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Hay un pueblecito en Sudáfrica, a poco más de 100 km al este de Ciudad del Cabo, que presume de ser uno de los mejores lugares del mundo para el avistamiento de ballenas. Y presume con razón, porque efectivamente lo es. Si llegas desde Ciudad del Cabo, Hermanus te acogerá como un remanso de paz. Un lugar donde el tiempo se ralentiza, asomado al mar y respaldado por viñedos, en el que además de tomarnos un respiro para descansar en plena naturaleza, sus numerosos y cuidados restaurantes nos pondrán fácil disfrutar de la gastronomía local.
Lo que un día fue un pequeño pueblo de pescadores hoy es un coqueto destino vacacional, tanto para locales como para extranjeros. Un lugar de retiro en el que pasear con la vista perdida en el infinito del horizonte y en el que, desde hace tiempo, todo gira en torno a las ballenas porque ellas son las verdaderas protagonistas de estas costas.
La ballena franca austral es la imagen de Hermanus y de toda su costa. Cada año llegan a las aguas tranquilas y poco profundas de Walker Bay tanto para aparearse como para dar a luz a sus ballenatos. De manera que el avistamiento de ballenas está prácticamente garantizado entre junio y diciembre, pues los nacimientos tienen lugar entre agosto y septiembre, y los machos llegan para aparearse en octubre, cuando la población de la ballena franca austral alcanza su pico en esta zona.
Según la World Wildlife Fund (WWF), Hermanus es uno de los 12 mejores lugares del mundo para ver ballenas, con la peculiaridad añadida de que aquí, además, las podemos ver desde la costa sin necesidad de adentrarnos en el agua en su búsqueda. No hay más que asomarse a sus acantilados y otear la superficie del mar para primero encontrar un resoplido, y después una cabeza, una aleta o una cola. Y así, como quien en un parque se sienta en un banco a ver palomas, en Hermanus nos sentamos a ver ballenas.
Se estima que 5.000 ballenas francas australes llegan a la costa sudafricana cada año, de modo que existe toda una ruta turística alrededor de ellas. Hermanus hace de epicentro, y eso significa que además de ser un excelente lugar para ver ballenas desde tierra firme, todo el pueblo está preparado para acoger a quienes llegan en su búsqueda. Incluso con museos, travesías y senderos hechos para el disfrute de los cetáceos.
Siempre es interesante aprovechar para conocer el viejo puerto de Hermanus que, sin ir más lejos, es uno de los puntos de avistamiento más destacados, pero no podemos pasar por alto el famoso Hermanus Cliff Path Walk. Este sendero de 12 km de longitud que nos lleva siguiendo los acantilados desde el puerto nuevo de Hermanus hasta la playa de Grotto, adaptado y salpicado de bancos, nos invita a descansar rodeados de naturaleza en busca de ballenas.
De vuelta al centro del pueblo, la Whale House hace de museo de las ballenas. En él un enorme esqueleto de ballena franca austral nos recibe en el centro de una sala donde los más curiosos pueden ampliar información sobre la vida de las ballenas, saber de dónde vienen, a dónde van, qué comen y cómo se reproducen. Una enorme maqueta de ballena franca austral de tamaño real nos da la bienvenida frente a su puerta para que no pasemos este museo de largo.
Pero sin duda, la experiencia definitiva en Hermanus es realizar una pequeña travesía en barco para ver mejor las ballenas y aprender más sobre ellas. Como complemento al avistamiento desde la costa, varias empresas ofrecen excursiones que zarpan desde el puerto nuevo de Hermanus en busca de ballenas. Durante la temporada alta, hay tres barcos autorizados a realizar cinco salidas al día desde Hermanus: a las 09:00h, las 11:00h, las 12:00h, las 14:00h y las 15:00h, aunque siempre pueden verse alteradas por la meteorología.
Walkers Bay fue declarado en 2001 un santuario de ballenas y eso significa que los barcos de avistamiento se rigen por unas estrictas normas de respeto hacia los animales, y son los únicos autorizados a navegar en la bahía. Por ley, estos tres barcos no se pueden acercar a menos de 50 metros de las ballenas, pero es cierto que son ellas las que muchas veces se aproximan a las embarcaciones siguiendo su curiosidad. Los barcos solo tienen permitido moverse por áreas cuidadosamente designadas para no interferir en el hábitat de los cetáceos.
Hermanus tiene mucho que ofrecer, incluso es un gran sitio para los amantes del vino gracias a sus viñedos, pero si lo que te ha traído hasta aquí es la fauna sudafricana, entonces lo que no te puedes perder es Stony Point, en Betty’s Bay, a unos 50 minutos en coche desde Hermanus. Aquí nos espera una gran colonia de pingüinos de El Cabo, o pingüinos africanos, ya que es la única especie de esta ave que encontramos en el continente africano.
En este punto, su población ronda las dos mil parejas y la visita es cómoda para todos los públicos, con una pasarela de madera que nos acerca de manera respetuosa a su medio y nos explica con paneles informativos cómo son, cómo viven, cómo se reproducen y cómo se alimentan estos pequeños pingüinos en las costas sudafricanas.
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