Un Rajoy que mueve la boca mientras otro habla tras él no es un sketch, amigas, es Historia de España. Así, con mayúsculas. Un Buenafuente que construye al presidente como un muñeco de madera en un descampado arrasado, en un invernadero desierto y yermo, no es divertido; es el otro lado, quizá el menos oscuro de la realidad.
No hay chiste, porque cualquier chiste podría ser utilizado como materia prima para elaborar a un presidente que no existe, humanizarlo. Hace muy bien Buenafuente en no regalarle a su marianeta Rajoy ninguna frase ingeniosa para que encaje en su boca; solo respuestas obvias,marianeta esquivas, estupor y algunos temblores.
Lo que hace Buenafuente con este vídeo es un ejercicio admirable: como una sinfonía minimalista, como una pieza de John Cage hecha de silencio: es renunciar a la exhibición de sus facultades para dejar al descubierto el horror. Una parodia sin gracia es, probablemente, el daño más triste que merece Rajoy. Y una excelente forma de mostrar que no da ni para chistes. Ni él ni lo que ha permitido que suceda a su alrededor.
Buenafuente le pone enfrente el espejo deformante a Rajoy y lo que refleja es un tipo normal. Aburrido. Gris. El reflejo de la marianeta de Rajoy en el espejo convexo es plano porque el original es monstruoso. marianeta
Sobre este blog
Bob Pop (Madrid, 1971) lee novelas, las escribe muy despacio, colabora con Gemma Nierga en 'Hoy por Hoy' (Cadena SER), escribe cada semana sobre televisión en la revista LECTURAS y en la revista Mongolia cada mes. Una vez le preguntaron por su labor como crítico televisivo y él se definió como un 'coprófago bulímico', no les digo más. Bueno sí; que trabajó un mes con Anne Igartiburu en TVE; le echaron, claro.
