Hace cinco años, en octubre de 2009, en el Parque García Lorca de Víznar, una carpa protegía la zona de excavación, más de 30 medios estaban acreditados y se intentó hacerlos pasar en grupos de cinco, mientras el secretismo rodeaba cada movimiento de tierras cerca del monolito que marcaba el supuesto último lugar de descanso del poeta junto a sus compañeros de fusilamiento. Este martes 18 de noviembre, las únicas peticiones para la escasa prensa, que llegó por goteo con casi nula presencia de medios extranjeros, eran ponerse chaleco reflectante para que los viese el conductor de la excavadora.
Una vara de medir, la del revuelo en los medios, que muestra bien los cambios que han provocado las polémicas en torno a la figura de Lorca y que se traducen en dos búsquedas con el mismo objetivo pero distinto tono: la fosa donde supuestamente yacen Federico García Lorca y sus compañeros, el maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Joaquín Arcollas y Francisco Galadí. Si la de 2009 congregaba la expectación de propios y extraños, la excavación de 2014 llega con prudencia absoluta y ha dado cada paso con la advertencia de la Dirección de Memoria Democrática de la Junta de que podría ser la última si no hay pruebas concluyentes de un enterramiento.
Los trabajos se iniciaron la mañana de este martes y durarán diez días si el tiempo lo permite. Entre otras cosas, y como comentaba entre risas el historiador Miguel Caballero a los medios, porque la excavadora también se usa para cargar los camiones de sal cuando nieva en la Hoya de la Mora. Caballero, historiador de Fuente Vaqueros, el pueblo natal del poeta, y autor de Las 13 últimas horas en la vida de Federico García Lorca, ha llevado a cabo la investigación histórica basándose en el trabajo del periodista falangista Eduardo Molina Fajardo, del cual ha podido verificar hasta diez testimonios, de 48 que recogía, que situaban la fosa en el paraje del Peñón del Colorado. Hace cinco años, la base eran los trabajos de Ian Gibson basados en los del francés Agustín Penón.
Durante los primeros días, la excavadora retirará terreno alrededor de la franja de 300 metros en la que, durante la fase previa de los trabajos, el georradar detectó “anomalías”. Estas anomalías pueden ser simples corrimientos de tierra, pero también una fosa común. Sobre ella trabajarán hasta 18 investigadores, arqueólogos, geólogos y antropólogos, dirigidos por el arqueólogo Javier Navarro y procedentes de universidades como la de Nottingham, la Politécnica de Valencia, del País Vasco, Zaragoza y la misma Universidad de Granada. En total, los trabajos tienen un presupuesto de 15.000 euros.
Lorca no es el objetivo ni su familia lo pide
Lorca no es el objetivo ni su familia lo pideLa misma mañana del 18 de noviembre, la Junta de Andalucía confirmaba, eso sí, un punto en común entre las dos excavaciones: el nulo interés de la familia de García Lorca, que al contrario que las de Galindo o Galadí, nunca ha pedido recuperar sus restos. En el siguiente paso (si se hayan restos, pedir la autorización judicial o, si esta se deniega, la intervención de oficio de la Dirección de Memoria Democrática), esta situación podría no tener importancia, aunque una vez exhumados los restos, sí decidiría su futuro destino, aún por aclarar.
Curiosamente, en 1998, cuando el Ayuntamiento de Alfacar estuvo a punto de convertir la zona en un campo de fútbol, obra que finalmente se detuvo por razones administrativas, la ya fallecida hermana del poeta, Isabel García Lorca, llegó a escribir para pedir que se cancelase el proyecto por entender que Federico podía estar enterrado allí.
El director de Memoria Democrática, Luis Naranjo, ha insistido en que Lorca “no es el objetivo”, y que estos trabajos pueden relacionarse con los de hace cinco años, en la medida en que toda la carretera que une las localidades de Víznar y Alfacar está protegida como Lugar de la Memoria por ser una zona donde se produjeron miles de fusilamientos durante la Guerra Civil y el Franquismo. La excavación de 2009, realizada en el Parque García Lorca donde continúa el monolito, a menos de un kilómetro de la localización actual, se vendió en su momento como un éxito histórico al haber descartado aquel paraje como lugar de enterramientos de fusilados.
En cualquier caso, hasta mínimo dentro de diez días, más las verificaciones posteriores que haya que llevar a cabo, no se sabrá a ciencia cierta si al fin se conocerá el verdadero lugar donde Lorca,Galindo,Arcollas o Galadí fueron enterrados o será un capítulo más de una búsqueda difícil.