En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.
Axarfruit, la empresa que mima la fruta
“Yo siempre digo que a la fruta hay que tratarla como si fueran huevos”, explica Álvaro Martínez, gerente de Axarfruit. Mientras, los limones caen a un cojín rectangular colocado dentro de una gran caja. Limones a prueba de abolladuras que los echen a perder. Martínez, padres y abuelos dedicados al campo, tiene 26 años; Axarfruit cuenta apenas dos, y ya exporta a casi todos los países del centro y el norte de Europa. El 95% de su producción de 2014, en torno a los cinco millones de kilos de mangos, aguacates, limones, pomelos y clementinas, se consumió en Europa. Excepto en una línea de limones, todo ecológico. En 2015 esperan llegar a los 10 millones de kilos. “Pero si hacemos ocho, que sean ocho buenos”, insiste Martínez.
Desde el despacho en Benamargosa (Málaga) de Francisco Calvo, el director comercial de Axarfruit, hay una buena vista del interior de la nave. Los limones caen de la cinta en distintas cajas según su calibre; hay aguacates, que tres mujeres empaquetan en cajas. Listos para salir, también pomelos. Y toros (en la jerga) para cargar palets moviéndose sin parar de un lado para otro.
Martínez dice que ahora mismo recibe más peticiones de fruta de las que puede atender. Durante la conversación con eldiario.es Andalucía, llama a un proveedor porque necesita agilizar la entrega de una partida de aguacates, que saldrá tan pronto como llegue al almacén. La fruta pasa en la nave cuatro días, como máximo: “Esto es más un trabajo de organizar que de almacenar. Yo creo que el limón está mejor en el árbol que en una cámara”.
Extenda, la Agencia Andaluza de Promoción Exterior, ha seleccionado a Axarfruit entre las empresas finalistas de los premios Alas, en reconocimiento del rápido crecimiento de sus exportaciones. Sin embargo, tanto el director comercial como el gerente insisten en el discurso de que más vale bueno que mucho. Y más en su caso, una empresa orientada a la producción de fruta con etiqueta bio para mercados internacionales: “Penetrar en un mercado es complicado. Te surgen barreras y cuando llegas hay 500 que han vendido antes. Hay que darle al cliente algo que no le estén dando”, resume Martínez. Los certificados que acreditan el cumplimiento de estándares de calidad o de procesos de producción ecológica son clave: “Son la carta de presentación. Eso eres tú”.
El cliente es Europa. En Austria, Francia, Alemania, Bélgica o Dinamarca el producto bio se valora y se paga. Y se valora el producto español, que en el caso de los tropicales, procede casi exclusivamente de Málaga, porque llega fresco. Los datos de la Junta de Andalucía revelan que las frutas suponen en torno al 10% del valor de las exportaciones de la provincia, y en ello ha tenido mucho que ver el crecimiento continuado de las producciones de mango y aguacate.
Pasada la temporada del mango en la Axarquía (más de 20 millones de kilos en 2014, según las organizaciones agrarias), Axarfruit lo importa desde Perú y Ecuador. Pero según Martínez, un producto que pasa en un barco más de 20 días es incomparable con otro “que cortas aquí hoy y en tres o cuatro días está en Alemania, a su nivel óptimo de maduración, coloración, azúcar...”. El transporte aéreo ha irrumpido en el mercado, pero encarece costes. Esa es la ventaja competitiva de la fruta española en Europa.
La fortaleza de las exportaciones de la producción bio tiene un reverso: la debilidad de su demanda en España, a la que no se vislumbra un cambio de tendencia. Es un problema de mentalidad y de precio, opina Calvo: “Si vas a comprar un kilo de naranja a 80/90 céntimos y tienes a 30 céntimos, aquí vamos a por las de 30, aunque tenga pesticidas…”. Para Axarfruit, no hay discusión, de modo que esperan que su producción sea 100% ecológica a corto plazo: “El agricultor también nos dice que cambiarse al bio es volver a los orígenes, tener un tomate que recuerda el sabor que tenía hace 50 años”.
Axarfruit surgió de la necesidad de dar salida a un volumen de producción ecológica propia. “No puede ser que un productor viva para cuidar sus tierras, con mentalidad bio, ponga un precio en origen tal, y al llegar al mercado se cuadriplique. Tienes la sensación de que te están tomando el pelo”, explica Francisco Calvo. “Se ha desvinculado al agricultor, que cuida y mima la finca todos los días y es quien peor parado sale”, añade el gerente. Y como tenían el producto, la nave y la maquinaria, decidieron evitar al intermediario.
Ahora Axarfruit es productora y comercializadora. Hay llamadas del extranjero preguntando por sus aguacates, por sus mangos, y eso, dice Martínez, es lo que más le satisface. Conoce “ambos bandos”, con “los problemas y dificultades de uno y otro”. Por eso, explica que su objetivo es mantener el contacto aun fuera de temporada, asesorarlo y cuidarlo: “Es que lo principal no es vender; es tener fruta para vender. Si no tienes fruta no vendes. Si no cuidas el agricultor, no vendes”. Cuidar al agricultor como se cuida al limón que cae sobre una almohada.
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En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.