Pueblos de casitas de cuento, miles de senderos para recorrer a pie o en bicicleta, verdes prados y picos de montaña nevados. El valle de la Cerdanya, ubicado en el Pirineo oriental de Catalunya, es todo lo que se puede esperar de paisajes y naturaleza, en un entorno con una cultura y tradiciones muy propias y una deliciosa gastronomía popular catalana, como la coca o el trinxat –un plato de col hervida y patata con panceta de cerdo–.
Este territorio natural está dividido entre España y Francia; algunas de sus poblaciones se encuentran en la provincia catalana de Girona, mientras que otras se sitúan en la de Lleida.
La proximidad de la Cerdanya con Francia es mínima, hasta el punto de que hay un pueblo español dentro del territorio francés llamado Llívia. Esto es así debido al Tratado de los Pirineos de 1659: al ser considerada Llívia una villa no se cedió a Francia a diferencia de algunos municipios españoles.
El entorno de Llívia cuenta con varios itinerarios. El más interesantes es el que lleva hasta el lago de las Bullosas, a través campos de pastos y bosques. Para los fanáticos del queso es imprescindible probar en el pueblo una fondue en la Formatgeria, ubicada en una fábrica de quesos. Se puede elegir de setas, de Camembert, de queso de oveja con aceitunas negras o queso de cabra, puramente artesanal.
Pero Llívia no es el único pueblo que recorrer. El valle de la Cerdanya es un lugar espectacular para desconectar y recuperar la energía perdida en la cotidianidad con todo tipo de actividades al aire libre: bicicleta, senderismo, ir de ruta por los pueblos románicos o perderse entre bosques mágicos.
Senderismo entre montañas y lagos
La Cerdanya se encuentra entre la cordillera pirenaica y las sierras del Cadí y el Moixeró. Se trata de uno de los valles más anchos de Europa y con un clima que es tanto atlántico como mediterráneo.
Los excursionistas más experimentados y salvajes pueden internarse en el Parc Natural del Cadí–Moixeró. El Puigpedrós es una cima exigente. El Carlit es el macizo más alto de la Cerdanya con una altitud máxima de 2.900 metros es de dificultad media.
Al pie del Carlit se encuentran unas tirolinas que ofrecen un gran recorrido sobrevolando las aguas del lago del Passet y las gargantas del lago de Porté-Puymorens. Hay recorridos para niños a partir de tres años.
En el extremo oriental del Cadí, se erige la montaña de Tancalaporta, más conocida como Comabona. Su situación estratégica la convierte en uno de los mejores miradores de la Cerdanya.
Rebajando el ritmo, el lago de Font Viva, en la vall de Porté, es perfecto para los que quieren pasar el día haciendo senderismo. No es necesario hacer un gran esfuerzo y tiene unas vistas son espectaculares.
Otra ruta popular es la que sube hasta Estanys de la Pera. Se trata de un camino que fue usado por los contrabandistas y se encuentra en el Valle de Arànser. Es un recorrido fácil que cuenta varios refugios.
La capital de comarca, Puigcerdà, también es famosa por su lago que, de hecho, fue el destino favorito de la burguesía catalana. Carlos Ruiz Zafón volvió a poner Puigcerdà y su estany en primer plano con El juego del ángel . Hoy existe una ruta para seguir los pasos de los protagonistas de la novela.
Otro gran lago muy visitado en la Cerdanya en verano es el estany de Malniu. Es un lago glaciar, rodeado de bosques de pino negro. Cuenta con un refugio y una pista forestal cerca. La ruta comienza en Meranges o desde la estación de esquí de Guils Fontanera. Dura aproximadamente una hora y es perfectamente accesible para niños.
A pie, en bicicleta, en burro o incluso en carruaje se puede transitar por los senderos del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, una comarca que comprende la cuenca del río Fluvià y las cabeceras de la Muga, el Brugent y la riera de Llémena. También se puede sobrevolar en globo este espacio singular: con más de 40 volcanes con cráteres redondos o desportillados y más de una veintena de coladas de lavas basálticas.
La Vía Románica
Hablamos de la ruta transfronteriza del románico pirenaico que permite conocer todas las iglesias románicas de la comarca siguiendo los puntos marcados por el folleto de la Vía Románica.
Es una propuesta que transcurre desde Perpiñán, en el Rosellón hasta Bassella, en el límite meridional del Alt Urgell. Es un recorrido a través de las comarcas del Rosselló, Conflent, Cerdanya y Alt Urgell. Inicialmente, avanza por el valle del río Tet, para después continuar con el valle del Segre y el Coll de la Perxa, único prioriato benedictino.
Beget es una parada obligatoria en este camino. Además de ver su patrimonio arquitectónico medieval, se pueden visitar las pozas, tres grandes balsas situadas en las afueras del pueblo, donde podrás disfrutar del sol y hasta bañarte en el arroyo de Salarsa.
BTT y puertos de montaña
La Bicicleta Todo Terreno (BTT) está muy presente y arraigada en la Cerdanya. Hay 19 de rutas bien indicadas y documentadas que van desde la categoría de exigentes a recorridos por hacer con niños, pasando por descensos o itinerarios con patrimonio alrededor.
La Cerdanya es también espectacular para los amantes de la bicicleta de ruedas finas. Podemos encontrar hasta 13 puertos de montaña señalizados, desde donde disfrutaremos vistas de las imponentes cumbres de los Pirineos.
En La Molina Bike Park hay 13 circuitos de descenso para riders de todos los niveles, un circuito de Cross Country y Wood Park. También existen trece carreteras de montaña para la práctica de esta modalidad de ciclismo.
Bosques mágicos y vagones sin techo
Cerca de Músser se encuentra el museo al aire libre Rocaviva, también llamado Laberinto Mágico. Se trata de un parque de 600 esculturas de granito en medio del bosque a las que les dio forma el artista Climent Olm durante 27 años. En 2010 fue declarado Bien cultural de interés local. A través de su web se pueden reservar visitas guiadas para grupos reducidos.La obra permanece inacabada porque Olm tuvo que abandonarla en 2014 por motivos familiares.
Para quienes busquen otro tipo de actividades menos deportivas y más lúdicas, el parque de aventura en los árboles de La Molina está equipado con una súper tirolina de 300 metros de largo y con varios circuitos por edades con puentes tibetanos y colgantes y saltos de lo más entretenidos.
Por último, el Tren Groc o el Canari, como se le conoce en la zona, es un tren turístico que une la Tour de Carol con Vilafranca del Conflent, recorriendo los pequeños pueblos de la Cerdanya y el Conflent. En verano, desde los vagones sin techo, se puede disfrutar de las vistas panorámicas de montañas, valles y los pueblos de la zona.