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The Guardian en español

La cultura de la violación, en palabras de Donald Trump

Donald Trump en el segundo debate con Clinton.

Arwa Mahdawi

¿Por qué estamos tan impresionados por las acusaciones de asalto sexual a Donald Trump? Siempre ha estado claro que su actitud hacia las mujeres es peligrosamente retrógrada. Nunca ha intentado ocultar quién es. Muy al contrario, ha construido con éxito una marca de playboy profesional que consigue lo que quiere. En pocas palabras, ha construido toda su carrera sobre la base de lo que las intelectuales feministas han llamado la “cultura de la violación”.

Por si no está familiarizado con el concepto, “cultura de la violación” describe la normalización de la violencia sexual en la sociedad, y es esa misma normalización la que la convierte en difícil de explicar. No es que la cultura de la violación fomente activamente la violación, sino que la acepta de forma pasiva. No puedes relacionarla con algo concreto. Es más la acumulación de una serie de normas sociales que perpetúan la idea de que las mujeres son objetos sexuales y que la objetificación sexual es simplemente un hecho cotidiano.

Trump es un manual andante de esas normas. Así que vamos a utilizarlo así. He seleccionado todas las presunciones, frases hechas y expectativas sociales que juntas constituyen la cultura de la violación. Trump nos ayuda facilitando varios ejemplos de cada caso.

Las mujeres son objetos sexuales, y hay que tratarlas como tales.

Trump describe a su oponente en las primarias republicanas Carly Fiorina en Rolling Stone, 2015: “¡Mirad esa cara! ¿Votaría alguien por ella? ¿Pueden imaginarla como la cara de nuestra próxima presidenta? Vale, es una mujer, y se supone que no debo decir cosas malas, pero, en serio, tíos, venga ya, seamos serios”.

En el programa The Howard Stern Show en 2005: “Es muy difícil poner una nota de 10 a una persona que tiene el pecho plano”.

Trump retuiteó este mensaje en 2015, luego lo borró: “Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su marido, ¿qué te hace pensar que podrá satisfacer a América?”.

Trump en el programa The Howard Stern Show en 2007: “Pagaría mucho dinero (para que Rosie O'Donnell no me diera sexo oral). Es una de las personas menos atractivas. Se ofendió mucho cuando dije que tuviera cuidado o yo o uno de mis amigos nos quedaríamos con su mujer”.

Las chicas jóvenes son objetos sexuales para el futuro.

En un vídeo de 1992 aparece Trump, entonces de 46 años, observando a un grupo de chicas y niñas, y se refiere a una de ellas: “Voy a salir con ella dentro de diez años”.

En el programa The Howard Stern Show en 2003: “He conocido a Paris Hilton desde que tenía 12 años. Sus padres eran amigos míos y, bueno, la primera vez que la vi, ella entró en la habitación y yo dije: ¿qué demonios es eso? Como tenía 12 años, no estaba interesado. (...) Siempre se quedan clavadas en la categoría de 25 años” (luego admitió haber visto su vídeo sexual).

Ni siquiera la hija de Trump escapa a la objetificación.

En el programa The Howard Stern Show en 2003: “(Ivanka) tiene el mejor cuerpo”.

En The View, 2006: “Si Ivanka no fuera mi hija, quizá estaría saliendo con ella”.

En realidad, la objetificación es un honor. Ninguna mujer desea que nadie quiera acostarse con ella.

La respuesta de Trump a la periodista de la revista People Natasha Stoynoff que le acusó de asalto sexual durante una entrevista: “Mírenla... Creo que no”.

Las mujeres son unas manipuladoras y utilizan su cuerpo para controlar a los hombres.

En el libro Trump: The Art of the Comeback, 1997: “He visto a mujeres manipular a los hombres con una simple mirada, o quizá con otra parte de su cuerpo”.

Las mujeres no pueden controlar sus deseos, así que los hombres deben hacerlo por ellas.

En How To Get Rich, 2004: “Todas las mujeres en (el programa de TV) The Apprentice flirteaban conmigo, consciente o inconscientemente. Era de esperar”.

Si tienes dinero o eres famoso, las mujeres te dejan hacer lo que quieras con ellas.

Comentarios fuera de cámara al programa Access Hollywood, 2005: “Cuando eres una estrella, te dejan hacerlo. Puedes hacerlo que quieras. (...) Como agarrarles por el coño. Lo que quieras”.

Trump se describe a sí mismo, citado en The Narcissist Next Door, de Jeffrey Kluger: “Las mujeres encuentran su poder casi tan sexualmente excitante como su dinero”.

A las mujeres les gusta que les degraden.

En la revista New York, 9 de noviembre de 1992: “Mujeres, tienes que tratarles como si fueran mierda”.

Las mujeres utilizan su aspecto físico como activo, como forma de progresar.

Entrevista con una periodista en el concurso Miss Universo en Las Vegas, 2014: “No tendrías ese trabajo si no fueras guapa”.

En How To Get Rich, 2004: “No es una noticia sorprendente que las primeras victorias de mujeres en The Apprentice dependían en gran media de su atractivo sexual”.

Trump a la actriz Brande Roderick, que le pidió si podía ser la próxima directora del programa Celebrity Apprentice: All Stars, en 2013: “Podría ser una bonita imagen si te pones de rodillas”.

Trump comenta a la NBC las acusaciones de asalto sexual contra el expresidente de Fox News Roger Ailes, en julio de 2016: “Algunas de las mujeres que se están quejando, yo sé lo mucho que (Ailes) les ayudó”.

Las mujeres a las que les gusta el sexo son unas indecentes.

En Twitter, septiembre de 2016 (Alicia M es Alicia Machado): “¿Ayudó la corrupta Hillary a la desagradable (comprueben el vídeo sexual y su pasado) Alicia M a conseguir la nacionalidad norteamericana para poder utilizarla en el debate?”.

Es la biología: los hombres no pueden evitar asaltar a las mujeres.

En Twitter en mayo de 2013: “26.000 asaltos sexuales no denunciados en el Ejército, sólo 238 condenas. ¿Qué esperaban los genios que pusieron juntos a hombres y mujeres?”.

Los hombres deciden cuándo las mujeres pueden sentirse ofendidas.

Cuando le preguntaron en el segundo debate con Clinton por sus comentarios sobre las mujeres en la cinta de Access Hollywood, ofreció las siguientes excusas: “Era una conversación de vestuario”. “Lo que (Bill Clinton) hizo fue mucho peor. (...) Y Hillary Clinton atacó a esas mujeres”. “Son sólo palabras, tíos, sólo palabras”. “Si te fijas en Bill Clinton, eso era mucho peor. Lo mío eran palabras; lo suyo, actos”. “Son cosas que la gente dice”. “Cuando Hillary saca ese tema y habla acerca de palabras que dije hace 11 años, creo que eso es vergonzoso y que debería estar avergonzada”.

Culpar a la víctima.

En un mitin en Florida el 13 de octubre, Trump dijo a sus partidarios que las acusaciones hechas por mujeres contra él no eran ciertas. Las describió como “difamaciones falsas”. “Un terrorífico show de mentiras, engaños y ataques maliciosos”. “Intentarán destruirte por completo, incluida tu reputación. Mentirán y mentirán y mentirán, y harán cosas peores que esas”.

La cultura de la violación genera más cultura de la violación.

Lo más pernicioso sobre la cultura de la violación es que se perpetúa a sí misma. Las mujeres temen hablar del asalto sexual porque les preocupa que no les crean. Cuando tienen el valor de denunciar, a menudo no les creen. Destruirán su personalidad, cuestionarán sus motivos, les dirán que probablemente 'lo estaban pidiendo'. Y así otras mujeres decidirán quedarse calladas. Si tenemos que aprender algo de las lecciones de Trump sobre cultura de la violación es que ninguno de nosotros deberíamos quedarnos callados“.

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