Este tren amarillo que pasa por los Pirineos catalanes te lleva por las montañas cubiertas de nieve y permite viajar con perros

Elena Segura

8 de enero de 2025 14:36 h

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El Tren Amarillo, Tren Groc, Le Train Jaune o 'El Canario'. Así es como se conoce al tren con más de un siglo de existencia y pintado de este llamativo color para poder distinguirlo fácilmente entre el gris y verde -y blanco, cuando nieva- de las montañas que atraviesa. El recorrido une las localidades francesas de Vilafranca de Conflet, un pueblo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hasta Latour-de-Carol y a lo largo del trayecto se divisa el maravilloso escenario del Parque Natural de los Pirineos Catalanes.

El trayecto cubre 63 kilómetros que se recorren en tres horas de ida y otras tantas de vuelta. La extensión abarca 22 pueblos, de los cuales ocho son paradas obligatorias, e incluye tramos con un desnivel de hasta 1.000 metros.

La belleza del paisaje que serpentea por valles y cañones se puede apreciar constantemente, ya que el tren no supera los 30 kilómetros por hora. Hablamos de un viaje pausado, tranquilo; también en el tiempo, con esos vagones rectangulares que nos transportan al siglo pasado.

Con los faros, las ventanillas, las bocinas y los bonitos portales de hierro rojo, el tren conserva su apariencia original. Basta con dejar el equipaje en los espacios metálicos situados en la parte superior y acomodarse en los viejos asientos de metal y cuero marrón para sentirse como un pasajero de otros tiempos.

El Tren Amarillo se inauguró en 1910 tras más de tres décadas de construcción y dio un giro espectacular a la vida de los altos cantones del Pirineo Oriental, que habían permanecido aislados hasta la fecha en las comarcas de la Cerdaña y el Conflent (en el Rosellón), al sur de Francia.

La línea permitió que la Alta Cerdaña, único territorio francés ubicado en la península ibérica, estuviera mejor conectada con el resto del país galo y se potenciara la estación de esquí de Font Romeu.

Todavía hoy sigue siendo útil como medio de transporte diario para los habitantes de los altos cantones, sobre todo cuando nieva y se cierran las carreteras nacionales con los desprendimientos de las rocas. Pero también posee una enorme dimensión cultural y natural y, por ello, recibe miles de turistas que quieren conocer la belleza de esta zona de los Pirineos que se acentúa en invierno, cuando las cumbres están nevadas.

En su momento, este trayecto resultó una obra de ingeniería absolutamente innovadora, al atravesar zonas de difícil acceso y superar los desniveles de la montaña al utilizar la tracción eléctrica y alimentarse de una red hidroeléctrica local.

Esta línea ferroviaria es métrica, es decir, los raíles están separados por un metro de distancia, de modo que al reducir el espacio se pueden tomar mejor las curvas y no es necesario la construcción de tantos túneles.

Además de avistar el impresionante paisaje, también se atraviesan pueblos que son Patrimonio de la Humanidad, como la ciudad amurallada de Mont-Louis, o la estación ferroviaria más alta de Francia, Bolquère, que alcanza una altitud de 1593 metros.

Otros dos puentes espectaculares destacan en el recorrido: el Viaducto de Séjourné, con sus arcos de piedra, y el puente colgante más antiguo de Francia, el Gisclard, que atraviesa el río Têt. Tiene más de 230 metros de largo y está declarado Monumento Histórico.

El tren cuenta con un vagón abierto durante el verano que permite divisar en toda su plenitud estos paisajes pirenaicos.

Horarios y precios

Montar en 'El Canario' es toda una experiencia para disfrutar de la naturaleza a lo largo de todo el año, ya que funciona de forma constante, excepto en períodos de mantenimiento, lo cual nos permite contemplar el paisaje en las diferentes estaciones del año con sus cambios de colores. Las imágenes que aparecen en la ventana forman prácticamente los fotogramas de un maravilloso filme.

Cuenta con varias salidas a diario y los precios varían según el recorrido. El trayecto más corto entre Vilafranca de Conflet y Mont-Louis cuesta 10,90 euros, mientras que el recorrido completo hasta Latour-de-Carol asciende a 22,50. Durante el primer fin de semana de cada mes se ofrece un descuento especial con tarifas de 1 euro para algunos trayectos.

Las plazas son limitadas dado el tamaño de los convoyes, así que lo más adecuado es reservar con tiempo las plazas online. Además, el tren permite transportar bicicletas y animales, con lo cual facilita el viaje a todos los miembros de la familia, incluidas las mascotas.

Gargantas del Carança y Fontpedrouse

Entre las paradas más interesantes se encuentra el conocido como 'sendero del vértigo', las gargantas del Carança. Se trata de un increíble itinerario que sigue el curso del río mientras que atraviesa puentes colgantes, pasarelas y cornisas excavadas en la roca. En total, una maravillosa ruta circular de nueve kilómetros.

Comienzan en el municipio galo Thuès entre Valls que es el punto de salida para la ruta a pie hasta llegar al lago del mismo nombre. Este recorrido no está recomendado para las personas que tengan vértigo o sientan respeto por las alturas.

Por otro lado, otra parada en la que merece la pena detenerse es la estación de Fontpedrouse, situada a dos kilómetros y medio de las aguas termales de Saint Thomas o Baños de Santo Tomás. Se encuentran a 1.150 metros de altura.

En cualquier época del año se puede disfrutar de tres piscinas al aire libre de agua caliente sulfurosa que cuentan con jacuzzi, cascadas, chorros de masaje y duchas de agua termal. Lo más aconsejable es visitarlas en los periodos de más frío, sobre todo cuando nieva, ya que se convierte en el lugar ideal en el que bañarse y contemplar al mismo tiempo un paisaje espectacular.

También cuenta con una zona interior, donde se ofrece un gran spa de hidromasaje, sala de sauna, baño de vapor, vaporario (vapor natural con azufre), sala de relajación y sala de té. Las temperaturas se encuentran en torno a 37 °C en invierno y 34-35 °C en primavera y verano.