Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

Las mujeres que cuidaban de las ciudades

Daniel Marín Gutiérrez

0

Sobre este blog

ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

Está de moda hablar de turismo. Más bien, de turistificación y, equivocadamente, de turismofobia ―un invento de los lobbies para demonizar las críticas― cuando deberíamos estar hablando de vecinofilia. Para que vaya quedando claro, la turistificación alude a los impactos que produce la saturación turística en las ciudades. Como acertadamente me dijo la socióloga Raquel Huete, “cuidado, todo es susceptible de ser turistizado”. Y tenía razón. ¿Te interesa la muerte? Existe el necroturismo. Hablar de turismo religioso ya no es una novedad. Es posible hacer turismo de naturaleza, turismo urbano, turismo patrimonial, etnoturismo y dos mil variedades más. Por tanto, se corre el riesgo de que si todo es turismo, nada es turismo.

Así que al hablar de turistificación, quizá sea más oportuno poner el dedo en la llaga: viajar no es un problema sino la gestión que se hace de ello, así como los asuntos a los que afecta. Como relatan Antonio Cantó-Gómez y Alejandro Mantecón, ambos de la Universidad de Alicante, el problema real se encuentra en la gentrificación que provoca la llegada de visitantes, el encarecimiento para el acceso a la vivienda, la saturación de las zonas más visitadas, la degradación del mobiliario urbano, el aumento de los comportamientos incívicos o la ocupación del espacio público, que atenta contra la identidad tradicional de las ciudades.

Sin embargo, de todo el conjunto de problemáticas, hay una que no termina de emerger. ¿Cómo afecta el turismo a las familias? Varios tuiteros, entre ellos, el periodista Pepe Fernández, narraban en directo cómo el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Sevilla había colocado catorce contenedores de basura rodeando un parque de juegos infantiles. La zona se encuentra en obras y esos cubos ―que recientemente han supuesto una verdadera ‘revolución’ en la ciudad de Nueva York― son más que necesarios por la aglomeración de locales de restauración que saturan la zona. La ‘baretización’ y la ‘gourmetización’ de las ciudades existe y su principal efecto, como bien ha explicado Agustín Cocola-Gant, provoca el desplazamiento colectivo. Es decir, hace imposible la vida en aquellos sitios donde el turismo lo ha colonizado todo. El periodista Pepe Fernández le preguntaba a la concejala encargada del servicio de limpieza que adónde llevaría a su nieta a jugar, si el parque infantil estaba siendo afectado por los residuos.