado por LaLiga y demás competiciones.
En lo que respecta a TVE, que apenas puede emitir publicidad, el retorno económico es todavía menor. Sin embargo, la cadena pública lleva un par de años invirtiendo mucho en deportes de máximo interés. Por su función de servicio público, pero especialmente para, a través de estos grandes eventos deportivos, llevar al público al resto de sus contenidos y subir su cuota de pantalla.
“Un evento se compra para relanzar una situación, una oferta de programación, etc. Y este es el camino que yo le veo a la compra de eventos que se había realizado”, explicó José Pablo López, director de Contenidos Generales de RTVE, a verTele en diciembre para justificar la emisión del polémico Mundial de Qatar en la radiotelevisión pública (previo pago de 32 millones de euros) y la adquisición de otras citas deportivas de primer nivel, tales como las finales de la Champions League de 2023 y 2024, los partidos de la selección de fútbol hasta 2026 y los partidos de las selecciones españolas de baloncesto hasta 2025.
Por ahora, a La 1 le está saliendo bien la jugada, pues gracias al Mundial de Qatar evitó que 2022 fuese el peor año de su historia en audiencias. Y este verano, el Tour de Francia, la Eurocopa Sub-21 y el Mundial de fútbol femenino han ayudado a la pública a subir a la segunda posición del ranking y a firmar su mejor verano desde 2018. A todo esto, Teledeporte sigue ahí como una ventana para los deportes de menor seguimiento. Y La 2 ha sido recuperada este verano para la causa después de una década sin retransmisiones deportivas.
La entrada de Amazon Prime Video en Europa
El modelo futbolístico español, compuesto por un operador tradicional (Movistar Plus+) y una plataforma de streaming (DAZN), más una cadena en abierto para las selecciones nacionales (TVE), es similar al de otros países de Europa. Sobre todo al de Francia, donde hace unos días Canal+ llegó a un acuerdo con DAZN para compartir sus partidos de la Ligue 1.
La diferencia de ambos países con otros punteros del continente es la ausencia en la ecuación de Amazon Prime Video. Se rumoreó que la plataforma de streaming podría pujar por LaLiga en la última subasta, pero ahora mismo únicamente ofrece en nuestro país DAZN y el canal de la Segunda División, ambos a través de suscripciones independientes. En cambio, en Italia, Alemania e Inglaterra emite partidos de la Champions League (en torno a 17-18, habitualmente en la noche del martes y con equipos del país local involucrados) mientras que otras operadores (Sky, DAZN y TNT Sports, respectivamente) se quedan con el resto del torneo y asumen, por tanto, la mayor parte de la cuantía de los derechos.
Esta fórmula también se extiende a Inglaterra en lo que concierne a la Premier League, pues Sky y TNT Sports ofrecen el grueso de la competición y Prime Video un pequeña cuota de partidos (20, entre ellos los del Boxing Day). Algo que, por otro lado, obliga a los aficionados a contratar tres compañías diferentes si quieren ver todos los partidos televisados.
Habrá que ver qué sucede a partir de otoño, cuando la liga inglesa abra la subasta por los derechos de 2025 a 2028, para la que espera un aumento significativo respecto a lo recaudado en el anterior ciclo en Inglaterra (unos 5.600 millones de euros). Para ello, la Premier League estudiar aumentar el número de partidos televisados (de 200 a más de 260), fijar más encuentros los lunes y los viernes, y fragmentar los horarios para que las jornadas abarquen más horas a lo largo del día.
Mientras se acerca esta subasta, la Serie A está realizando la suya propia en Italia, aunque sin llegar a un acuerdo, como comentábamos antes. En Alemania, la Bundesliga se aproxima a la suya con visos de que sea al alza, pues el valor de los derechos (adquiridos por Sky y DAZN) sufrió un descenso de 200 millones de euros en la anterior puja al ser vendidos en plena pandemia (aun así ganó unos 5.100 millones de euros por cuatro años). Y en Francia, la Ligue 1 espera alcanzar los 1.000 millones por temporada por los derechos de televisión (ahora está por debajo de los 700).
Mientras tanto, a nivel global, las previsiones de la UEFA son alcanzar los 5.000 millones de euros por los derechos de la Champions League a partir de la temporada 2024/2025, en la que entrará en vigor su nuevo formato con más partidos y equipos. Por su presente ciclo recaudó en su momento 3.000 millones, mientras que la cifra hace una década fue de algo más de 1.000 millones, lo que evidencia el fuerte crecimiento de la competición dentro y fuera de Europa.
Estados Unidos y el poder de la TV en abierto
En esto último tiene que mucho que ver Estados Unidos, cuyo interés por el fútbol ha crecido muchísimo en los últimos años. Y esto ha tenido su correspondiente efecto en el streaming. Apple TV+, con su compra de la MLS a nivel mundial, ha sido clave en la llegada de Leo Messi al Inter Miami. Y HBO Max sorprendió el año pasado al comprar los partidos de las selecciones estadounidenses hasta 2030.
Sin embargo, el fútbol sigue estando por detrás de la NBA y la NFL. Y lo está, más allá del histórico arraigo de estas entre los estadounidenses, porque la liga de baloncesto y la liga de fútbol americano tienen una importante presencia en la televisión en abierto. Por ejemplo, la NFL selló un acuerdo en 2021 con hasta cinco agentes televisivos diferentes entre cable, streaming y televisión lineal (Amazon Prime Video, CBS, ESPN/ABC, Fox y NBC) para emitir sus partidos hasta 2033.
La NFL es, con una diferencia absolutamente sideral sobre el resto, el contenido más visto en Estados Unidos. De ahí que todos quieran hacerse con sus derechos, aunque sea de manera parcial y pagando, como hicieron en dicho acuerdo los agentes implicados, una cifra conjunta cercana a los 113.000 millones de dólares (unos 103.000 millones de euros). La NBA, consciente de que parte del éxito de la NFL es que se ofrece en abierto, también busca que más cadenas generalistas retransmitan encuentros a partir de 2025. Aun así, confía que las principales plataformas de streaming también se interesen por sus derechos de retransmisión, para los que espera obtener más de 5.000 millones de dólares por temporada (más del doble que ahora) en la próxima subasta.
Todo esto arroja una triple conclusión: los modelos de Europa y Estados Unidos, en lo que a los derechos deportivos se refieren, no son iguales. Pero sí la desmedida ambición de sus competiciones por multiplicar sus ingresos televisivos en próximas subastas. Los operadores de pago lo asumen porque renunciar al deporte significa renunciar a mucha cuota de mercado. Y los aficionados se resignan a ver cómo ver a su equipo favorito de manera legal cada vez implica rascarse más el bolsillo.