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Autopsia de 'El Paraíso'

Después de media hora de mide esa pared, las sujeciones van aquí y ten cuidado con esa esquina, el cuadro El Paraíso de Tintoretto ya está en ese lugar que le da confortable hospedaje. El hall del Museo Thyssen-Bornemisza acoge esta espectacular obra, que ha sido sometida a un profundo estudio y una cuidadísima restauración, en colaboración con el Bank of America Merrill Lynch.

Todo este trabajo ha contado con un atractivo añadido. Según ha explicado el director artístico del Museo, Guillermo Solana, a Europa Press, se ha logrado que “todo aquello que solía ocurrir entre bastidores se abra al público”. Es decir, los delicados trabajos de estudio y restauración han estado visibles para todos aquellos visitantes que pasaban por la entrada de esta pinacoteca. Exactamente, “como se hacía en los teatros anatómicos. Se ha conseguido un interés del público mucho más íntimo y físico”, ha añadido Solana.

Además, orgulloso del trabajo realizado por los expertos y de la impresionante calidad de la pieza, no ha dudado en señalar que “hace de este hall nuestra pequeña Capilla Sixtina”. La tecnología puesta al servicio de esta labor ha sido amplísima: análisis químicos, reflectografías, macrofotografías y radiografías. Los resultados han permitido discernir los cambios que quedaron ocultos por voluntad del pintor, la calidad actual del material cromático y las diferentes técnicas empleadas para imprimir luminosidad a la obra.

Las tareas desempeñadas durante este tiempo han permitido “aproximarse a la figura del artista de una forma muy personal e íntima”, ha afirmado el jefe del área de Restauración del Thyssen, Ubaldo Sedano. “Vemos lo que corrige, lo que borra, lo que vuelve a poner… entra casi en el campo de la psicología”. Da la impresión de que un Tintoretto ha pasado por el psicoanalista.