El relevo naval del escudo antimisiles que atañe a Rota se producirá en una secuencia de reemplazo que tendrá lugar entre 2020 y 2022. Sin embargo, en el caso de los helicópteros que acompañen a las nuevas fragatas, apenas 30 pilotos y copilotos más traerán estas polémicas aspas, que en la microeconomía local y en la macroeconomía de Navantia alimentan a la gallina de los huevos de oro. Y es que las estimaciones apuntan a que esta instalación militar, de amplia presencia estadounidense pero de titularidad española, supone un impacto de 600 millones de euros en el área de la Bahía de Cádiz. La Armada española –que es quien asume la mayor parte de esa cuantía– rebaja dicho supuesto en más de mil millones, aunque hay que tener en cuenta algunos ingresos colaterales, como los que recoge Navantia –alrededor de 29 millones de euros en 2017– y otras empresas que se asientan en 48 parcelas y que recaudan en torno a 47 millones.
De ahí quizá, en cualquier caso, que las movilizaciones contra el peligro que supone ese enclave, como la marcha contra la Base de Rota, suscite miradas de soslayo en numerosos vecinos, a pesar de que los trabajadores civiles del área controlada por Estados Unidos hayan denunciado tropelías que pasan, incluso, por la inexistencia de convenio. Pero lo cierto es que el desempleo local sigue estando por encima de la cota del 30%.
Aquí se agradecen las migajas. Ha ocurrido en Cádiz, Puerto Real y San Fernando, con los contratos de las célebres corbetas firmados con Arabia Saudí y que serán utilizadas en la sangrienta guerra del Yemen. Incluso después del asesinato y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi, semanas más tarde, empresa pública española Navantia y la Saudi Military Industries Company (SAMI) anunciaron el lanzamiento de su empresa conjunta bajo el nombre de SAMI Navantia Naval Industries tras un acuerdo anterior para diseñar y construir cinco fragatas para la marina saudí.
Respecto a la presencia estadounidense en la zona, en Rota y en El Puerto de Santa María, callan muchas bocas a partir de una alta renta per cápita, que asciende a los 22.785 euros (datos de la Agencia Tributaria tras las declaraciones de IRPF de 2017), al margen de la economía sumergida, así como una demografía creciente: 33.000 habitantes, que se multiplican en verano.
Alquileres a 2.500 euros
Por no hablar de los arrendamientos, ya que los soldados destinados a la base suelen traer a sus familias y cuentan con suficiente liquidez –paga el Tío Sam– para gastar una media de 1.500 euros mensuales, en un parque inmobiliario aproximado, según datos municipales, al millar de casas alquiladas; o sea, casi dieciocho millones de euros al año para el sector, aunque el presupuesto para dicha materia de la Marina de los Estados Unidos alcanza justo al doble. Y es que, en la vecina localidad de El Puerto, el alquiler, en similares condiciones, llega a 868 viviendas.
Eso sí, ni los militares ni sus familiares tienen obligatoriamente que empadronarse en el pueblo, por lo que no cuentan a la hora de computar los ingresos del Estado a ambos ayuntamientos. De hecho, los edificios de la Base no pagan IBI ni sus vehículos impuestos locales. ¿Cuánto le debe la base y los norteamericanos a la propia ciudad de Rota? Su deuda histórica es, probablemente, millonaria, por más que Donald Trump reproche a la Unión Europea, y especialmente a España, que no aporte suficiente dinero para el mantenimiento estructural de la OTAN. Estados Unidos exige a sus socios de la Alianza Atlántica que destinen el 2% del PIB a defensa en 2024, un supuesto que España descarta por ahora, al igual que Alemania e Italia entre otros países de ese mismo club. Así se decidió en 2014 en la cumbre de Gales, pero Margarita Robles ha hecho valer la posición geoestratégica de España frente a la convicción de que jamás podremos alcanzar dicha cota de colaboración.
El número de militares estadounidenses presentes en la Base oscila naturalmente en función de las distintas misiones y etapas históricas, pero en la actualidad se estima que puede situarse en torno a la cota de 2.900 soldados y un millar de civiles, que se hacen acompañar de alrededor de 2.400 familiares. Una cifra que ha crecido como consecuencia del escudo antimisiles en un refuerzo estratégico y de personal, que viene a confirmar que a Estados Unidos vuelve a interesarle mucho el sur de Andalucía.
Frente a todo ello, con 4.116 efectivos desplazados, 347 contratistas y 290 empleados civiles, España mantiene en Rota el Cuartel General de la Flota, al mando del Almirante de la misma; el Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad; el Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota constituido por tres buques, Juan Carlos I ,Galicia y Castilla; las seis fragatas de la clase Santamaría perteneciente a la 41ª Escuadrilla de Escoltas y la Flotilla de Aeronaves -con dos escuadrillas de aviones y cuatros de helicópteros-. Ha descendido la plantilla local que trabaja en la base, pero ha aumentado el número de subcontratas y de trabajadores a su servicio. Son 1.800 los españoles que trabajan en grandes empresas como el Grupo SEMI, que opera los servicios de construcción y electricidad.