Arcos de la Frontera, un balcón en la Sierra de Cádiz

Roberto Ruiz

20 de junio de 2019 20:12 h

A solo 65 km de su capital, Arcos de la Frontera está considerado uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Cádiz, e incluso de toda España. Con una ubicación estratégica, en alto y vigilante sobre el río Guadalete, hace de puerta de entrada a los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz. Además, su centro fue declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional por derecho propio.

Su nombre proviene del que le dieron los romanos, Arx-Arcis (fortaleza en altura), y ya en época musulmana era conocido como Arkos. En el siglo XI llegó a ser un pequeño reino de Taifa, época de la que aún se conservan restos de muralla, el entramado de sus calles o el alcázar militar, pero su verdadero esplendor llegó entre los siglos XV y XVII, cuando se llenaría de iglesias, conventos y casas señoriales.

Hoy Arcos de la Frontera se levanta en el horizonte andaluz con sus casas blancas, sus arquitectura monumental y sus calles empinadas. Un lugar para pasear y dejarse conquistar

Ruta por Arcos de la Frontera

El casco histórico de Arcos de la Frontera es un lugar para recorrer tranquilamente a pie, disfrutar de sus callejuelas, plazas y recovecos, por lo que habrás de dejar el coche fuera de la zona monumental. De hecho, solo los vehículos de vecinos y hospedados en el centro tienen el acceso permitido.

Arcos sabe cómo cuidar sus calles, perfectamente encaladas y decoradas. Las más pintorescas son a su vez las más visitadas, y eso se deja ver en establecimientos, terracitas y restaurantes, por lo que si buscas un rincón tranquilo donde desconectar un rato lo mejor es evitar la temporada de mayor afluencia turística.

Para no perderte nada, ni perderte tú mismo por sus estrechas calles, lo mejor que puedes hacer es parar en la oficina de turismo que encontrarás en la propia Calle Cuesta de Belén, la principal vía de acceso peatonal. Y entonces sí, mapa en mano, seguir la ruta que visita los principales puntos de interés del pueblo, perfectamente indicados y explicados con paneles informativos en sus fachadas. Poco a poco, y siguiendo calles empedradas y alguna que otra cuesta, tus pasos te llevarán por lugares como estos:

  • El Pósito

Antes incluso de entrar en la zona monumental merece la pena detenerse en este antiguo pósito. El edificio es de 1788 y fue levantado por orden de Carlos III como almacén de trigo. Hoy en día es un centro de salud pero aún luce una cuidada portada barroca de mármol con frontal curvo.

  • La Plaza del Cabildo

Es la plaza más importante de Arcos, sobre todo por la cantidad de puntos de interés que concentra. En ella encontrarás el Castillo Ducal, reformado en los siglos XIV y XV aunque fuera alcázar militar en época musulmana; el Ayuntamiento, que lleva allí desde 1634 y luce un espectacular artesonado mudéjar en su interior; la Basílica Menor de Santa María de la Asunción, que se remonta a los siglos XIII y XIV aunque luzca fachada gótico-plateresca y torre neoclásica; el Parador Nacional, desde donde se consigue una de las mejores vistas de Arcos y su cortado; y el mirador del Balcón de la Peña Nueva, con unas espectaculares vistas del río Guadalete y todo el horizonte.

  • La Plaza de las Boticas

No es una gran plaza, sobre todo comparada con la del Cabildo, pero en ella se encuentra el Convento de las Mercedarias Descalzas, de medidos del siglo XVII y el único de clausura que queda en Arcos, y el Templo Inconcluso de los Jesuitas, que se comenzó en 1759 y nunca se terminó debido a la expulsión de los Jesuitas de España.

  • El Mirador de Abades

Hay que llegar al Mirador de Abades para ver el discurrir del río Guadalete bajo el Puente de Hierro de Arcos, llamado de San Miguel, y para pasar de camino por un buen número de puntos de interés, como el Teatro Olivares Veas, de principios del siglo pasado, por la pinacoteca de Arcos, por el Palacio del Mayorazgo del siglo XVII, el pequeño Jardín Andalusí que encontrarás a su espalda, y por el Convento de los Jesuitas, de 1675, y que hoy es un colegio público.

  • Y un buen número de Casas-Palacio

En Arcos puedes llegar a perder la cuenta si empiezas a contar sus Casas-Palacio. Sus pasados años de esplendor se dejan ver en cada rincón y es imposible que estas edificaciones señoriales pasen desapercibidas a tu paso. La mayoría son de los siglos XVII y XVIII, con portadas de piedra como las de los Virués de Segovia e Inestal, la de los Nuñez de Prado, la de los Marqueses de Torresoto, la de Juan de Cuenca y Farfán de los Godos… y así unas cuantas más. Destaca especialmente la del Conde del Águila, al ser la más antigua al datar del siglo XV, y poder considerarse una joya del gótico tardío con tradición mudéjar.