Sindicalistas de Base augura un rechazo total de los trabajadores de Titsa a los trenes en Tenerife y censura la “privatización encubierta”

Aunque los números digan otra cosa, por el innegable aumento de usuarios residentes (y cada vez más turistas) desde la gratuidad (incluso cuando se rebajaron los bonos al 50%), los actuales no son tiempos tan boyantes en la empresa de Transportes Insulares de Tenerife (Titsa) como se podría pensar. Encima, con una amenaza en el horizonte que, al menos tal y como la conciben centrales como Sindicalistas de Base, puede suponer un antes y un después muy negativo para la compañía dependiente del Cabildo insular y sus pasajeros.
Así lo trasladan a Canarias Ahora su portavoz, Clemente García Marrero, y Mario Perera Santana (representante de este sindicato por la estación de Güímar), quienes aseguran que el proyecto de los trenes del norte y sur de la Isla se topa con un “rechazo total” del comité de empresa y de los trabajadores de Titsa, al tiempo que denuncian lo que consideran constantes pasos hacia “una privatización encubierta y silenciosa” del transporte público en Tenerife, con la introducción de empresas privadas en trayectos como Masca, Teno, Anaga y otros enclaves.
Según recalcan, esa privatización está en el fondo de lo que “siempre ha querido CC con Titsa”. Clemente García subraya que, salvo el periodo de Enrique Arriaga (Cs) en el mandato anterior en la consejería de Transporte y Movilidad del Cabildo por su pacto con el PSOE, los nacionalistas siempre han llevado esta área a escala insular y regional en sus acuerdos con el PP o PSOE en el pasado y han aplicado una política con esa tendencia que se mantiene y que resultó prácticamente imposible de modificar entre 2019 y 2023. Una política que no sólo está propiciando esa “privatización soterrada”, sino que debilita los servicios, líneas y frecuencias de forma que la población acabe aceptando grandes proyectos, con mucha financiación y, por tanto, negocio, “aunque no para empresas de aquí, para pequeñas ferreterías, por ejemplo, sino para grandes compañías, tal y como ocurrirá con los trenes”.

En este sentido, denuncian situaciones que se están dando desde hace años, “que acaban haciendo más largos y molestos los trayectos, como, por ejemplo, que alguien que quiera ir de Buenavista a Santa Cruz o al revés tenga que coger, sí o sí, dos guaguas porque ha de parar en la estación de Icod”. Esto, según critican, se está extendiendo, se aplica cada vez más, sobre todo, en la medianía de la Isla y contribuye también a otras de sus denuncias clave: que se “manipula” o utiliza de forma torticera los datos de usuarios cuando, en realidad, en muchos casos se trata de la misma persona pasando dos veces su bono por las máquinas para un trayecto que antes requería un único registro y una sola guagua.
Para García, con Titsa está ocurriendo lo mismo que con la “privatización” de la sanidad o la educación, que “se debilita todo lo que se puede el servicio público para que la gente acabe aceptando y viendo bien que entren empresas privadas”. A su juicio, es lo que ocurrirá con los trenes “porque el dinero es así”, pero advierte de que el comité de empresa, los sindicatos y los trabajadores de Titsa se opondrán con fuerza a esta iniciativa.
El transporte a demanda, “otro paso” hacia la privatización
Además, ambos rechazan tal y como se está concibiendo el transporte a demanda porque, al final, se apuesta también “por lo privado, sale más caro y, por tanto, se perjudica al usuario y al servicio público. Es un paso más hacia la privatización”. En este caso, Perera Santana pone el ejemplo de las cuatro líneas de Titsa que desaparecieron del municipio de Candelaria y que, tras una denuncia, tendrán que reponerse porque se estaba perjudicando a muchos usuarios “en favor de ese modelo privatizado”. Según remarcan, se ha de colaborar con los taxistas, por ejemplo, haciendo mucho más asequibles los precios por la noche para complementar trayectos, si bien denuncian el insuficiente número de líneas y frecuencias en horario nocturno o que todas las estaciones (sus baños, servicios y demás) estén cerrados a partir de cierta hora de la noche en unas islas sin casi más alterativas de transporte públicos en determinadas franjas.
García pone como ejemplo cómo funcionan las guaguas en sitios como Vitoria (pese a la presencia de trenes) por una buena complementariedad y alerta también, junto a su compañero, del déficit de choferes que habrá con las jubilaciones previstas y a pesar de las incorporaciones que se han dado por la gratuidad, aunque nunca se ha organizado de forma que desaparezcan las necesidades, según su opinión. A su juicio, existe una mala gestión por parte de la consejera de Movilidad, Eulalia García (CC), y de la presidenta, Rosa Dávila (CC), que, “si no cambian su relación con el comité de empresa, se toparán con nuestro rechazo en los próximos meses”. De hecho, no descartan movilizaciones y hasta posibles huelgas. Según señala, “CC siempre ha querido lo mismo: los grandes proyectos y obras, como los trenes, e ir privatizando de forma silenciosa una prestación básica que debe seguir siendo pública”.
Los representantes de Sindicalistas de Base también alertan de la reducción de paradas que supondrán los trenes hacia el Norte y el Sur, lo que, a su vez, requerirá de buenas conexiones complementarias o, “de lo contrario y como ya advierten los técnicos del Cabildo, los usuarios no los utilizarán”. Asimismo, advierten del impacto de esta infraestructura “que sólo podrán usar los vagones de los trenes, ya que, por el ancho mínimo que necesitan, casi suponen una segunda autopista hacia las dos comarcas por el espacio que ocuparán”.
Además, consideran que el debilitamiento de las guaguas en los barrios y, sobre todo, en la medianía de la Isla, así como la falta de líneas cuando, por ejemplo, acaban sus horarios los empleados de grandes superficies y otros subsectores, sigue esta línea en pro de la privatización y la justificación de las grandes obras. Para los dos representantes sindicales, las distintas estaciones deberían estar mucho mejor conectadas entre ellas y que siempre se pueda volver al lugar de salida sin necesidad de tener que coger una nueva guagua.
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