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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las 10 claves de las elecciones griegas

1. Nada cambia pero nada sigue igual

La sorpresa de estas elecciones ha sido que, aparentemente, nada ha cambiado en Grecia desde enero, a pesar de que había elementos de sobra para pensar que Syriza había perdido el apoyo de la ciudadanía. El desgaste del gobierno después de siete meses de duras negociaciones sin los resultados prometidos, un referéndum en el que la población expresó el rechazo masivo a las medidas de austeridad propuestas por los acreedores, seguido de la firma de un acuerdo que incluía dichas medidas, la escisión de Syriza, la pérdida de popularidad de Tsipras... A pesar de todo ello, los porcentajes de voto que han obtenido los distintos partidos son muy similares a los de enero. Syriza gana, le saca una ventaja de 7 puntos porcentuales a Nueva Democracia, Nueva Democracia se mantiene en un porcentaje similar y el tercer partido más votado vuelve a ser Aurora Dorada. Y, sin embargo, nada es igual. Más allá de la celebración inmediata inevitable, el ambiente que predomina es de decepción, apatía, hartazgo y miedo. Sobre todo, mucho miedo frente a lo que se viene encima a partir de ahora, con la implementación de las medidas de austeridad acordadas. Si hay un buen indicador de que nada es lo mismo, esa es sin duda la elevada abstención que ha caracterizado a estas elecciones.

* El dato correspondiente a las elecciones de enero es la suma de los resultados correspondientes a PASOK y DIMAR.

Nota: En este gráfico y en los siguientes, se han comparado los resultados de PASOK-DIMAR con los de la suma de los dos partidos en las elecciones de enero.

Fuente: Ministerio del Interior de Grecia

2. Record histórico de abstención

Que la abstención sería elevada era algo que todo el mundo esperaba y algunos ya habían adelantado que estaría en torno al 50%. La abstención final ha sido del 43,5%, siete puntos superior a la de enero y la más alta en unas elecciones generales hasta ahora. ¿Cómo se explica esto? Los griegos han dejado de tener aquella esperanza que Syriza les infundió en enero y han entrado de lleno en la senda del realismo, por no decir del pesimismo.  El convencimiento de que, ganara el partido que ganara, el resultado sería el mismo es uno de los principales factores que se esconde detrás de esa baja participación. Lo que sí ha sorprendido es que no sólo se han abstenido los votantes de Syriza, sino también, casi en la misma medida, los de Nueva Democracia.

Nota: La pérdida de votos de un partido no significa que todos ellos se hayan ido a la abstención. Algunos pueden haber ido a otros partidos (ver datos de fidelidad de voto).

Fuente: Ministerio del Interior de Grecia

3. Los fieles y los infieles

Más allá de la abstención, prácticamente todos los partidos han sufrido pérdidas de votantes hacia otros partidos. El partido cuyos votantes han demostrado ser más fieles es ND. Le siguen Aurora Dorada y el Partido Comunista (KKE). Con la movilización de los indecisos en el último momento, la fidelidad de los votantes de Syriza no ha sido tan baja como se esperaba. En niveles similares de fidelidad se ubica PASOK-DIMAR. En cambio, los votantes de ANEL y de Potami han demostrado ser muy infieles a los partidos que votaron en enero. El primero de estos dos últimos tendrá la suerte de repetir de su colaboración con Syriza como socio menor del gobierno. El segundo, sin embargo, tendrá que plantearse si en el sistema de partidos griegos hay hueco para un partido que aspira a la modernización del país y a romper con los vicios partidistas del pasado pero que no tiene buena acogida por la ciudadanía. Una de las posibles razones es su imagen de partido elitista (es el único partido que recibe más apoyo entre los licenciados universitarios que entre los votantes con niveles educativos inferiores).

Nota: Se ha considerado votante fiel a aquellos que, habiendo votado en septiembre, votaron al mismo partido en enero y en septiembre.

Fuente: Exit Poll conjunta, septiembre 2015.

4. El referéndum y el memorándum

Una de las grandes incógnitas que se cernía sobre los resultados tenía que ver con cómo reaccionarían quienes habían votado “no” en el referéndum de julio (a favor o en contra de la aplicación de las medidas de austeridad propuestas por los acreedores) después de que Tsipras se comprometiera a aplicar un acuerdo en el que, según sus propias palabras, no creía. A partir de la encuesta a pie de urna realizada por varias empresas de opinión pública podemos saber que, aproximadamente el 80% de los votantes de Syriza en estas elecciones habían votado “no” en el referéndum. En el caso de Nueva Democracia un 73% habían votado “sí”. En este sentido, la división en torno al memorándum (como se conoce en Grecia el acuerdo con los acreedores y las políticas de austeridad incluidas en el mismo) sigue teniendo un claro reflejo en el voto. No obstante, en el caso de los dos partidos principales sería más correcto decir que la división ahora consiste en una apuesta por una forma distinta de gestionar la aplicación de dicho acuerdo enfatizando la justicia social unos y la eficiencia otros, así como una mayor o menor voluntad de cuestionar – al menos públicamente - sus implicaciones, respectivamente. En este sentido, los votantes de ANEL se siguen pareciendo más a los de Syriza, y los de Potami y los de PASOK-DIMAR, a Nueva Democracia. Entre los votantes de la Unión de Centristas – que hace su entrada en el Parlamento por primera vez - predominan los que habían votado “no”. En el caso de Aurora Dorado o KKE sí se puede seguir hablando de partidos claramente anti memorándum, al igual que en el caso de Unión Popular (el partido escindido de Syriza), que no ha logrado superar el 3% necesario para obtener representación. Estos tres partidos euroescépticos suman un 15% del voto, al que se deben añadir otros partidos menores.

5. Ni “viejo sistema” ni “paréntesis de la izquierda”

“Nos deshacemos de lo viejo” ha sido el lema de campaña de Syriza durante unas elecciones en las que, tras haberlo firmado, ya no podía convertir el memorándum en el principal objeto de división. El “viejo sistema” está representado, fundamentalmente, por Nueva Democracia y PASOK y se resume en un sistema que ha beneficiado a una oligarquía y se ha apoyado en la corrupción, el clientelismo y el fraude fiscal. En cuanto a la idea del “paréntesis de la izquierda”, es el pronóstico que había hecho Andonis Samarás, anterior Primer Ministro y líder de Nueva Democracia, antes de las elecciones de enero. En otras palabras, que el gobierno de Syriza tendría una vigencia efímera y que pronto se volvería a la “normalidad”. La voluntad de desmentir ese mensaje ha movilizado a muchos votantes de izquierdas, a pesar de su decepción con Syriza.

6. El crepúsculo de las encuestas

La disparidad en los porcentajes que las distintas encuestas daban a los dos principales partidos, así como al grupo de los indecisos ha sido llamativa. En la mayoría – aunque no en todas - dominaba el empate técnico entre ellos. La mayoría tampoco anticipó la entrada de ANEL en el Parlamento y, sin embargo, sí anticipaban un apoyo suficiente para Unión Popular (LAE). El resultado ha sido el contrario: ANEL ha obtenido representación parlamentaria y LAE no. Independientemente de que la realidad se resista a ser medida, no ha tardado en surgir la sospecha generalizada de que están manipuladas. Lo estén, o no, es cierto que los datos que se han publicado han podido tener implicaciones importantes para algunos partidos. Desde Unión Popular han denunciado que la sensación de empate técnico ha llevado a muchos votantes a optar por el voto útil a Syriza a costa de apoyar a su partido. También Griegos Independientes se consideran víctimas de unas encuestas que han desincentivado el voto a este partido por considerar que quedarían relegados al ámbito extraparlamentario.

7. Los ganadores y los perdedores

Más allá de los principales partidos, podemos distinguir entre ganadores y perdedores. Entre los primeros están la coalición PASOK-DIMAR, Aurora Dorada y la Unión de Centristas, que entra por primera vez en el Parlamento. En lo que se refiere a PASOK-DIMAR, la coalición ha logrado resultar más atractiva que la suma de sus partidos. No obstante, cabía esperar que hubieran absorbido los votos del partido fundado por Yorgos Papandreou (KIDISO) antes de las elecciones de enero. Si tenemos esto en cuenta, el éxito se ver relativizado. El voto en blanco también está entre los ganadores duplicándose en porcentaje y aumentando claramente en cuanto a número de votos (1,2%, algo más de 64.000 votos). Los perdedores de estas elecciones son, claramente, Potami y Unión Popular (LAE). El segundo, creado tras escindirse de Syriza durante el pasado mes de agosto, ha quedado fuera del Parlamento.

Fuente: Ministerio del Interior de Grecia

8. El partido neonazi se mantiene… y no sólo

En plena crisis de los refugiados y después de que su líder asumiera la “responsabilidad política” por el asesinato hace dos años de un cantante de rap de declarada ideología antifascista el partido neonazi Aurora Dorada ha perdido algunos votos pero en menor proporción que otros partidos. Esto hace que su porcentaje de voto haya aumentado (de 6,3% a 7%). Además, sus apoyos en las islas del Dodecaneso que están siendo uno de los principales puntos de llegada de los refugiados sirios (Kos, Samos y Lesvos) el apoyo electoral a este partido se ha visto duplicado.

9. El nuevo-viejo gobierno

El resultado de estas elecciones ha sido interpretado como una segunda oportunidad para Syriza. En la práctica, también lo será para la coalición de gobierno entre Syriza y ANEL. El líder de Syriza, Alexis Tsipras, había dejado claro durante la campaña que, si su socio de gobierno entraba en el Parlamento, volverían a pactar con él. Esta invitación y la correspondiente aceptación se han confirmado de forma inmediata. La suma de los escaños de los dos partidos les da la mayoría en el parlamento (155/300). Por eso, a pesar de que Griegos Independientes también ha sido uno de los partidos que ha visto disminuir sus apoyos, no puede ser considerado entre los perdedores. En la decisión de Tsipras sin duda ha jugado un papel la demostrada lealtad de su socio, que apenas le ha planteado problemas durante estos agitados meses de gobierno. El principal punto en común entre los dos partidos tenía, y tiene, que ver con el rechazo (antes) y la gestión sensible a cuestiones de justicia social (ahora) de las medidas de austeridad. El líder de ANEL, Panos Kammenos, ya ha dejado claro que sus “líneas rojas” están en aquello que atañe al Ejército y la Iglesia. Es significativo que entre ellas no haya incluido otro de los puntos en los que difiere de Syriza y que será crucial en las próximas semanas: la gestión de la inmigración.

10. ¿Y ahora qué?

Tras estas elecciones el gobierno ha quedado claramente legitimado tanto frente a los acreedores de Grecia como frente al resto de fuerzas políticas del país. Tsipras ha demostrado ser el único interlocutor válido y el que, a pesar de su desgaste, cuenta con mayor apoyo entre la población. Pero también está claro que, frente a la ciudadanía, su legitimidad está ahora mismo bastante debilitada. Es cierto que Syriza es hoy en día un partido más homogéneo y en ese sentido más previsible y homogéneo. No obstante, como el propio Tsipras ha recordado en su discurso tras la victoria, vienen tiempos difíciles. Está por ver hasta qué punto las bases de este nuevo comienzo son sólidas. Las medidas que debe implementar y las probables protestas sociales pondrán a prueba tanto la unidad interna de Syriza como la alianza con su socio de gobierno. Corren rumores de que Tsipras incorporará a su gobierno a figuras independientes que le den firmeza frente a los vaivenes que se avecinan. En la misma línea van sus declaraciones de crear una comisión de negociación que incorpore a miembros del resto de fuerzas parlamentarias. Si, además de esto, logra efectivamente llevar a cabo algunas de las reformas institucionales que se propone y abrir nuevos caminos para la izquierda en Europa, no quedará más remedio que rendirse a sus pies.