Por qué tienes que ver 'Making a Murderer', la serie 'killer' en Estados Unidos
Por Elsa Aguado y Paula HernándezElsa AguadoPaula Hernández
El pasado 18 de diciembre se estrenaba 'Making a Murderer' en Netflix, una serie documental que Moira Demos y Laura Ricciardi tardaron en rodar 10 años. Entonces eran estudiantes de cine que querían cubrir un conocido caso judicial. Poco después descubrieron que tenían entre manos uno de los mayores casos de corrupción policial y judicial.
Se trata de la vida de Steven Avery, un hombre que estuvo entre rejas 18 años hasta que descubrieron que había sido inocente del delito por el que cumplía condena. Dos años más tarde, volvían a acusarle de un caso aún más grave.
Con el lanzamiento de los capítulos de 'Making a Murderer' se ha abierto la caja de Pandora y el escándalo ha llegado a tal magnitud que hasta la Casa Blanca ha tenido que pronunciarse.
Un hecho real, que muestra unas injusticias reales, con unos protagonistas que ahora mismo sufren las consecuencias. Explicamos (SIN SPOILERS) por qué no debería perderse este magistral documental de 10 episodios, y narramos las repercusiones que está teniendo en la actualidad (PARTE CON SPOILERS)
Te detallamos por qué tienes que ver 'Making a Murderer' SIN SPOILERS
- Cuando una pequeña historia se convierte en universal: Moira Demos y Laura Ricciardi empezaron a grabar el documental hace 10 años cuando eran estudiantes de cine. Leyeron un artículo sobre el caso de Steven Avery, un hombre que había estado en la cárcel durante 18 años y fue liberado tras descubrirse que era inocente. No conforme con ello, acababa de ser acusado por segunda vez, en plena batalla en los tribunales. Las jóvenes pensaron que era una buena historia para su trabajo final de carrera y acudieron a cubrirlo.
Alquilaron un coche y fueron “con una cámara prestada de un amigo”. Su intención era la de “relatar los hechos y el transcurso del juicio, yendo y viniendo de Nueva York en función del calendario de las vista orales”. Pero con el paso de los días, el caso fue tomando unas dimensiones cada vez más dantescas con hechos truculentos y sorprendentes.
Así, el proyecto universitario se quedó pequeño y se fijaron como objetivo “contar desde dentro cómo funciona el sistema judicial penal americano, tomando como referencia el caso de Steven Avery”, algo que también se superó con este caso tan particular y “lo que sucedió mientras grabábamos superó nuestras expectativas”.
- Basado en hechos reales, lo más agobiante: si la realidad siempre supera a la ficción, en este caso queda completamente patente. Cualquier guionista que hubiera escrito esta historia habría sido tachado de retorcido y maquiavélico, pero lo que hace más impactante al documental es que todo es real, ha pasado y está pasando.
Las 700 horas que grabaron las creadoras (y que se han reducido a 10) son tan crudas que quieres salir de casa a gritar para desahogarte por las continuas contradicciones que estás viendo sin poder hacer nada. Sin sangre, sin escenas encarnizadas, solo mostrando un sistema judicial exasperante contra el que no puedes luchar sin dinero.
Los 10 capítulos te demuestran lo atados de pies y manos que estás, no puedes intervenir en el juicio, no puedes insultar (porque lo harías continuamente), no puedes zarandear a los asistentes para que actúen de forma diferente, no puedes dar marcha atrás para cambiar los hechos...no puedes dejar de mirar.
- Steven Avery y otros personajes: se trata de un documental y, por lo tanto, nadie ha creado a los protagonistas. Ellos tienen vida y, de hecho, ahora mismo están en algún lugar del mundo. Pero como si de un guión perfecto se tratara, hay buenos y malos y personajes grises. A algunos les coges cariño y a otros les enviarías a una 'boda roja'.
Hasta somos testigos de la evolución del propio Steven Avery, el protagonista, al que el espectador verá crecer, física e intelectualmente, de adolescente a adulto. Sus padres, sus novias, sus abogados y los contrarios forman un elenco maravilloso que muchas series desearían tener.
La identificación con estos personajes es inevitable, todos hemos conocido (o tenido) padres como los de Avery, sobrinos o vecinos, como los que se muestran en el documental. Todo es tan 'familiar' que hasta el punto de partida de los hechos nos podrían ocurrir a cualquiera de nosotros: una discusión con su prima que el protagonista pagará con creces.
- Pueblos pequeños, infiernos grandes:Manitowoc es la pequeña ciudad de Wisconsin donde sucedieron los hechos. Ese mismo territorio se convierte en otro personaje más de la historia y único testigo de la historia completa: allí se crió la familia Avery, allí ocurrió todo, allí quiso volver el protagonista al ser indultado la primera vez, y allí le volvieron a hacer la vida imposible.
La ciudad acaba teniendo personalidad propia y el espectador la ama y la odia constantemente. Los Avery tenían su rol en ese territorio, eran una familia independiente del resto del pueblo, y hasta tenían su propia calle: “Yo estaba orgulloso de mi apellido”, dice en un momento el patriarca. Algo que desata las envidias tan conocidos en los lugares pequeños y que son cruciales en esta historia.
- Un nuevo género televisivo: el fenómeno de Serial (un documental radiofónico seriado) demostró el interés del público por los casos judiciales y basados en hechos reales. 'Paradise Lost', 'The Jinx' y 'The imposter' siguieron su estela con buenos datos de audiencia y un mayor impacto social dejando patente que este género renovado ha llegado para quedarse.
Se trata de una mezcla de ingredientes de 'Crímenes imperfectos', con 'The Killing', Truman Capote y las crónicas de Nacho Abad. Todo ello perfectamente diseccionado para crear un guión de ficción, a través de una historia real que consigue cliffhangers imposibles de ignorar. Sin duda, estamos ante un nuevo resurgir para esta tipología de documentales.
¿Cuáles han sido las consecuencias? CUIDADO SPOILERS
'Making a murderer' ha vuelto a traer a primera plana el caso de Steven Avery. Su proceso, encerrado 18 años por un crimen que no cometió y ahora cumpliendo cadena perpetua por el asesinato de una joven, conmocionó a Estados Unidos. Ya llenó en el pasado horas de televisión, páginas de periódicos y conversaciones entre la población.
Uno de los efectos que provoca en el público son las teorías cual detective doméstico: ¿Es Avery culpable de la muerte de Teresa Halbach? ¿Inocente? Todo espectador, famoso y anónimo, está teorizando y hablando con sus amigos, expresándose en redes sociales. Tal y como declaró el ejecutivo de Netflix Ted Sarandos, “queremos que la gente la vea y decida por sí misma”.
Al margen de si lo hizo o no Steven, 'Making a murderer' señala e intenta demostrar que presuntamente la investigación policial no fue transparente, y refleja las fisuras del sistema judicial estadounidense.
Hay pruebas y testimonios que incriminan al protagonista que no cuadran (esa ya mítica llave, las pruebas de ADN, tubos de sangre, marcas en el coche); policías que fuerzan en interrogatorios para crear presuntas (falsas) confesiones (el sobrino Brendan Dassey); trabajadores de la científica que casualmente tienen despistes... Las contradicciones generan dudas, se lleva al espectador hasta la confusión sobre cómo funciona la justicia, hasta hacerse incontables preguntas a lo largo del visionado.
El ex fiscaly 'rival' de los tribunales de Avery, Ken Kratz, recalcó que se han omitido en los 10 capítulos pruebas contra el protagonista (Steven fue el que pidió aTeresa Halbachque fotografiara su coche, llamadas a su móvil...). Las directoras Laura RicciardiyMoira Demos y Netflix defienden que es imposible condensar 700 horas de grabaciones, por lo que no todo pudo ser incluido.
Respuesta del gobierno de Obama y firmas para un indulto
La indignación generada en un sector de la población americana ha supuesto la suma de varias iniciativas en Change.org y firmas para que Obama pida perdón a Avery y a su sobrino Brendan Dassey, también condenado. En un comunicado, la Casa Blanca explicaba que “el presidente no puede perdonarlos. En este caso se necesitaría un indulto que tendría que ser elaborado por las autoridades competentes a nivel estatal. [...]”.
Políticos como la candidata demócrata Hillary Clinton han sidos preguntados por la causa.Hasta la comunidad Anonymous ha expresado su intención de investigar qué pasó en verdad. El caso está en el ojo de mira de altas instancias.
Directoras en pleno tour televisivo
Desde su estreno en diciembre, no han parado de salir reportajes en la prensa, y evidentemente las creadoras de 'Making a murderer' están contextualizando su proyecto. Las directoras han explicado cómo fueron reuniendo el material, y han visitado espacios influyentes como 'Today' de NBC, donde expresaron que el jurado del juicio de Steven llegó a temer por su seguridad.
Y hasta han pisado platós de entretenimiento, como el late de Stephen Colbert.
Los abogados, estrellas en la red
El eco mediático de 'Making a Murderer' no ha sido pasado por alto tampoco en el mercado audiovisual. Entre las últimas menciones, destaca el guiño de la comedia 'Zoolander 2' al póster de la serie documental.
Entre el eco de la red, comentarios, montajes y memes han ido sumándose progresivamente. Una de las creaciones más virales fue la ilustración compartida por famosos -como la actriz Kristen Bell ('Veronica Mars')- sobre los dos abogados que defendieron a Avery. Los letrados son ya estrellas en internet, siendo dos de los rostros más seguidos del documental. Buzzfeed dedicó un reportaje al furor porDean Strang y Jerome Buting.
¿Segunda temporada a la vista?
En los TCA, Ted Sarandos comentó que no se ha dado orden de grabaciones por el momento, pero que no descartaba que Netflix produzca nuevas entregas. La historia “se sigue desarrollando, ciertamente le echaremos un vistazo”, declaraba el directivo.
Por su parte, las directoras confirmaron a Variety que en las últimas semanas han hablado por teléfono con Avery. “Las conversaciones se han grabado con vistas a ser incluidas en futuros episodios”, explicó la directora Ricciardi.
“La gente está obsesionada” desde que Netflix lanzara en diciembre 'Making a murderer'. Como decimos, es una historia real. En la cárcel, condenado hasta 2048, Steven Avery continúa luchando por su causa: “Yo soy inocente”, replica cada día.