Viaje a la fracasada 'dictadura nudista' en una urbanización de Almería: ¿conflicto vecinal o guerra inmobiliaria?
Tras más de una década, el Supremo ha dado la razón a los 'textiles' frente a los “nudistas radicales” y ha restablecido el derecho a usar la piscina en bañador en el complejo Natura World de Vera
Cuando en una comunidad de vecinos hay falta de entendimiento no es asunto baladí. La cuestión crece si ya hablamos de 10 años de conflicto. Y la temperatura sube cuando entran en escena los tribunales. Sin embargo, las disputas vecinales no suelen salir en prensa, a menos, como es este caso, que su guerra llegue al Tribunal Supremo. El alto tribunal acaba de dictar sentencia para establecer que una comunidad de vecinos no puede imponer el nudismo en las zonas comunes de una urbanización de Vera (Almería). De eso habla, de derechos y de nudismo. Y en este caso, han ganado “los textiles” frente a los “nudistas radicales”. “Donde hay patrón, no manda marinero”, aseguran fuentes de los nudistas que han acatado la decisión judicial.
Justo después de conocer la sentencia, la urbanización Natura World de la playa de Vera no está, aparentemente, muy alterada. Es invierno, y muchos de los propietarios hacen uso de sus pisos cuando se va acercando la temporada alta. Sin embargo, nada más preguntar, se nota que la brecha vecinal está a flor de piel.
Sofía (nombre ficticio) es una toledana que, junto con su marido, decidieron comprar la propiedad en el complejo a sabiendas de que sería una comunidad mixta. Es decir, que convivirían nudistas y textiles. Según las estimaciones de la asociación naturista en la costa de Vera, este residencial se divide entre un 80% que van al natural y un 20% que optan por cubrirse. “Jamás, en muchísimos años, hemos tenido problemas con los naturistas porque aquí cada quien es libre de ir como quiera”, concreta.
Un pleito de más de diez años enquista la relación de dos bandos: los textiles (en los que se incluyen nudistas a favor) y los “nudistas radicales” (como los describen los ganadores de la sentencia). Estos últimos, llegaron a la presidencia de la comunidad en 2017 –explica la sentencia del Supremo– y quisieron imponer el nudismo en todo el residencial, que conforman 495 viviendas. Ahora, el tribunal ha dado la razón a la facción textil y entiende que “la imposición del nudismo vulnera el derecho de igualdad, supone una discriminación de los demandantes por razón de sus ideas y pensamientos, y atenta a su libertad de movimientos y a su derecho a la intimidad”. Además, ha ordenado indemnizarles con mil euros por piso.
El marido de Sofía interviene y subraya que “lo que no puede ser es que se inventen unos estatutos que no existen y te prohíban la entrada a la piscina por llevar bañador”. Por eso critican que la presidencia impuso el “nudismo radical”, según los vecinos, y contrató a seguridad privada muy severa que venía acompañada de “un conserje inflexible con las órdenes que recibía”. Sofía cuenta que le negaba el paso a las zonas comunes, hasta a su propia piscina, y que el conserje, relata, respondió con agresividad cerrando la verja contra el pie: “A mi hijo incluso le arañó la espalda con la puerta”.
Más allá del asunto “nudismo”
En 2021 se reunió el 28% de los vecinos en una junta y votaron cambiar la directiva. Aseguran que esta medida tiene el respaldo legal en el artículo 16 de la Ley de Propiedad Horizontal, en la que dicta que los vecinos pueden solicitar la celebración de una junta extraordinaria, pero solo si se pide por al menos el 25% de los propietarios, porcentaje que superaron. Algo que no reconocen las fuentes de la presidencia antigua consultadas por este medio. No obstante, con este cambio de dirección, la piscina se volvió a abrir a todos sin excepción: “Nos da lo mismo que fueran textiles o nudistas, podía entrar todo aquel que hubiera pagado la tasa de la Comunidad”, explica Sofía.
Esto lo confirma Belén, otra vecina de la comunidad y que, al igual que su marido, son naturistas que apoyaron la causa de los textiles. “Lo del nudismo es una tapadera” de otros problemas, resuelve tajante. Ella compró en el año 2000 y “sabía perfectamente lo que compraba”. Tuvo hijos que crio en este tipo de ambiente y conforme se fueron haciendo mayores ya no querían desvestirse completamente “por pudor o por lo que fuera”. Entonces fue cuando prohibieron la entrada al baño en las piscinas “y además, de muy malas maneras”. Belén interpuso una denuncia que el juzgado tumbó entonces. “Lo que ellos tienen es un nudismo radical, te tienes que desnudar sí o sí, y lo que no entienden es que la urbanización jamás va a ser naturista al 100% porque el promotor nos lo vendió como mixto”, puntualiza. Sofía reitera que “el conflicto no radica entre ir vestido o no”, porque, como hemos explicado, entre otras cosas, la antigua directiva no reconoce a la nueva.
Un asunto de “intereses inmobiliarios”
Los vecinos “textiles” aseguran que esta batalla por el nudismo es la punta del iceberg de los problemas de la urbanización y denuncian “amenazas de desahucio” por parte del administrador concursal de la promotora, y la venta de plazas de garaje que ya estaban asignadas a otros propietarios (también en el aire). ¿Con qué objeto? “Lo que quieren es que nos vayamos de aquí para seguir con su especulación inmobiliaria”, sentencia Mari Carmen. Se refiere a lo que todos los vecinos consultados coinciden al hablar con este medio: intereses inmobiliarios. “Estas viviendas se van a revalorizar con la llegada del AVE y lo que quieren es echarnos para venderlas mucho más caras, por eso nos están haciendo todas estas jugarretas”, replica Rubén, un extremeño afectado. Ellos lo califican como mobbing inmobiliario.
Las viviendas del conjunto residencial fueron comercializadas por Proyectos del Levante Almeriense SA, y se vendieron en su mayor parte antes de que la empresa se declarase en concurso de acreedores. Conforme al proyecto constructivo redactado, a la licencia de obras obtenida y a la comercialización realizada por la empresa promotora, la urbanización incluía 670 plazas de aparcamiento en los espacios comunes y viales interiores para el uso de los propietarios de las viviendas, cuyo derecho de uso fue además objeto de publicidad.
Entregadas pero no escrituradas
Aunque la mayor parte de esas viviendas fue entregada a los compradores años antes de la declaración concursal, la sociedad promotora no llegó a dar escritura pública de compraventa a causa de la existencia de determinados litigios con la sociedad dueña de los terrenos en los que se llevó a cabo la edificación, denominada PRADUL SL.
Estos conflictos entre la promotora y la dueña de los terrenos impedían que la promotora pudiera inscribir a su favor los terrenos y, por tanto, que pudiera inscribir también la declaración de obra nueva y otorgar las correspondientes escrituras de venta de las viviendas ya vendidas. Así que la sociedad promotora no llegó entonces a otorgar la escritura de declaración de obra nueva y división horizontal, pero sí hizo los preparativos y depositó la documentación necesaria para ello en la notaría de don Francisco Vidal Martín de Rosales, en Vera, donde quedó redactado el correspondiente proyecto.
Tras muchas denuncias particulares para poder escriturar, el asunto está en manos de los tribunales que tienen que decidir si, al menos, 80 familias conservan su casa, algo que todavía no ha sucedido. “Si hubieran escriturado, no tendrían este problema”, argumentan desde el otro bando.
Esta circunstancia mantiene en vilo a muchos propietarios (un centenar) con licencias de habitabilidad concedidas por el Ayuntamiento de Vera que están “angustiados” y viven con “la incertidumbre y el miedo de perder sus casas”, explica Mari Carmen Jiménez, una jiennense que adquirió un apartamento en la urbanización Natura World.
Además, los mismos vecinos afirman (y documentan con varias denuncias) que el abogado de los “nudistas radicales” y los promotores han estado subastando y vendiendo plazas de aparcamiento que eran suyas, extremo que explican desde la facción nudista: “Las plazas están desligadas de los pisos”. “No sé cómo ha engatusado a los compradores, vendiéndoles una plaza de parking con dueño y que está numerada según el de nuestras casas”, entona la toledana. Los propietarios (los antiguos) aseguran que se enteraron de todo cuando ya supuestamente estaban vendidas las plazas, pero “todavía a día de hoy estamos pagando el IBI” de unas plazas que “ya no son nuestras”. Ellos reclaman que esos garajes sí son suyos porque así se reflejan en las escrituras y también en toda la propaganda de la promotora.
Lo que está claro es que en esto también tendrán que entrar los tribunales, como han entrado a dirimir las diferencias entre textiles y nudistas partidarios de la urbanización mixta, y los nudistas “radicales”. Porque la realidad es que los problemas en Natura World no han tenido punto final con la sentencia del Supremo.
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