Chiringuitos con Solete: 10 recomendaciones de la Guía Repsol para comer rico y bien de precio en la playa

Roberto Ruiz

Verano, playa, mar y buena comida. No se puede pedir más. Bueno, sí, comida a buen precio. Y eso es lo que garantizan los Soletes Repsol: una buena relación calidad-precio en lugares singulares. La guía de viajes acaba de publicar sus Soletes 2023 y de entre las más de 300 nuevas incorporaciones (ya son 3.300 en total), hemos seleccionado 10 chiringuitos que te sorprenderán, tanto por su ubicación como por su cocina.

Una escapada a alguno de estos chiringuitos con Solete promete una experiencia relajada y distendida, en muchos casos sin despegar los pies de la arena de la playa, y una gastronomía en la que la frescura del producto es lo primero; ya sea a través de platos tradicionales o sugerencias más elaboradas y atrevidas. Prepárate para darte el gusto en primerísima línea de playa y con vistas extraordinarias. 

El Portugué (Isla Cristina, Huelva)

Empezamos en Isla Cristina, en Huelva. Aquí El Portugué combina gastronomía típica onubense con recetas traídas del sur de Portugal, donde no faltan pescados, mariscos de la zona y guisos marineros. Tampoco el pescaíto frito, las coquinas, las navajas o las gambas blancas de Huelva. Pero para muchos su plato estrella tiene nombre y apellidos: la raya al pimentón. Comeremos junto a la arena de la Playa del Hoyo en un ambiente distendido y familiar.

Tirabuzón (Cádiz)

Junto al espigón de Santa María, en Cádiz, se encuentra Tirabuzón, un chiringuito que se asienta sobre la propia arena de la playa de Santa María del Mar y a pocos metros del agua. Su cocina mezcla recetas tradicionales con algunas propuestas más elaboradas, de manera que igual encontramos chocos fritos o tortillitas de camarones que ortiguillas crujientes sobre alga wakame, tacos de abanico ibérico o un arroz meloso de ibéricos con velo de panceta.

Sea Soul (Chiclana de la Frontera, Cádiz)

Para terminar en la provincia de Cádiz tenemos Sea Soul, en Chiclana de la Frontera. Es el chiringuito del hotel Iberostar Andalucía Playa de Sancti Petri, en la playa de La Barrosa, y detrás de su cocina está el experimentado equipo de Elkano, considerado uno de los mejores restaurantes del mundo con tres Soles Guía Repsol y una Estrella Michelin, y Cataria (un Sol Guía Repsol), dirigido por Aitor Arregi y Pablo Vicari. El pescado se trabaja con mimo y el ceviche de corvina o el carpaccio de atún rojo contrastan con las clásicas tortillitas de camarones.

El Sardiná (Torremolinos, Málaga)

Estamos en Torremolinos, en Málaga, por lo que el nombre de este chiringuito no es casualidad. En El Sardiná seguro que querrás pedirte uno de los típicos espetos de sardinas malagueños, hechos a las brasas, sobre las que también se ponen pescados y chocos. Aunque si te gustan las conchas también estás de suerte porque suele ofrecer coquinas, navajas, almejas y cañaíllas. Para hacer la digestión, las hamacas que el propio restaurante tiene repartidas por la playa de los Álamos son toda una tentación. 

El Líos (Puntas de Calnegre, Murcia)

El chiringuito El Líos hay que buscarlo, porque a no ser que vayas a la recóndita cala de Calnegre, no darás con él. Y si te lo encuentras por casualidad, te llevarás una agradable sorpresa. Sus arroces tienen bastante éxito aunque aquí tienes la garantía de que su carta, actualizada cada día con tiza en una pizarra, ofrece la máxima frescura. Ojo con su gallo pedro a la brasa o su pulpo también a la brasa. Aunque solo su ubicación bien merece marcarlo en el mapa de sitios a los que ir (y volver).

Primera Línea (Denia, Alicante)

Confirmado: aún quedan sitios auténticos a pie de playa en Alicante. Primera Línea tiene ambiente de chiringuito playero, la terraza de su jardín nos permite mantener los pies en la arena mientras disfrutamos de una cocina casera y con raíces. Un lugar agradable que disfrutar sin prisas para sentarse a degustar algunos de sus variados arroces, los pescados más frescos del día o sugerentes entradas como el mullador, un aliño de tomate, aceite, bacalao y ajo. Un buen paréntesis en la animada costa de Denia.

L’Estibador (Valencia)

Si vamos con la idea de que los chiringuitos de playa son sitios con sillas de plástico y manteles de papel, en L’Estibador nos llevaremos una sorpresa. Está en la Platja de la Creu, al norte de El Saler, y aunque su cuidado aspecto nos haga pensar en un sitio de precios elevados, sus arroces son asequibles, variadísimos y algunos se salen de las preparaciones más típicas. Pero para aventurarnos más allá, ¿qué tal probar la gambeta de patet con mayonesa de aguacate o un pulpo a la brasa sobre crema de patata trufada, emulsión de pimiento y cenizas de berenjena?

Subhasta de l'Estany (L'Ametlla de Mar, Tarragona)

Un sitio auténtico en el que comer con los pies enterrados en la arena. Se encuentra en la Platja de l’Estany, en L'Ametlla de Mar (Tarragona). Bajo un techo de cañizo y unas cuantas sombrillas tenemos la oportunidad de degustar algunas de las capturas del día, además de sardinas, arroces y gambas, que nunca fallan. Su pequeño tamaño lo hace aún más acogedor, la carta en pizarra es sinónimo de frescura y a muy pocos metros tenemos el agua del Mediterráneao para darnos un chapuzón.

El Puntal Tricio (Ribamontán al Mar, Cantabria)

Aunque solo sea por llegar al enclave en el que está situado este chiringuito, ya merece la pena tomarse algo en El Puntal Tricio. Se encuentra en la Bahía de Santander, en una lengua de arena que forma la playa de El Puntal frente a la capital cántabra, y además de ser un lugar paradisíaco, también se come de maravilla. Los pescados de la Bahía son una apuesta segura y las rabas, las albóndigas de bonito, las quisquillas o sus maganos de guadañeta son una fantástica manera de empezar.

Chiringuito Castiñeiras (Pinténs, Pontevedra)

No es fácil llegar al Chiringuito Castineiras, pero si lo consigues, el esfuerzo habrá merecido la pena porque su emplazamiento, en la playa de Castiñeiras (Pinténs, Pontevedra) es realmente admirable. Aquí la arena es fina y el agua cristalina, por lo que es un lugar que invita a parar el tiempo y a disfrutar del entorno. Su cocina no es de grandes lujos, pero sus bocadillos y sus deliciosas empanadas pueden ser más que suficiente para disfrutar entre amigos. Además, algunas noches ofrece música en directo.