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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Somos atletas veganos y atravesaremos los Pirineos de costa a costa sin descanso

Alberto Peláez, atleta de ultradistancia y vegano. Foto: Edurne Duque

Alberto Peláez

Siempre consideré que hacía todo lo posible por ayudar a los animales. Sin embargo, no contemplaba dejar de comerlos, porque mi cuerpo necesitaba proteínas, y más siendo deportista. Así me lo habían explicado en el colegio, lo había leído y estudiado, y lo recomendaban los mejores entrenadores. Por lo tanto, hacía todo lo posible por los animales, ya que no tenía más opción que comerlos para sobrevivir, porque soy omnívoro. La carne, la leche y los huevos eran esenciales para estar sano, y más aun para alcanzar el máximo rendimiento en el deporte. Todas estas afirmaciones las consideraba ciertas, todos mis amigos hacían lo mismo y, aunque conocía a algún vegetariano, no se trataba de deportistas y pensaba que no podrían estar sanos. Aparte, me había autoconvencido de que los animales no estaban tan mal; mejor dicho, no quería saber cómo eran tratados. Ya que no tenía más remedio que comerlos, era mejor no saber demasiado.

Hoy escribo estas palabras y me avergüenzo de mí mismo. Cómo pude estar tan ciego durante tanto tiempo, cómo pude ignorar y justificar el sufrimiento de tantos seres inocentes. No voy a culpar solamente a nuestra sociedad especista. Ahora considero que todos tenemos la obligación moral de informarnos y hacernos preguntas, cuestionarnos las injusticias.

Para mí el detonante surgió durante un viaje a China. Allí, por mera casualidad, topé en un mercadillo con unas jaulas llenas de perros cachorros. Eran adorables, y cuando reparé en que estaban allí para ser vendidos como comida entré en estado de pánico, quería hacer cualquier cosa por salvarlos. Tras sufrir las burlas de los locales, me fuí desolado, maldiciendo una cultura tan sanguinaria que era capaz de matar a unos animales tan bellos e inocentes. Más tarde vino la reflexión: no podía ser hipócrita, ese comportamiento era horrible tanto para un perro como para un cerdo. Esas caras de pánico las podría ver en cualquier matadero. Decidí no volver a comer animales nunca más. Me seguí informando, leí, investigué y descubrí que también los lácteos y los huevos implican dolor y tortura de los animales. Decidí dejar de utilizarlos para cualquier fin: me hice vegano.

Soy deportista, y temí que mi rendimiento fuera a verse afectado con mi nueva alimentación, aunque no me importaba. Después del horror que había visto tenía claro que nunca más sería el causante de la muerte de un animal. Seguí leyendo, investigando, y encontré ejemplos de muchos atletas veganos con gran rendimiento en todo tipo de deportes. Aun así seguía siendo escéptico.

Comencé mi primera temporada corriendo ultramaratones de montaña después de hacerme vegano. Son carreras a pie de más de 100 kilómetros por terreno montañoso. Mi forma física iba evolucionando a medida que aumentaba la carga de entreno, y para mi sorpresa estaba experimentando cambios en mi rendimiento: sentía más energía, era más constante, las recuperaciones de entrenamientos agónicos eran mas rápidas, y las digestiones, un problema que arrastraba desde mis comienzos en el deporte, dejaron de ser pesadas y lentas para pasar casi inadvertidas. Mi masa muscular era la misma, pero alcancé fácilmente mi peso de competición.

Llegaron las primeras pruebas y mi rendimiento aumentó. Conseguir una victoria en una ultramaraton se convirtió al principio en una grata sorpresa y más tarde en algo más habitual. Mis amigos me preguntaban constantemente por mis fuentes de proteínas, mis niveles de hierro, la vitamina B12 o el calcio, y cuando les daba explicaciones parecían no quedarse convencidos. Además de mis cambios físicos, también cambió mi forma de interpretar el mundo: no podía sacar de mi cabeza el sufrimiento al que estaban siendo sometidos en ese mismo instante millones de vacas, pollos y cerdos, y muchas veces me sentía un traidor por no estar haciendo nada por ellos, por centrarme solo en mi vida, en trabajar y en entrenar, y sentí que dejar de utilizarlos no era suficiente. Así fue como intenté buscar una forma activa de ayudar a los animales, y comencé a derribar los mitos que me cegaron durante tanto tiempo. Quería demostrar que una alimentación vegana no es solo saludable, económica y sencilla, sino que además es compatible con el deporte, incluso de alto rendimiento.

CONCIENCIAR DESDE EL PODIO

Cuando subes al podio como ganador de una prueba, durante un instante eres el centro de atención, estás en todo lo alto, la gente te aplaude y te toman fotos que saldrán en los medios de comunicación, es un buen momento que aprovechan los patrocinadores, utilizado para promocionarse mediante publicidad en las camisetas y gorras. Decidí utilizar este foco de atención para promocionar el respeto: me hice una camiseta con la leyenda 'NO COMO ANIMALES' y se convirtió en mi indumentaria oficial en los podios. Quien tenga la idea de que un vegetariano es alguien débil, con carencias nutricionales y falto de energía, quizá cambie de opinión si ve a uno de ellos en lo más alto de la clasificación en una carrera de mas de 100 kilómetros.

Desde entonces, los animales, y concienciar sobre la necesidad de respetarlos, se han convertido en mi motor, en lo que me hace empujar un poquito más. Cuando voy al limite de sufrimiento y tengo que dar un poco más de mí para tener otra vez la oportunidad de subir a un podio y seguir transmitiendo el mensaje, pienso que mi sufrimiento no es nada comparado con el de los miles de millones de animales que son masacrados innecesariamente en los mataderos de todo el mundo.

La recepción de la gente ante mi mensaje ha sido increíble, está despertando mucha curiosidad e interés, son incontables los mensajes de ánimo y las preguntas sobre cómo llevar un estilo de vida libre de sufrimiento, y lo mejor es que muchos amigos atletas se han inspirado en mi camiseta y han querido formar parte del movimiento, de forma que ahora es común ver el mensaje cada fin de semana en los resultados deportivos a lo largo y ancho de España.

La búsqueda de salud nunca fue mi objetivo al dejar de comer animales, pero ha sido un efecto colateral bienvenido, y creo que es nuestro deber compartir nuestras experiencias para poder ayudar a los animales. Hace cinco años tenia una información sesgada, muchas falsas creencias y mitos arraigados. Ojalá alguien me hubiera abierto los ojos antes, porque de lo único de lo que te arrepientes cuando decides ser vegano es de no haber tomado la decisión antes.

Creo que la experiencia de un deportista es doblemente efectiva a la hora de hacer este tipo de activismo: primero, por la repercusión mediática y capacidad de llegar a un público amplio; segundo y más importante, por ser un valioso ejemplo, ya que el rendimiento no se puede falsear, estamos demostrando con hechos lo saludable de este tipo de alimentación. Lo dice la ciencia y lo corroboramos con resultados.

Una dieta vegetariana es perfectamente compatible con la salud y el rendimiento físico, como bien dicen las más importantes asociaciones dietéticas y nutricionales del mundo. Por supuesto, como cualquier deportista, debemos adecuar nuestra dieta a nuestro requerimiento calórico y necesidades nutricionales específicas, y hoy en día la información necesaria para hacerlo está al alcance de todos.

Muchos deportistas de élite sirven de ejemplo: Carl Lewis, medallista olímpico; Patrick Babounian, el hombre más fuerte de Alemania; Scott Jurek, leyenda del ultramaratón; Frank Medrano, maestro de calistenia; Tim Shieff, campeón mundiial de Parkour. También deportistas amigos más humildes pero igual de grandes, como Pedro Jesús López-Toribio, ciclista de ultradistancia; Fernando García Aja, ganador del triatlon 'Ironman' de Hawaii en su categoría; Fran Godoy, atleta de ultrafondo... La lista cada vez es más extensa, y para mí estos son los auténticos campeones, no solo por sus gestas deportivas, sino porque estas son alcanzadas con la esperanza de que sirvan para ayudar a los animales.

Precisamente, en unos pocos días tendré el honor de acompañar a Pedro Jesús López-Toribio en un reto ciclista de ultrafondo: intentaremos cruzar los Pirineos desde la costa mediterránea hasta la cantábricaintentaremos cruzar los Pirineos, ascendiendo los puertos pirenaicos más relevantes; 660 kilómetros con 15.000 metros de desnivel positivo que tendremos que superar sin más descanso que el estrictamente imprescindible para alimentarnos y hacer nuestras necesidades. El objetivo es, por una parte, seguir concienciando sobre lo saludable de una dieta vegana, incluso para enferntarse a retos de esta envergadura, y por otra parte tendrá un carácter mas solidario de ayuda a los animales, ya que cualquier persona puede colaborar 'comprando' de manera simbólica tramos de recorrido y lo obtenido será donado a los cuatro santuarios más jóvenes de España.

Mi conclusión es clara: infórmate, investiga, saca tus propias conclusiones y actúa. Los animales no pueden defenderse, no tienen voz, préstales la tuya.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

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