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La televisión (pública) imita al pasado real

Bob Pop

Si yo fuera Letizia Ortiz (AKA princesa de Asturias), tendría mucho miedo cada vez que encendiera el televisor para ver el Telediario de La 1.

Porque en el Telediario de La 1 todo es tan 'aquí no ha pasado nada' en la casa real española (ni Corinna, ni casi Urdanga, ni herencias donjuanescas ni nada de lo que sí ha pasado desde hace mucho tiempo pero llevamos poco sabiendo) que acojona. Acojona tanto que, si yo fuera Letizia Ortiz, temería encontrarme conmigo misma presentando el Telediario y soltera, víctima de esa cápsula del tiempo de Transición en que se han transformado los informativos de TVE.

Y quien dice los informativos dice 'Corazón', '+Gente' o 'Informe semanal'. Todo ellos se han confabulado para imitar un pasado monárquico español que ya no existe tal y como nos ha enseñado la prensa, el zapeo, la lectura de otros medios o cierta conciencia de la realidad que adquirimos después de darnos un golpe muy fuerte en la cabeza con un rifle de caza.

Si yo fuera Letizia Ortiz, me daría pavor encender La 1 y volver a encontrarme allí, como locutora del Telediario y, lo que es aún peor, ¡con la nariz de antes!

[- ¿Has oído eso, Felipe? ¡ESO lo acaban de decir en TVE! ¡Es TAN siglo XX! Cada vez que oigo esas cosas, me retrotraigo...

- ¿Te retro... QUÉ?

- Pues eso, que es muy retro. Y la idea era que yo llegara como un soplo de aire fresco a tu familia, ¿no?

- ¿Un soplo de aire? ¿Tú qué quieres, que se vuelen los billetes?]

Si yo fuera Letizia Ortiz (AKA princesa de Asturias), tendría mucho miedo cada vez que encendiera el televisor para ver el Telediario de La 1. Y cada día revisaría el guión una y otra vez buscando la noticia del anuncio del compromiso del príncipe Felipe con otra. Y, ya que estaba, le mandaría un mensaje en directo a Pertegaz: “Cuellitos de chimenea, ¡NO!” Tal cual.

Si yo fuera Letizia Ortiz (AKA princesa de Asturias), tendría mucho miedo cada vez que encendiera el televisor para ver el Telediario de La 1.

Porque en el Telediario de La 1 todo es tan 'aquí no ha pasado nada' en la casa real española (ni Corinna, ni casi Urdanga, ni herencias donjuanescas ni nada de lo que sí ha pasado desde hace mucho tiempo pero llevamos poco sabiendo) que acojona. Acojona tanto que, si yo fuera Letizia Ortiz, temería encontrarme conmigo misma presentando el Telediario y soltera, víctima de esa cápsula del tiempo de Transición en que se han transformado los informativos de TVE.