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Un soltero de 'First Dates' arruina su cita por negarse a bailar reggaeton: “Preferiría comer mierda”

First Dates no tuvo demasiado tino al unir a Oriol, de 44 años, y Cristina, de 40, dos solteros en busca de su media naranja que no parecían tener compatibilidad de modo alguno.

Mientras ella lleva cinco años sola tras pasar 18 años con el que es el padre de sus hijos, la soltera acudió al programa en busca de empatía, tiempo y sentido del humor. Ha sido en el local donde ha conocido Oriol, que se ha presentado a sí mismo como “un gordo de toda la vida”, pero ahora con abdominales y vistiendo pantalón corto tanto en verano como en invierno.

“Es que eres gilipollas o qué te pasa”

La cita transcurría, y ambos se daban a conocer hablando de experiencias pasadas, hasta que Oriol quiso preguntar a su cita si le gustaba el reggaeton: “Dime que no te gusta, por favor”, a lo que ella contestó: “A mí me gusta todo”. Oriol se llevó las manos a la cabeza mientras ella trataba de explicarse: “Tengo una hija adolescente, me ha puesto reggaeton a veces y mi cuerpo es muy bailongo”.

“Yo también”, respondía Oriol, que terminó por añadir: “Pero tengo unos principios muy claros”. El soltero relató en el confesionario que cuando va a un sitio y le ponen reggaeton, él se marcha: “A ti te dicen, ¿te gusta comer mierda? No. ¿Verdad que no te la vas a comer? Pues esto lo mismo, me vas a poner mierda en la cara, pues no entro”.

Sin dar crédito aún a la situación, Oriol trató de hacer reflexionar a su cita: “Una mierda que se está metiendo contigo, y encima tú ahí... ¿es que eres gilipollas o qué te pasa?”.

Sin embargo, a Cristina no le gustaron las formas ni las palabrotas del comensal, algo que se estuvo repitiendo a lo largo de la velada, y que ella terminó por echar en cara en el confesionario: “Es que las formas que tiene”, comenzó realizando un silencio de reflexión. “Yo reconozco que a veces suelto tacos, pero sé comportarme. La forma que tiene al hablar sin filtros me choca demasiado”.

Tras ello, Matías interrumpió la velada de los allí presentes para poner algo de música y animar a todos a bailar, justamente con algo de reggaeton. Oriol se negó, y su cita tratando de mantener las formas y respetando su decisión, volvió a sentarse. “Ponme música, esto no es música”, se quejaba el soltero.

“Me gusta todo, heavy, rap, mákina... me gusta todo, todo”, continuó diciendo Oriol, manteniéndose firme en su decisión. “Lo siento, le tengo mucho asco, no puedo con ello, preferiría comer mierda”, terminó por concluir cuando la música se detuvo.

Ella lo definió como “garrulo, malhablado, pasota”

La cita iba a llegar a su fin con poca química, aunque Oriol no se percató de eso. En la velada, el soltero había confesado que había sido infiel en el pasado, defendiéndose así: “después de dos años sin follar, qué quieres…”, y también que se había aficionado a ir a locales “liberales en los que follas delante de todo el mundo”.

Muy alejado de los gustos y de la forma de ser de Cristina, esta se mantuvo muy educada en la velada, a pesar de que pensaba que su cita era un “garrulo, malhablado, pasota…”. Finalmente, el momento decisivo llegó, y Oriol dejó claro que quería seguir conociendo a Cristina, ya que nunca había conocido a una mujer con las neuronas tan bien puestas.

Sin embargo, ella no compartió la decisión, y prefirió no tener otra cita porque lo que ella buscaba era empatía, algo que le dijo a Oriol, quien dio la siguiente respuesta: “¿Eso qué es?”.