A veces la culpa de todo la tiene Yoko Ono; otras veces, no. Lo que quiero decir es que hoy en día hay un subgrupo literario que protagonizan las viudas de los escritores, y a veces nos vemos obligados a odiarlas pero otras lo único que hacen es seguir profundizando en la memoria, obra y personalidad de sus compañeros. Raramente es noticia que el viudo de una escritora sea relevante y dé escándalos. Sin embargo, las señoras que estuvieron al lado de José Saramago, Roberto Bolaño, Camilo José Cela, Jorge Luis Borges o Francisco Ayala están en primera línea, en el foco de interés de muchas noticias.
No, no todas son iguales. Hay buenas y malas, y hasta mártires. En el lado de las señoras, y digo señoras porque se comportan como tales, tendríamos a Pilar del Río y Carolyn Richmond, defendiendo a capa y espada el oficio de sus maridos, que fueron grandes hombres de las letras. En el lado de las brujas, y digo brujas porque se comportan como tales, tendríamos a Marina Castaño y quizá a Carolina López. Aunque esta última es la viuda oficial de Roberto Bolaño (que por lo visto también hay oficialidad en algo así), por lo visto llevaba tiempo separada del chileno y la mujer que lo acompañó en sus últimos días fue Carmen Pérez de Vega, a la que según se sabe Carolina ha intentado eliminar de la historia. Además de no publicar las obras en el orden y a la manera que quiso Bolaño, dio carpetazo a Anagrama. La Kodama está ahí, en medio, sin saber muy bien si es una señora o una bruja, porque a veces parece una cosa y otras veces otra, pero no queda duda de que pelea como una leona por la obra de Borges; en ocasiones hasta límites que rozan el ridículo.
En cuanto a las mártires, encabezan la lista las viudas de Tolstói y Larsson. La esposa de Tolstói, después de haber mecanografiado hasta tres veces Guerra y paz, que no es cualquier tontería, supo que los derechos habían sido cedidos al pueblo ruso. Y la viuda del exitoso Larsson, al no haber formalizado su relación, se quedó sin ningún tipo de derecho, derechos que fueron a parar al padre y el hermano del escritor, con los que hacía años que no tenía contacto.
¿Qué herencia dejan los escritores a sus mujeres y qué papel tienen después en la obra? Y sobre todo, ¿qué derechos tienen y cómo los usan? En el lado de las buenas, en el lado de las malas, las mártires…