'Supervivientes' salvó a un nominado, reencontró a Aurah con Ángel y derrumbó a Pedro Gª Aguado por su vida

Aurah y Ángel, en 'Supervivientes 2024'

Paula Hergar

12 de junio de 2024 02:02 h

Este martes, 11 de junio, Telecinco emitió el último Supervivientes 2024: Tierra de Nadie en el que los seis concursantes que quedan protagonizaron su última mudanza, en esta ocasión, a Cayo Paloma, la antesala de la gran final (que ya tiene fecha como publicamos en el calendario).

La entrega cumplió con la Mesa de las Tentaciones que no pudo acabar por falta de tiempo hace dos entregas. Por lo que permitió que Blanca comiera un cuarto de tortilla a cambio de cortarse el pelo, que Torres probara hamburguesas si iba con taparrabo y que Pedro García Aguado comiera salmorejo, arroz con leche y pasta bolognesa a cambio de depilarse el brazo, una pierna y el pecho con cera.

El coach también fue protagonista al cruzar el puente de las emociones, mientras Aurah Ruiz llegaba a plató y Gorka era el salvado por la audiencia. De forma que Blanca y Marieta se enfrentarán en la próxima expulsión.

El puente de las emociones de Pedro: “No se lo voy a perdonar nunca a la droga”

Le tocó el turno a Pedro de cruzar el Puente de las emociones: “Vamos a remover muchas cosas” decía él antes de pisar el primer escalón y ya con la voz rota.

La primera pregunta fue sobre su infancia: “Hasta los 12 años mi vida fue bien, una época feliz, pero a los 12 se truncó”, lamentó. “En la adolescencia mis padres se divorciaron, en 1980, mi madre se fue con una tercera persona y se fue de casa. Ahí empecé a odiarla mucho, sentir rabia por lo que estaba pasando. Eso cambió mi vida”.

Recordó que en aquellos 80 el divorcio se vivía distinto: “En el colegio te señalaban con el dedo, una profesora me humilló, fue duro”. Sobre su madre: “Me arrepiento tanto de haberla juzgado. Porque con esa edad no sabes discernir. La rechacé. Hizo mucho daño a mi padre, estaba muy enamorado pero ella fue valiente. La he perdonado y me ha perdonado. No hay nada que perdonar, hay cosas que entender” corrigió.

Siguió con su época en el waterpolo: “Empecé nadando en un club donde fui muy feliz de los 12 a los 17 años. A los 18 me mudé a Barcelona para desarrollar mi carrera profesional y contagiamos de nuestra energía a la Selección. En los primeros Juegos quedamos sextos. En Barcelona llegamos a segundos y en Atlanta 96 ganamos el Oro, en Sidney cuartos. Fuimos el mejor equipo de la Historia. Lo recuerdo como la mejor época, era tan bueno, hacía cosas que nadie era capaz pero no me lo creía”.

Preguntado por cómo se truncó todo ello: “La mala vida, con hábitos poco saludables, las noches de fiesta... y mi carrera fue cayendo. El waterpolo me lo dio todo pero no lo supe gestionar. Lo perdí todo. Eso sí que no se lo voy a perdonar nunca a la droga, convirtió los mejores años de mi carrera en un infierno”, lamentó entre lágrimas.

Finalmente, pudo salir de ahí: “Me había arruinado, no tenía nada. Perdí a las madres de mis hijas. Y pedí ingresarme, momento en el que mi padre me dijo que por fin le pedía dinero para un tratamiento” recordó rompiéndose. “Lo hice lo mejor que supe. Durante dos años”.

Sobre su salto a Hermano mayor: “Publiqué un libro y una redactora lo leyó. Compraron un formato y me contrataron para ese programa. Llevaba siete años recuperado, nunca había hecho televisión. Estuve siete temporadas”, agradeció y recordó que supo ayudar a los jóvenes “porque yo pasé por lo mismo”.

Aurah, en plató: “Te pido perdón a la cara, Ángel”

Aurah entró a plató gritando al ver a sus seres queridos, exceptuando a su marido y a su hijo que no estaban en plató. Aún así, hasta levantó en el aire a Carmen Borrego de la emoción. Todo lo contrario del recibimiento de Ángel Cristo a quien casi ni vio.

Al sentarse frente a Sobera reflexionó sobre quedarse a las puertas: “Ya me veía finalista porque me habían salvado tantas veces... si me iba me iba satisfecha y si me quedaba iba a darlo todo. Pero estoy súper orgullosa del concurso que he hecho”.

En cuanto a la gran bronca con Ángel, la expulsada recapacitó: “Ahí me arrepentí. Te pido perdón a la cara, me equivoqué. Tenía ganas de quitarme esa espinita”, dijo mientras él ni la miraba. “La amistad que tuve con él era verdad y me la creí”. Pero lo único que él respondió fue que necesitaba “tiempo para ordenar mis ideas”.

Preguntada por su enemistad con Torres: “Me gustaría saber de dónde sacó que a mí me gustaba. A mí me gusta mi marido y él se inventó que ha habido caricias, miradas... es bonito recapacitar y disculparse”.

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