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El dinero iraní apuesta por España

García-Margallo, Pastor y Soria, junto al presidente iraní, Hassan Rohaní, durante una visita oficial a Teherán en septiembre de 2015. EFE

Moha Gerehou / Marta Garijo

En 1981 Estados Unidos creó la lista de países patrocinadores del terrorismo, a la que George Bush acuñó como 'Eje del mal' y que tuvo una escalada en 2010 cuando desde Washington impusieron medidas extraordinarias para castigar a Teherán por su programa nuclear. El levantamiento de estas sanciones (las que se impusieron por violación de Derechos Humanos a raíz de la crisis de los rehenes de 1979 siguen) se reabren grandes perspectivas de negocio del que las empresas españolas -y de todo el mundo- esperan fuertes inversiones económicas. En sus previsiones para 2016, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó el nivel de crecimiento de Irán al 5% y el Banco Mundial cree que aumentarán las transacciones con el país en 17.000 millones de euros. Entre las causas, el fuerte impacto del fin de las sanciones y el aumento de la producción petrolera. La nueva situación abre vías tanto para la inversión en suelo iraní como para la llegada de inversiones desde la teocracia de Hassan Rohani. 

En septiembre de 2015, una delegación encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo, al que acompañaron José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, y Ana Pastor de Fomento, se plantaron en Irán junto a 42 empresas para explorar y afianzar posiciones en la carrera por abrir líneas de negocio en el país oriental. El sector petrolero liderado por Repsol y Cepsa es el más interesado, pero compañías de otros ámbitos como ACS, Sacyr o Renfe también estudian sus opciones para sacar tajada. La alta dependencia energética española la convierte en la gran beneficiada de la situación, pero no la única para España.

Gonzalo Escribano, Director del Programa de Energía del Real Instituto Elcano, confirma que Irán va a ser un socio muy importante para España. “En este momento toca volver a retomar las buenas relaciones que siempre han existido entre ambos países. La apertura de este mercado puede suponer una nueva vía para relaciones comerciales no solo en el sector energético, sino en bienes de consumo, seguros y reaseguros, fletes, la automovilística o los componentes. Además, se trata de una población de casi 80 millones de habitantes, con una clase media con un buen nivel de poder adquisitivo que cada vez va a crecer más”.

Teherán posee a día de hoy la cuarta mayor reserva mundial de crudo, y la nueva situación de apertura le va a permitir reincorporarse a un mercado del petróleo que coquetea con bajar de los 30 dólares por barril. Su entrada, que de inmediato pretende producir un millón y medio de barriles diarios, prevé que ascienda a cuatro millones en cuatro años, lo que amenaza con hundir aún más el ya devaluado precio del crudo. Y para recuperar liderazgo, Irán ya ha calculado la inversión necesaria en 165000 millones de euros.

Las oportunidades de negocio afectan directa e indirectamente a España, como demuestra el acuerdo anunciado por Margallo para la apertura de una refinería en España. Algeciras es el destino preferido del Gobierno para el complejo, pero Huelva es la preferencia de las partes implicadas. El contrato sería rubricado a tres bandas por el grupo industrial español Magtel, la Compañía Nacional Iraní de Refinado y Distribución (NIORDOC por sus siglas en inglés) y la elegida entre Repsol y Cepsa. De cerrarse el negocio, las perspectivas de la planta hablan de una producción que alcanzaría los 200 000 barriles de petróleo diarios. Para hacerse una idea del dinero que mueve una operación dentro del mismo ámbito, en 2012 Repsol acometió la ampliación de su refinería de Cartagena con un presupuesto de 3 150 millones de euros, en un movimiento que ellos mismos calificaron como “la mayor inversión industrial de la historia de España”. Escribano, en línea con otros analistas, es escéptico respecto al posible acuerdo y lo ve complicado ya que “en Europa la tendencia es que las refinerías están cerrando, por lo que no tendría mucho sentido abrir una ahora”. 

En la sucesión de anuncios de inversión, Irán tiene previsto destinar 300 000 millones de euros a infraestructuras para lanzar o renovar varios sectores. Uno de los platos fuertes es la aviación y Airbus, de fuerte presencia económica en España por sus plantas Getafe y Sevilla, ya se ha posicionado. El grupo acaba de ultimar las negociaciones con Teherán para vender ya en marzo 114 aviones, destinados a reforzar su aerolínea nacional Irán Air. Airbus tiene empleados en España a más de 3 000 personas y genera el 64% de los ingresos nacionales en el sector aeroespacial y de defensa, por lo que un acuerdo de estas dimensiones tendrá su repercusión en la economía española. Fuentes sindicales de la empresa apuntan como buena noticia que el interés del país persa sea por los modelos 330 cuya fabricación estaba de capa caída.

Donde España sí mantiene una posición dominante es en el mundo del transporte, como demostró el consorcio Renfe, Adif e Ineco que se adjudicó el AVE de La Meca a Medina. Los 80 000 millones de euros de inversión previstos en transporte son un pastel muy jugoso que, entre otros proyectos, puede acabar en la construcción de la nueva Ruta de la Seda. La visita de Hassan Rohani a su homólogo chino Xi Jinping ha refrendado la sintonía entre ambos gobiernos, que pretenden unir directamente ambos países mediante la reconstrucción de esta vía. Además, las ampliaciones previstas en el aeropuerto y el metro de Teherán también serán proyectos a tener en cuenta por las empresas españolas. 

Tirón del turismo

En el pabellón de Irán de Fitur se respiraba optimismo sobre las perspectivas de la feria dentro de una representación donde se daban cita empresas del sector turístico del país, que veían posibilidades en el evento para establecer contactos para futuros negocios. Tras seis años de asistencia a la feria, en esta edición el país ha acudido con su mayor representación para aprovechar el fin de las sanciones económicas.

Irán ya ha vivido un importante repunte en los últimos años en las llegadas de turistas extranjeros, con una subida desde los 1,3 millones del 2000 hasta los 5 millones de 2014 -el último dato registrado por la Organización Mundial del Turismo- viviendo un fuerte incremento porcentual entre los años 2012 y 2013 cuando aumentó un 24%. En un momento de fuerte inestabilidad en los países del norte de África, como Túnez o Egipto, que ha perjudicado gravemente a su turismo, Irán ha conseguido abrirse un hueco en este sector aunque entre sus puntos fuertes no se encuentra el modelo sol y playa.

“En Irán el turismo es una industria joven y queremos desarrollarla con ayuda española. España tiene el know how, Irán tiene muchas opciones que pueden aprovecharse que cuadran con lo que los españoles saben hacer”, apuntaba Mohamad Mohamadí, representante oficial del turismo iraní en España en declaraciones a Efe ante la celebración de Fitur. Entre las carencias que existen para fomentar el turismo con nuestro país se encuentra la falta de una conexión directa aérea a lo que se une el reto de desarrollar una red hotelera con capacidad para los nuevos turistas.

Teherán va allanando el camino para acabar con estos baches. En la visita comercial realizada al país en septiembre  la ministra de Fomento anunció que las autoridades de Aviación Civil de ambos países habían iniciado negociaciones para firmar un convenio de transporte que establecería vuelos directos entre Madrid-Teherán y Barcelona-Teherán para el desplazamiento de pasajeros y carga. Por lo pronto, Irán ya ha anunciado que establecerá vuelos directos con Estados Unidos lo que inmediatamente dinamizará su sector aéreo.

En el lado hotelero, en esa misma misión comercial destacan tres nombres turísticos españoles: la cadena hotelera Hotusa, Paradores y Destina. De hecho, Paradores anunció la firma de un acuerdo de colaboración con la empresa iraní Ezam Construction Investment Company, primer paso para un futuro contrato de asesoraramiento a la firma persa para la adaptación de edificios históricos como hoteles. Cabe recordar que en otras economías sin apertura democrática, como Cuba o China, los hoteles son de propiedad pública pero gestión privada donde han entrado ya varias empresas españolas (especialmente Meliá).

Aportación científica

El aumento productivo previsto por Teherán tiene también como protagonista una comunidad científica fuerte, preparada y que se muestra como la gran fuerza oculta del país. Pese a las sanciones, que no permitían colaboraciones con otras instituciones o importar materiales necesarios para la investigación, Irán edita el 30% de los artículos científicos de la región y acoge una población universitaria de dos millones de personas, del que el 70% son mujeres. Proyectos como el lanzamiento de un Observatorio Nacional con un telescopio óptico de primer nivel dan cuenta de la envergadura científica del país. Esto da facilidades a las inversiones extranjeras para establecerse, que al contrario que en otros países emergentes con mucha mano de obra pero poco formada, en Irán la población tiene un nivel formativo bastante alto.

Aunque brillan las ventajas, la apertura del mercado iraní también puede suponer una cierta amenaza para sectores españoles, como es el caso de los pistachos. Teherán vendió en 2014 unos 628 millones de euros en este producto, mundialmente conocido por su alta calidad y que representa un 11% de sus exportaciones (excluido el petróleo). España, uno de los grandes productores de pistachos, puede ver seriamente amenazada su consolidada cuota de mercado ante el resurgimiento iraní en la escena internacional.

Además, a las previsibles ventajas de la nueva situación de apertura se le contraponen escollos para instalarse en el terreno y situaciones políticas que podrían ser perjudiciales para los intereses españoles. El progreso económico puede verse lastrado por la situación política, como apunta el profesor del ESADE Jaume Giné en un artículo, aseverando que “el marco político y legal iraní, condicionado por las conservadoras normas islamistas vigentes, debería adecuarse o reinterpretarse conforme a la nueva realidad económica y social”. 

La paz diplomática puede saltar por los aires con el resultado de las próximas elecciones generales de Estados Unidos, en el que una victoria republicana haría tambalear el acuerdo alcanzado. No obstante, Escribano apunta que una fractura de las relaciones entre iraníes y estadounidenses “seguramente no iría acompañado por la Unión Europea salvo que fuera por motivos políticos que le afectaran directamente. Pero económicamente, siendo que eran los más afectados por las sanciones ya que entre Estados Unidos e Irán no hay apenas relación comercial, no tendría sentido que Europa volviera a excluir a Irán”.

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