Los detenidos en el desalojo de Sol que nunca estuvieron en Sol
Laura Díaz venía de la zona de bares de Huertas de tomar unas copas con unos amigos; quería cruzar la plaza de Callao para irse a casa. Eran alrededor de las 5 de la madrugada. No había participado en las movilizaciones del 12 de mayo.more
Horas después, su madre, en Alicante, se enteró de que su hija había sido detenida durante el desalojo de la Puerta del Sol; que un policía la había mantenido durante varios minutos apretada de cara a la pared, hablándole al oído; que esas imágenes habían salido en televisión y recorrido las redes sociales.
A las dos de la madrugada, veinte horas después de la detención, Laura ha salido por el portón de la Comisaría de Moratalaz, donde la esperaban su madre, que ha venido de urgencia a Madrid, su hermana, que también ha tenido que desplazarse desde Granada, y algunas amigas.
Laura, periodista en un importante grupo editorial en España, abraza a su gente e inmediatamente pregunta por un abogado: “quiero que me hagan un parte médico”, y muestra los cardenales que aún tiene en el brazo. Nos cuenta su versión de lo ocurrido:
Junto a Laura sale David Cabrera, camarero de 32 años. Como el resto de detenidos, sale de comisaría vestido tal y como entró: David lleva su uniforme de trabajo, con camiseta negra, pantalón negro y zapatos de vestir del mismo color. No, él tampoco estaba en la concentración de Sol. “Acababa de salir de trabajar en el bar y estaba de camino a mi casa; cuando me dijeron que no podía cruzar Callao, y vi tanto despliegue, les dije... 'ya os sobráis, ¿no?', y se me echaron encima”. David se iba para casa esta madrugada con un hematoma en su brazo derecho y una camiseta raída.
Luis, de 41 años, ha sido el primero en pisar la calle poco después de la 1 de la madrugada. Su caso mantenía en vilo a los que conocían su estado de salud ya delicado porque, tras ser detenido, pasó unas horas hospitalizado a causa de una subida de tensión que le causó un desmayo. “Ha sido un preinfarto, tenía el pulso a 190”, dice su mujer, Filipa, a la que solo le han contado este episodio cuando faltaba ya poco para la liberación de su marido. Ni él ni ella han participado nunca en ninguna movilización del 15-M: “sabemos lo que es, pero vamos, que no hemos ido nunca”, explican.
Luis y Filipa han pasado “uno de los peores días” de su vida, y eso que todo comenzó en un agradable concierto de jazz fussion en la sala Café Berlín; luego, fueron a una discoteca cercana, el Oba Oba, y sobre las 5 de la mañana decidieron irse a casa. Esa era la misma hora que había elegido la Policía para su imponente operativo policial de desalojo. “¿No podemos pasar?”, preguntaron insistentemente molestos por el bloqueo de varias calles. “Circulen”, señalaron los agentes en tres ocasiones, según Filipa, que justo después vio que detenían a su marido. “Ha sido todo muy confuso, de repente se lo han llevado”, explicaba en este vídeo grabado a los pocos minutos:
Luis cuenta, con voz débil para que Filipa repita, que ha sido “ultrajado y humillado” por varios agentes, que le tuvieron, según su versión, varios minutos en la calle “con una bota encima de la cabeza”. De ese trato degradante también hablan el resto de detenidos liberados esta madrugada, con descripciones tan gráficas como imposibles de contrastar desde fuera.
Laura, David y Luis, al igual que otro chico más, Santi, han sido detenidos durante el desalojo de unas movilizaciones en las que aseguran que ellos no participaron. Han pasado todo un día en el calabozo y han sufrido contusiones por, según su versión, discutir el bloqueo de las calles que necesitaban transitar para ir a casa. Los 9 detenidos, de un total de 18, que han sido puestos en libertad esta madrugada lo hacen con cargos de desobediencia o atentado contra la autoridad.
Los familiares y amigos comparten bordillo para sentarse con los miembros de la comisión de abogados del 15-M. Allí mismo redactan en una libreta un comunicado de denuncia mientras hacen guardia, como siempre que el movimiento convoca acciones y hay detenidos. Jaime, uno de los asesores legales, nos explica lo que hacen:
Además del trabajo meramente legal, la comisión de abogados acaba haciendo también de psicólogos para los familiares o amigos de los detenidos, que normlamente no están acostumbrados a estas situaciones. La madre de Julia, la mujer de David, o Santi, otros de los liberados esta madrugada, expresan de una u otra forma una misma idea: han hecho crac. No creían que lo que les ha pasado a ellos pudiera pasar en España, siempre habían desconfiado de historias como las que ellos cuentan hoy.