El comedor escolar es la única herramienta de conciliación con la que cuentan Mercedes y su marido para poder terminar sus turnos laborales siendo padres de un niño de 8 años. Tanto ellos como otras tantas familias en la misma situación conviven con las dificultades que se desprenden de este servicio y que, con la pandemia, no solo han continuado, sino que se han agravado. En este sentido, la justificación de las ausencias de los niños al comedor es una cuestión que Mercedes define como “vivir en el día de la marmota” y que se ha agravado porque la realidad actual no se contempla en los pliegos técnicos de la Consejería de Educación.
Este es uno de esos problemas que, aunque parezcan nimios, según Mercedes “se vuelven una pesadilla” en el día a día. El comedor de su centro escolar está gestionado por Aramark, una multinacional estadounidense que ofrece los servicios de comedor a diferentes colegios en toda España. Esta empresa, a comienzos de este curso, envió un comunicado a las familias con un apartado dedicado, no solo a las ausencias, sino también a las presencias. En este apartado se comunica a las familias que mediante la App “El Gusto de Crecer” o de su página web deben avisar “con preaviso de 3 días del día de la comunicación de ausencia / presencia”.
Según la Junta de Andalucía, los padres y madres que llevan a sus hijos e hijas a los comedores escolares “podrán avisar de sus ausencias del comedor con una antelación mínima de tres días sin coste económico alguno para el usuario”. Es decir, si las familias no hacen el aviso con tres días, se les cobrará el menú por valor de 4,38 euros aunque el menor no hubiera ido, pudiendo justificar la ausencia en 48 horas con un justificante médico. La Consejería de Educación y Deporte incluyó esta cláusula a principios de 2020 en los pliegos de condiciones de comedores escolares para evitar desperdiciar “los 75.000 menús escolares que el año pasado se tiraron a la basura”. Para llevarlo a cabo, las empresas contratadas para dar el servicio serían las encargadas de gestionar las ausencias del alumnado a través de aplicaciones u otros métodos telemáticos. Sin embargo, no hay ningún apartado que especifique sobre el aviso de la reanudación de la presencia al comedor.
Mercedes vivió hace un par de semanas las consecuencias de esta norma: su hijo va al comedor escolar todos los días porque necesitan este servicio para la conciliación laboral. Mercedes cuenta que su hijo “no iba a ir el jueves ni el viernes” pero que, finalmente sí necesitó que “fuera el jueves”. Mercedes cuenta que “la app de Aramark le pedía que avisara de la presencia”, por lo que “no tenía donde dejar a mi hijo”. Afortunadamente, esta madre envió un correo de reclamación y recibió respuesta al día siguiente confirmando que su problema estaba solucionado.
Sin embargo, para Helena, con un hijo de 7 años que tiene que dejar en el comedor escolar, su batalla diaria con la justificación de las ausencias y, en su caso también, de las presencias fue más larga que la de Mercedes. Quiso avisar un viernes de que su hijo no asistiría el siguiente lunes al comedor. “Poco después de avisar de la próxima ausencia, me surgieron cuestiones personales que llevaron a que, finalmente, sí necesitara el servicio de comedor para el lunes. Intenté gestionar el aviso de presencia por la App, pero no me lo permitió por haber menos de tres días de diferencia. Llamé al teléfono y no respondieron. Al final, pude solucionarlo con ayuda de las monitoras del comedor, que me aseguraron que nunca se deja a un niño sin comer, pero ¿qué hubiera hecho con el niño si no fuera por las monitoras?”.
Helena envió un correo a Aramark el día 14 de septiembre para reclamar, insistiendo en que “el aviso por la presencia del niño al comedor no está registrado en ningún apartado de los pliegos técnicos”. No recibió respuesta hasta el día 27 del mismo mes. En el correo, según Helena, la empresa “esperaba que su hijo hubiera podido asistir al comedor”. Es entonces cuando la madre observa otra deficiencia. “Entonces, ¿no saben si asistió o no? ¿no llevan un registro diario de los niños a los que dan de comer cada día? ¿Y si hubiera algún positivo?”. Además, tanto Helena como la FAMPA reflexionan sobre esta situación: “Si ya es difícil saber si el niño se va a poner malo, ¿cómo voy a saber tres días antes si el niño va a estar sano para incorporarse de nuevo al comedor?”.
Un conflicto que se ha agravado con la pandemia del Covid-19
A principios de año, en cuanto se instauró la nueva cláusula FACUA la calificó de “abusiva” e instó a Consejería a retirarla; la Federación Andaluza de Madres y Padres, FAMPA, se posicionó en contra advirtiendo que “no se puede prever con antelación una enfermedad ni las cuestiones de fuerza mayor que obligan a que los niños se ausenten de ir a la escuela o al comedor”, y ambos colectivos, en relación a la obligatoriedad de entregar un justificante médico, aseguraron que “la justificación de la ausencia de los menores a los centros escolares corresponde a los tutores y no a los servicios médicos”. Finalmente, la Junta de Andalucía permitió el volante de la cita médica como justificante válido ante una ausencia sin preaviso de tres días.
Seis meses después, con el inicio de un nuevo curso marcado por la pandemia, el sistema de comedores escolares andaluces ha iniciado el curso con el abandono del servicio por parte de tres empresas en Jaén; sin ninguna modificación en los pliegos de condiciones técnicas que hagan referencia a la nueva realidad planteada por la Covid-19 y con las empresas “ejecutando los contratos de forma deficitaria” según la AERCAN, la patronal de restauración colectiva de Andalucía. Estos problemas se suman al conflicto de las ausencias que, según la FAMPA, “si ya era antes difícil de prever (una ausencia), en las condiciones actuales se vuelve prácticamente imposible”.
Rocío Valdes, portavoz de la Federación de Madres y Padres, plantea las nuevas cuestiones que se preguntan los tutores cuando su hijo o hija falta al servicio de comedor: “Necesitan un parte de la cita con el pediatra, pero ahora esto es misión imposible (porque la cita es telefónica). Sería interesante conocer qué opina la Consejería de Salud acerca de que se nos obligue a colapsar más los centros de salud”. “Si la cita médica es telefónica, ¿cómo consigo el volante?”. “¿Y si en una casa deciden guardar cuarentena por haber estado en contacto con un positivo?”. “¿Y si hay razones de fuerza mayor que impiden que mi hijo vaya al colegio?”. Ante esta cuestión, Mercedes también añade: “Está habiendo casos de familias con fallecidos, ¿cómo se justificaría la ausencia al comedor por este motivo?”.
Mientras que las familias siguen esperando respuestas de la Agencia Pública Andaluza de Educación, dependiente de la Consejería de Educación y encargada de la gestión del servicio de comedores, este periódico ha podido contactar con dicha Consejería para conocer sus respuestas a las preguntas que no contestan los pliegos actuales para la concesión del servicio de comedor. Fuentes oficiales aseguran que desde la Consejería de Educación “están siendo flexibles con las ausencias, pero la Administración necesita un justificante de las faltas de los niños”. A la pregunta sobre la situación actual de la Asistencia Primaria, según la Consejería “los padres pueden conseguir el volante de la cita por la App de Salud Responde, lo que valdría cómo justificante, al igual que la cita telefónica”. Sin embargo, las propias familias aseguran que la aplicación “está saturada” y se plantean “cómo conseguir un volante de una cita telefónica”. Además, la Consejería afirma que “mientras que el confinamiento marcado por las autoridades sanitarias es una clara justificación, no lo sería el auto confinamiento decidido por las propias familias”.
Esto supondría que si las personas convivientes de un hogar han estado en contacto con un positivo y deciden guardar cuarentena para prevenir contagios, a la espera de saber si están o no contagiados, a las familias se les cobraría el menú de los tres días lectivos siguientes, ya que no han avisado de la ausencia del menor en el servicio del comedor con tres días de antelación. Se trata de una nueva realidad a la que las familias se enfrentan cada día, pero que no está contemplada por la Administración educativa.
Las empresas, el tercer eslabón del conflicto
En Andalucía los comedores escolares están gestionados por la Junta, pero ejecutados por empresas privadas contratadas a través de licitaciones públicas. Al igual que el resto de sectores, la restauración colectiva también se ha visto fuertemente golpeada por las consecuencias de la pandemia de la Covid-19. Según José María López Yáñez, secretario técnico de la patronal de este sector, afirma que en los comedores escolares ha habido “una bajada del 37% de comensales, respecto al curso anterior”. Cuestión que asegura “puede suponer la quiebra del sector”.
En el ámbito de las ausencias, la AERCAN, formada por 20 empresas, afirma que es un problema en la que “no tenemos capacidad de intervenir” y que es una cuestión “que deben abordar las FAMPAs con la Consejería”. Además, el secretario técnico afirma que las ausencias suponen “tirar a la basura el 3% de la comida diaria” y que la Junta “no les devuelve el dinero de las ausencias”, ya que “las cobra pero no las paga a las empresas”.
Aramark reconoce el error
Este medio ha podido hablar con la dirección de la empresa Aramark en Andalucía. El director regional, al escuchar los casos y los problemas que describen las familias, ha comunicado que esta situación “ha sido un malentendido” y ha explicado que el aviso de tres días por la presencia del menor en el comedor “hace sólo referencia a los alumnos esporádicos”. Aunque Helena y Mercedes confirman que “la app les obliga a ello” sin ser sus hijos “alumnos esporádicos”, el director aseguró que “es un error” y que “es de sentido común tener que avisar con tiempo si un niño que no es habitual quiere hacer uso del servicio”. Además, la propia empresa aseguró a este periódico que enviaría un comunicado a todos los centros escolares para “explicar este error”, esperando que “los colegios hagan llegar la información a los padres”.
A la espera de saber los siguientes movimientos de la Consejería de Educación y Deporte, quien no ha contestado a las preguntas sobre el asunto, de las empresas del sector y de Aramark, en concreto, la cláusula de las ausencias al comedor escolar sigue siendo un problema para las familias andaluzas que se ha agravado con la pandemia, ya que la realidad plantea nuevas situaciones para las que no se ofrece una solución clara e integrada por parte de empresas y Consejería.