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Guillermo del Toro: “El miedo es una emoción bellísima, poética y sublime”

María Estévez

Desde que ganara el premio de la Semana Crítica en Cannes en 1993 con la película Cronos, Guillermo del Toro se ha convertido en un director icono de la cultura del miedo. Su maravilloso Laberinto del Fauno dejó tal resaca en Hollywood que la factoría de los sueños se obsesionó con su mundo fantástico. Guillermo del Toro sabe cómo provocar miedo desde la gran pantalla y cómo llegar a las emociones del espectador. El terror es el chile de su cine y nosotros, adictos al picante, pedimos más con lágrimas en los ojos. Nadie recrea el horror como Del Toro, quien ademas de dirigir se atreve a producir películas de este género. Llega a las pantallas españolas Mamá, un filme marca de la casa Del Toro realizado por Andrés Muschietti, donde -no podría ser de otra manera- habitan los fantasmas. Guillermo del Toro ha compartido con nosotros su visión del miedo, una emoción que él considera bella y sublime, casi nada. Tras apartarse del proyecto The Hobbit acusando razones personales, Del Toro acaba de terminar el rodaje de Pacific Rim mientras sigue escribiendo el guion de su próximo proyecto: Frankenstein. Del Toro forma parte del renacimiento del cine mexicano junto a Cuarón e Iñárritu, compadres, amigos y socios en varios proyectos cinematográficos. Hollywood se ha rendido a los pies de este artista que representa el cine de terror gracias a títulos como Mimic, Hellboy y El laberinto del Fauno. Hasta Nueva York fuimos a hablar con Guillermo, en exclusiva para Diario Kafka.

Diario Kafka: ¿Por qué cree que al público le gusta sentir miedo en el cine?Guillermo del Toro:

El miedo es una emoción que nos conmueve tanto como la risa. Lo mismo disfrutamos de una comedia que de una cinta de terror. Forma parte de nuestra función social y nosotros tratamos de entretenernos porque en la vida real no hay muchas dosis de diversión, mucho menos en los tiempos que vivimos. El horror despierta nuestros instintos básicos.

DK: ¿Mamá demuestra su fascinación por los fantasmas?GDT:Mamá

De todos los personajes sobrenaturales los que más me intrigan son los fantasmas. He hecho The Devil’s Backbone y he producido El orfanato, he leído todas las historias que se han escrito sobre fantasmas y he tomado nota. Los fantasmas son un gran tema para provocar terror y al mismo tiempo para invitar a la reflexión. Creo que los fantasmas nos obligan a pensar qué significa ser humano, estar vivo y entender la vida.

DK: ¿Por qué su afán de contar historias de miedo?GDT:

Somos mamíferos. Pretendemos ser buenos cuando en realidad somos simples animales. Comemos, procreamos, dormimos y peleamos, todos nosotros lo hacemos en un grado mayor o menor. La forma en que lo hacemos es socializando esos instintos. Escucha esto, la antropología dice que contar historias fue un hecho que apareció en la vida de los humanos cuando estos dejaron de ser nómadas y se convirtieron en sedentarios. Sentarse a esperar que un árbol diera sus frutos hizo que los humanos se desarrollasen más allá de los instintos primarios. Después de encontrar comida y conseguir cobijo empezaron a alimentar el alma contando historias. Me fascina que una de las primeras cosas que hicieran los humanos fuera entretenerse, demuestra que contar historias es una parte esencial del ser humano.

DK: En sus películas el miedo y la belleza van de la mano.GDT:

Sí. Porque creo que el miedo es algo bellísimo. Todo lo que hago, lo hago porque creo en ello. Lo único que puedo decir con cierto orgullo es que las películas que he hecho, las que no he hecho y en las que he estado involucrado, se han hecho o se han abandonado por las razones correctas. Nunca he tenido que hacer un filme determinado para ir a los Óscar. No he tenido que hacer un drama social para ir a Cannes. Lo que ha ocurrido en mi vida ha sucedido porque creo firmemente en lo que hago. He apostado por el miedo, que es una emoción bellísima, poética y sublime. Estoy feliz de poder decir esto y no quiero con ello asegurar que todo lo que he hecho haya sido bueno.

DK: ¿Algo le da miedo?GDT:

Muchas cosas me asustan. Solía ser un hipocondriaco, bueno sigo siéndolo. Cualquier cosa me lleva a pensar que estoy muriendo de cáncer. Un día seguro que me va a pasar. También me da mucho miedo el mundo real. Odio a los políticos, los bancos, los impuestos, estamos hablando de mafias sociales. Ellos me dan miedo. Yo aprendí el verdadero significado del miedo cuando me convertí en padre, porque cuando sientes miedo por otra persona es cuando realmente reconoces el terror. Eso es algo que nunca había experimentado hasta que llegaron mis hijas.

DK: ¿Qué le atrae a la hora de producir?GDT:

No estoy seguro. Es casi como una adicción. Es realmente agotador, requiere muchísima energía, pero siento que tengo que hacerlo porque creo que es importante proteger las voces que merece la pena escuchar como realizadores. Especialmente a los que debutan. Fue importante proteger a Juan Antonio Bayona cuando hizo El orfanato. No tuvo que ir a un estudio o a un distribuidor que tal vez hubieran cambiado el final de su película o no le hubieran permitido contar con ese elenco de actores. A mí me ayudó Pedro Almodóvar. Pedro me salvó la vida. Después de Mimic yo me dije: “Que se joda este negocio, es una industria imposible”, y Pedro fue absolutamente generoso conmigo ofrenciéndose a producir mi siguiente película. Yo produzco de la misma forma que Pedro me enseño a mí.

DK: ¿Fue difícil el camino al éxito en Hollywood manteniendo el respeto del cine mexicano e hispano en general?GDT:

Muy difícil, realmente. Lo que es curioso es que las nuevas generaciones ya tienen abierto un camino que abrimos las generaciones anteriores, y supongo que a nosotros nos lo abrieron los anteriores. Pero cuando yo llegué a Hollywood la primera vez, en el 92 o 93, era otro el panorama. No había un latino haciendo películas como Harry Potter, Hellboy o Blade. No había un modelo a seguir en esa escala de películas. Creo que no somos un modelo único, ni el mejor, pero es muy bonito que haya alternativas de modelo. Ahorita un chico de Argentina, de Ecuador, de México, de donde sea, puede soñar con hacer cine de género a la más alta escala y se sabe capaz. Cuando yo llegué no era posible.

DK: ¿Qué ocurrió con su proyecto Frankenstein?GDT:Frankenstein

Estoy escribiendo el guion, pero no soy muy rápido (se ríe).