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La experiencia empieza en el vagón: ocho trenes turísticos para conocer España sobre raíles
Los trenes tienen la capacidad de hacernos recordar otra época, esa en la que los trayectos eran interminables, se viajaba sin prisa, con largas paradas y siguiendo el traqueteo de las vías. Y aunque todo eso ya es historia, aún es posible vivir una experiencia muy similar a la que conocieron nuestros abuelos y bisabuelos en su época a bordo del Tren de la Fresa, un tren turístico que nos traslada al siglo pasado en un viaje repleto de historia, cultura, ocio, gastronomía y recuerdos.
El Tren de la Fresa es mucho más que un tren, es un viaje repleto de experiencias que une Madrid y Aranjuez rememorando el trayecto que hacían las fresas desde los campos arancetanos hasta los mercados madrileños en el siglo XIX. Un billete a la era dorada de los ferrocarriles que disfrutar al verdadero ritmo del 'cha-ca-chá' del tren.
El Tren de la Fresa lleva desde 1984 ofreciendo a sus pasajeros una vivencia diferente. Solo opera los fines de semana de primavera y otoño y es todo un homenaje al primer ferrocarril que circuló en la Comunidad de Madrid, impulsado por el Marqués de Salamanca e inaugurado por la reina Isabel II en 1851, para unir la capital del reino con el Palacio de Aranjuez.
El tren parte desde el Museo del Ferrocarril de Madrid, en la antigua estación de Madrid-Delicias, y nos lleva hasta el Real Sitio de Aranjuez, declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ya en la centenaria estación madrileña, un grupo de actores caracterizados nos recibe para llevarnos de la mano a otra época y sumergirnos en la historia del tren en el que estamos a punto de subir, donde nos acompañarán hasta nuestro destino recordando los sucesos históricos relacionados con el Real Sitio.
Una vez en Aranjuez tenemos la posibilidad de optar a múltiples propuestas turísticas con las que descubrir diferentes atractivos culturales, naturales y gastronómicos en un escenario digno de la realeza para, ya por la tarde, tomar el tren de vuelta a Madrid y poner un final dulce a nuestro viaje degustando el famoso fresón de Aranjuez.
Poco tiene que ver el Tren de la Fresa con los trenes a los que estamos acostumbrados hoy en día. Se trata de un ferrocarril con un siglo de historia compuesto por un furgón y un vagón de los años 60, cuatro coches de madera de los años 20 denominados 'Costa' y un coche metálico de pasillo lateral de los años 40. Algo excepcional y que hace girar cabezas allá por donde pasa.
Los coches 'Costa' están fabricados en madera y sus plataformas abiertas con balconcillo en los extremos son algo único en España. Fueron construidos entre 1914 y 1930 y se ganaron ese apodo porque entre sus servicios más habituales se encontraban los de cercanías de la costa catalana. Cada uno ofrece alrededor de 90 plazas y sus asientos de listones de madera distribuidos en un único espacio con pasillo central son una de sus principales señas de identidad.
El coche metálico que cierra el convoy fue uno de los que Renfe empleó por primera vez para introducir la segunda clase en sus trenes en los años 60, algo poco habitual hasta entonces. En su interior descubriremos un largo pasillo lateral en el que se distribuyen hasta ocho compartimentos, con ocho plazas cada uno, de manera que aquí podremos viajar en un ambiente más íntimo.
Y a todos ellos se unen dos furgones de servicio de los años 60. Auténticos vagones de mercancías en cuyo interior se ha transportado de todo a lo largo de su historia, desde madera y maquinaria hasta pescado y ganado, que hoy en el Tren de la Fresa ofrecen funciones de servicio, energía y taller.
El objetivo del Tren de la Fresa es trasladarnos en el tiempo, ofrecernos una experiencia singular sacada de otra época y darnos la oportunidad de disfrutar de un tren cargado de historia. Pero sin lugar a dudas, si hay algo que este tren nos pone en bandeja es la posibilidad de conocer Aranjuez de muy diversas formas.
Es mucho más que un viaje en tren pues, además del trayecto de ida y vuelta, los viajeros pueden elegir entre diferentes itinerarios para descubrir todo lo que puede ofrecer Aranjuez. La ruta Fresas al Natural incluye solo el viaje de ida y vuelta en el tren histórico, dejando tiempo libre para recorrer la localidad a nuestro aire. Pero hay muchas otras rutas y cada una propone algo diferente. Fresas con Nata, otra de ellas, incluye un tren turístico en la ciudad y la visita a los jardines históricos del Parterre y de la Isla. Fresas del Tajo, además de los jardines, ofrece un recorrido por el río Tajo en un barco turístico. Fresas Reales se centra en una visita guiada al Palacio Real de Aranjuez y al jardín histórico del Príncipe. Fresas Ciclistas nos lleva al paisaje cultural de Aranjuez en bicicleta. Fresas con Música ameniza la visita con los acordes de grupos de música que recrean la de antaño. Y Fresas de la Huerta nos lleva a conocer las huertas históricas que forman parte del Paisaje Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO.
Existen, además, diferentes combinaciones de rutas con las que podemos conseguir un viaje a nuestra medida, por lo que siempre puede ser interesante consultar todas las opciones.
El Tren de la Fresa opera solo en fin de semana y lo hace de finales de marzo a finales de junio y de principios de octubre a mediados de noviembre. Cada sábado y cada domingo parte desde el Museo del Ferrocarril de Madrid a las 10:00 horas y el trayecto tiene una duración aproximada de una hora. Después, el regreso se realiza desde la estación de ferrocarril de Aranjuez a las 18:36 horas, estando de vuelta en Madrid sobre las 19:30 horas. Cabe la posibilidad de pernoctar en Aranjuez el sábado y volver en el tren del domingo, pero es necesario consultar esta alternativa previamente con la organización.
El precio de los billetes del Tren de la Fresa depende del tipo de ruta que prefiramos realizar, pudiendo ir de los 27 euros de Fresas al Natural a los 53 de la Combinada Tajo Real o Fresas Ciclistas. El almuerzo no está incluido pero las fresas de Aranjuez, sí.
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