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Un inspector constata que el gigante del Silestone cometió “irregularidades graves” en la prevención de silicosis

Manuel todavía no se explica cómo es posible que tuviese que salir de Almería para que le diagnosticaran la enfermedad que le está ahogando. De hecho, al médico que vio la radiografía en las Urgencias de un hospital muy lejos de casa, aquello le pareció evidente. “Un grave problema de pulmón”, le dijo. Silicosis. Segundo grado.

Llevaba muchos años trabajando en la gran fábrica de las encimeras de Silestone y su mujer notaba que algo raro le pasaba. “Por las noches me faltaba la respiración. Cogía la bicicleta y me faltaba fondo. Pero ya de últimas me mareaba, no podía. Me cansaba de levantar los brazos cinco segundos”, relata Manuel, que asegura que durante años trabajó envuelto en el polvo de sílice que genera la fabricación de las encimeras de aglomerados de cuarzo.

Sin embargo, los servicios de prevención contratados por Cosentino, la multinacional andaluza que empleaba a Manuel, no detectaron nada en ninguno de los chequeos anuales. Le decían que los síntomas que explicaba podían ser de ansiedad. “Una vez me pusieron una pastilla bajo la lengua y para casa. ¿Cómo no lo vieron en la radiografía cuando ya tenía una silicosis complicada?”, se pregunta el trabajador, citado con nombre ficticio por petición expresa.

La Seguridad Social en Almería se plantea ahora la misma duda: ¿cómo es posible que los exámenes periódicos no detectaran una enfermedad que se caracteriza por desarrollarse en un proceso largo?

Indicios de “deficiente funcionamiento”

Un inspector de trabajo ha suscrito una propuesta de resolución que alerta del deficiente funcionamiento de los servicios de prevención de Cosentino. El inspector dice que “llama poderosamente la atención” que a pesar de estar sometido a exámenes anuales que incluyen un protocolo de diagnóstico de silicosis, la enfermedad de Manuel se detectara tan tarde, y que esto ocurriera fuera de la empresa.

“Lo anterior revela acaso, al menos indiciariamente, un deficiente funcionamiento o alguna irregularidad”, señala el inspector, que propone que Cosentino asuma el 50% de recargo de prestaciones por la incapacidad permanente de Manuel. Es la cuantía máxima prevista por la ley.

Durante meses, Manuel ha peleado con las mutuas para obtener su propio expediente médico. Ahora ha denunciado ante la administración a las tres que le examinaron durante sus casi veinte años en la empresa, y se ha personado en las diligencias previas que se instruyen contra los responsables de Cosentino en el juzgado de instrucción 3 de Huércal Overa, después de que varios afectados presentaran una querella en abril de 2018 por los presuntos delitos de homicidio y lesiones imprudentes.

Hay precedentes de condenas penales por no adoptar medidas de prevención suficientes contra la silicosis. En julio, un juzgado de Huelva condenó a los responsables de una pequeña marmolería, a su técnico de prevención de riesgos laborales y al médico de la mutua como culpables de homicidio y lesiones imprudentes de varios trabajadores que inhalaron el polvo de sílice del aglomerado de cuarzo de las encimeras Silestone.

“Un puesto gravemente contaminado”

Cosentino siempre ha asegurado que cumple estrictamente con la normativa de prevención. La propuesta del inspector, a la que ha tenido acceso eldiario.es/Andalucía, puede poner en cuestión esta tesis, porque constata que en la gran fábrica de Cantoria (Almería) se cometieron irregularidades “graves y muy graves” que a Manuel le produjeron silicosis. La empresa no valoró adecuadamente el riesgo y superó los límites legales de exposición a sílice cristalina.

“El diagnóstico clínico final permite asegurar razonablemente que durante un prolongado periodo de tiempo no determinado el trabajador ha estado expuesto a un puesto gravemente contaminado, lo que evidencia la falta de adopción por la empresa de las medidas preventivas adecuadas, el retraso en actuarlas o su insuficiencia”, concluye el inspector.

También señala que “son numerosos” los puestos de trabajo en los que se superaban los límites de exposición diaria, que desde 1999 estaban fijados en 0,1 mg/m3/jornada laboral, bajaron a 0,05 en 2015 y que ahora el Gobierno pretende incrementar de nuevo hasta el 0,1, a pesar de los informes técnicos en contra. Los valores se superarían en varias naves (Silestone 0, 1, 2 y 3 y Elaborados) y entre otros puestos, en los de operario de mezclas, repaso manual de elaborados, pulido manual, mantenimiento, mezcladoras, calibradoras o gruista.

“Con el valor límite ambiental del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, que es el que se tendría que haber aplicado, los índices de exposición al polvo de sílice superan ampliamente el Índice de referencia”, señala el inspector, que cree que la situación “se arrastraba de antiguo”. De hecho, el funcionario afea a la multinacional que no haya aportado los estudios higiénicos anteriores a 2014, a pesar de los requerimientos.

Por el contrario, Cosentino sí aportó al procedimiento unos documentos de medición de polvo de sílice que el inspector rechaza alegando que no reúnen los elementos metodológicos básicos para tener validez.

Cosentino asegura que ha cumplido siempre

Coincidiendo con la generalización de las encimeras de Silestone, esta enfermedad irreversible ligada históricamente a la minería se convirtió en la enfermedad profesional más común de Andalucía, según un documento de la Consejería de Salud que vincula el crecimiento de casos en el periodo 2009-2016 con los aglomerados de cuarzo, el material de las populares encimeras de Silestone.

Cosentino siempre ha defendido que en su fábrica adopta unas estrictas medidas de seguridad y de prevención, y se ha desvinculado de lo que ocurría en pequeñas marmolerías externas, de donde provienen la mayor parte de los 279 casos de silicosis comunicados al servicio de vigilancia y de salud laboral. En su día contestó a este medio que en sus instalaciones de Cantoria, donde trabajan unas 1.500 personas, se habían detectado “menos de 25 casos” de la enfermedad con una plantilla por la que han pasado 4.000 trabajadores.

Este medio ha remitido a Cosentino un cuestionario concreto relativo a este caso, preguntando por los estudios higiénicos entre 2000 y 2014, si ha recibido alguna sanción por estas presuntas infracciones, por la sustitución reciente de varias líneas de producción y por las nuevas medidas de seguridad adoptadas. La empresa ha respondido de forma genérica. Asegura que ha cumplido “siempre” con la normativa vigente para prevenir “cualquier contingencia profesional”, que se centra en eliminar los factores de riesgo desde el origen y que monitoriza cada puesto de trabajo. También que está comprometida con la mejora de los entornos laborales.

Casi mil millones de facturación

En España, Cosentino es el único productor de estas encimeras, que han convertido a esta empresa almeriense en un gigante empresarial con una facturación cercana a los 1.000 millones de euros. No obstante, el corte final se realiza generalmente en marmolerías externas.

Durante los procesos de corte o pulido se producen grandes cantidades de polvo de sílice, incluyendo micropartículas que penetran en los pulmones. Fuentes conocedoras de todo el proceso han explicado a este medio que también se generaba polvo en las fases de volcado o de limpieza. Para reducir el polvo en suspensión, Cosentino usa un sistema de agua durante el corte y compartimentos supuestamente estancos, pero varios trabajadores han explicado a este medio que las medidas eran insuficientes. Manuel dice que durante años necesitaba abandonar su posición para comunicarse con el compañero a seis metros. “No podíamos hacer señales del polvo que había”.

La propuesta de resolución del inspector está pendiente de la decisión definitiva de la dirección provincial de la Seguridad Social en Almería. De confirmarse, cuestionaría el cumplimiento de las normas de higiene laboral en la fábrica de Cosentino y su sistema de prevención de la silicosis, al menos, hasta 2016.