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La pobreza infantil es un asunto muy serio

Pau Marí-Klose / Marga Mari-Klose

El pasado martes se celebró el debate sobre presupuestos en el Congreso. En el momento en que Pedro Sánchez aludió a la necesidad de acometer leyes que impulsen una lucha decidida contra la pobreza infantil, desde la bancada popular se desataron varias reacciones irrespetuosas y, al parecer, hasta burlescas. En las imágenes se barrunta barullo y una intervención del presidente del Congreso para restablecer el orden, pero no la verdadera naturaleza de los hechos. Sea como sea, dada la magnitud y trascendencia del problema, lo menos que se puede esperar de una propuesta parlamentaria contra la pobreza infantil es una respuesta que refleje un mínimo de sensibilidad, y un mínimo de inteligencia para entender lo que nos estamos jugando al renunciar a abordar el problema con determinación.

Lo que sí hemos podido comprobar es cómo la cuenta de tuiter del Partido Popular publicaba mensajes señalando que la desigualdad y la pobreza habían descendido desde 2011 a 2013, coincidiendo con su llegada al gobierno. En uno especialmente sonrojante se señala que mientras el índice de Gini aumentó 4 puntos durante la legislatura de Zapatero descendió casi 2 durante el gobierno del PP.

Ante esto, es necesario apuntar varias cosas. El PP se sirve de datos inapropiados para hacer esas afirmaciones. Como resultado de cambios metodológicos realizados en el procedimiento para estimar la renta de los hogares por el Instituto Nacional de Estadística, la serie temporal de indicadores de desigualdad o de riesgo de pobreza monetaria se interrumpe en 2012, y los datos obtenidos con posterioridad no pueden compararse con los anteriores. Aunque existen justificaciones técnicas legítimas para realizar estos cambios, hacerlo precisamente ahora es una pésima noticia para los investigadores que rastreamos la evolución de los efectos de la crisis con indicadores de renta. La Encuesta de Condiciones de Vida realizada en 2013, que recoge información sobre renta monetaria de los hogares a partir de documentación tributaria y administrativa, tiende a detectar menos pobreza y desigualdad. Es algo fácilmente comprobable en la página de datos de EUROSTAT y sobre lo que también puede encontrarse información en la página web del INE.

Lo que sí son comparables son los datos de la evolución de indicadores de carencia material en hogares con niños entre 2011-2013. Es más, es posible compararlos, por ejemplo, con tendencias observadas en los tres años anteriores (2009-2011). Y la conclusión es que las condiciones de privación en hogares con niños se deterioran mucho a partir de 2011 (en los tres años anteriores habían mejorado respecto al inicio de la crisis, o variado muy poco). Es especialmente sangrante el aumento de casi diez puntos del porcentaje de hogares con niños que tienen mucha dificultad para llegar a fin de mes (en contraste con el descenso de más de siete puntos que se había producido durante el período anterior).

Gráfico. Variación en puntos porcentuales de los indicadores de carencia material en hogares con niños (períodos 2009-2011 y 2011-2013)

Podría ser una tentación casi irresistible culpar al gobierno del PP de este deterioro. Y probablemente podamos encontrar razones poderosas para respaldar esa interpretación. Pero nosotros no lo vamos a hacer, porque el rigor es norma ineludible en Agenda Pública y con los datos disponibles es muy difícil establecer relaciones de causa-efecto entre las políticas desarrolladas en los últimos tres años y el empeoramiento de las condiciones de privación en hogares con niños. Lo único que debe pedirse al gobierno es que tome urgentemente cartas en el asunto, ya sea escuchando las propuestas que han planteado otros partidos, o las que antes llevaban sugiriendo organismos internacionales, entidades sociales y académicos preocupados por el problema.

La pobreza infantil es un asunto muy serio. Los escasos 32 millones adicionales comprometidos en los presupuestos de 2015 para familia y infancia en un contexto de necesidades tan acuciantes sí que parecen un broma. Pesada.

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