Ducha de los Alemanes, ruta a una de las cascadas más bonitas de la Sierra de Guadarrama

Por una antigua calzada romana entre pinos en el Valle de la Fuenfría, en el municipio de Cercedilla, se llega a la Ducha de los Alemanes, una bonita cascada en plena Sierra de Guadarrama. La Ducha de los Alemanes es un salto de agua de dos metros que proviene del arroyo de la Navazuela, del río Guadarrama. Un lugar perfecto ahora que empieza el verano (y el calor) para perderse y desconectar con amigos o familia a una hora en coche de Madrid.

Para pasar el día, es recomendable llevar ropa y calzado cómodo y apto para zonas de agua, una buena cantimplora para mantenerse hidratado y algún tentempié para tomar en el camino. Si ya nos encontramos en época veraniega, toalla y bañador para pegarse un chapuzón; aunque dicen que las aguas de esta zona son de las más frías de la sierra y no todos terminan sumergiéndose en ellas.

Su nombre deja poco espacio a la imaginación. Tiene su origen en los baños que se daban en ella los primeros montañeros, muchos de ellos alemanes, que hicieron rutas por la sierra a principios del siglo XX. Anteriormente, se la denominaba el Chorro del Árbol Viejo, haciendo referencia a un tejo antiguo que crece junto a la cascada.

Para alcanzar la Ducha de los Alemanes hay que recorrer una ruta de unos 45 minutos si salimos desde el área recreativa de las Dehesas de Cercedilla, donde encontraremos una zona de aparcamientos gratuitos que no tarda en llenarse los fines de semana, festivos y durante las vacaciones de verano, porque allí mismo encontramos el espacio de las Berceas, con piscinas naturales, y un parque de aventuras con tirolinas (ambos de pago).

Así que si no queremos quedarnos sin plaza, es preferible pegarse el madrugón y llegar temprano. En caso de no encontrar aparcamiento, tendremos que dejar el coche en el pueblo de Cercedilla –famoso por su estación de esquí– y caminar durante poco más de media hora hasta la zona de las Dehesas.

Desde el aparcamiento, empezaremos nuestra ruta hacia la Ducha de los Alemanes. Y lo haremos siguiendo la vía XXIV, una calzada que se conserva todavía en buen estado. A los pocos minutos de trayecto, nos toparemos con el Puente del Descalzo, que tendremos que cruzar para continuar nuestro paseo.

El Puente, levantado por los romanos en el siglo I, se reconstruyó en el primer tercio del siglo XVIII, bajo las órdenes de Felipe V, para facilitar el acceso al Palacio de la Granja; y fue restaurado en 1979. En 1983 se declaró, con el resto de puentes de la zona y la calzada romana, Conjunto Histórico-Artístico y Arqueológico Nacional. En sus alrededores encontraremos la Fuente de la Salud y una tumba antigua que se ha conservado muy bien.

Siempre sin salirnos de la calzada –que en la antigüedad comunicaba Segovia con Toledo–, continuaremos de frente hasta llegar a una puerta de ganado abatible y, desde ahí, comenzaremos el ascenso con el río a nuestra izquierda. Aunque la ruta es sencilla y apta para todo tipo de senderistas, e incluso para hacerla con niños, en esta parte se recomienda prestar atención a nuestras pisadas ya que hay algunas piedras que se han movido de su lugar original y pueden jugarnos una mala pasada.

Un alto en el camino

El ascenso finaliza en la Pradera de los Corralillos, la identificaremos por un gran mapa de la zona esculpido en madera, muy curioso y original. Rodeado de pinos y con grandes sombras, es un lugar perfecto para descansar un poco y tomar un tentempié.

Llegado a este punto sí que dejaremos atrás la calzada romana y tomaremos la carretera que encontremos a la derecha, conocida como la de la República. El camino no tiene pérdida, seguiremos siempre de frente sin abandonarlo hasta que encontremos la señal que nos indica que ya hemos alcanzado nuestro destino, la Ducha de los Alemanes, donde encontraremos tres saltos de agua. Todos merecen la pena, así que no hay que dejarse ninguno sin visitar.

Dicen que el agua de esta zona es de las más frías de la Sierra y que solo consiguen zambullirse en ellas los más atrevidos, aunque cuando el calor aprieta es más fácil aventurarse aunque sea a refrescarse un poco. Regresaremos a las Dehesas desandando nuestros pasos.

La ruta transcurre por el Camino de Santiago madrileño que además de la Ducha de los Alemanes comprende otros puntos de interés como los Miradores de los Poetas –el punto perfecto para contemplar los alrededores y echar unas fotos para el recuerdo– o el conocido como el Reloj solar de Camilo José Cela. El valle se puede recorrer en una ruta circular de 6 kms.

La ruta Schmidt

En el Centro de Visitantes del Valle de la Fuenfría podremos pedir información de otras rutas de los alrededores para seguir disfrutando de sus bonitos paisajes. Una de ellas es el Camino Schmidt, que recibe su nombre en honor a Eduardo Schmidt, socio número trece de la Real Sociedad de Alpinismo de Peñalara, quien marcó la ruta en 1926. Esta ruta, de 13 kms, recorre entre otros puntos el Bosque del Pinar de la Umbría, el Puerto de la Fuenfría o la Pradera de Navalazor.

Merece la pena visitar antes de regresar a casa el pueblo de Cercedilla, famoso por ser la cuna del esquí de la Comunidad de Madrid –tiene un museo dedicado a esta práctica deportiva– pero también es muy conocido por sus vestigios romanos. En verano, del 28 de junio al 30 de agosto, se puede coger el Tren de la Naturaleza, que une Cercedilla con el puerto de Cotos a bordo de un antiguo vagón del tren eléctrico. Durante la travesía se dan a conocer los valores naturales, culturales y sociales del Valle.

Visitar Cercedilla es interesante en cualquier época del año. Si no tienes la oportunidad de hacerlo este verano o durante los meses de invierno para practicar el esquí, el otoño es otro momento interesante para acercarte hasta este municipio y hacer senderismo micológico por sus alrededores. Biólogos y micólogos organizan todos los años cursos para reconocer las distintas especies de hongos que crecen en sus bosques. Si ya eres todo un experto, solo te hará falta una buena cesta para irte a recolectar setas a Cercedilla.