Una actriz de 'Juego de Tronos' desvela que la serie eliminó la escena de su muerte siendo violada
Diez años después del estreno de Juego de Tronos, la serie sigue dando que hablar más allá de su engrosada lista de spin offs. Esta vez ha sido Hannah Waddingham, intérprete de la Septa Unella, quien ha revelado nueva información. La actriz ha explicado que el final de su personaje estaba previsto que fuera de otra forma.
Unella apareció en la quinta y sexta temporada de la ficción, en las que sirvió en el Gran Septo de Baelor en Desembarco del Rey. Allí custodió Margaery Tyrell (Natalie Dormer) y después a Cersei (Lena Headey), a quien hizo la vida imposible. Junto a la segunda protagonizó una de las escenas más icónicas de la serie, en la que Unella es quien grita a la mayor de los Lannister en su 'Paseo de la Vergüenza'.
Como era de esperar, Cersei se acabó vengando. Tras provocar la explosión del Gran Septo, encarceló a la que había sido su vigilante, le confesó todos sus 'pecados' y dejó en manos de Gregor Clegane. Su muerte, aunque imaginamos que incluiría tortura, no fue mostrada en el metraje porque la Lannister salía de la sala y cerraba la puerta.
“Iba a ser violada por La Montaña, pero creo que después de las quejas por la violación de Sansa, decidieron no seguir adelante”, ha declarado Waddingham a Collider. En efecto, Juego de tronos había recibido críticas por la violencia sexual contra las mujeres de la serie, principalmente por la citada violación a Sansa y también a Daenerys en la primera tanda.
“Creo que probablemente lo cambiaron mientras yo viaja a Belfast, porque me enviaron de repente nuevas separatas [guion de las escenas que se ruedan en una jornada] y me dijeron que iba a necesitar un traje de neopreno”. “Pensé que se habrían equivocado”, recordó, “pero cuando llegué me pusieron el traje y pregunté por qué. Me dijeron que habría tortura con agua”.
En la escena, con Unella ya prisionera e inmovilizada, antes de que entrara Gregor Clegane, Cersei le ahoga con vino mientras le contaba sus pecados. “Estuve atada a una mesa de madera con correas durante diez horas”, lamentó, “fue el peor día de mi vida. Lena estaba incómoda vertiéndome líquido en la cara durante tanto tiempo, y yo estaba fuera de sí”.
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