“Yo he tenido pareja hasta hace poco. Hacía tiempo que me estaba maltratando psicológicamente, me decía que yo no valía nada. Me estaba anulando. De un tiempo a esta parte ya me estaba dando empujones y corté por lo sano. Pero te queda esa inseguridad tanto física como mental y por eso necesitaba ayuda. Vanesa me la ha dado”. Es el testimonio de Fátima, una jerezana que ha acudido al curso gratuito que ha impartido en Jerez Vanessa Domenech, instructora titulada de kárate-do y defensa personal.
Vanessa pertenece a la asociación Kyushinkan de Jerez. Da clases a niños hasta 16 años en el Colegio Jesús María La Asunción y desde hace tiempo llevaba dándole vueltas a la idea de ayudar a mujeres a través del kárate. No solo para iniciarlas en este deporte, sino para que sirva de plataforma para superar miedos e inseguridades.
“Antes de la pandemia hice algo con mujeres en la playa, pero entre amigas. Con la COVID se quedaron paradas las clases de defensa por el miedo al contacto, pero ahora han resurgido y cuando este año empecé a lanzar carteles de cursos en el colegio, algunas madres empezaron a preguntarme que si había clases para ellas”, explica.
La defensa empieza con un trabajo interior, un trabajo mental, y luego vamos a trabajar el físico para sentirnos personas más seguras
Su primera convocatoria ha sido un gran éxito. “Yo pensaba que iban a venir unas 15 ó 20 mujeres, pero en cuanto que saqué el cartel el móvil no paró de sonar. Se apuntaron 80 mujeres. Yo desde los 12 años practico artes marciales y siempre veo que las mujeres son una minoría, al menos en mi mundo”.
“Me gusta que la mujer se sienta más segura. El otro día estábamos practicando unos ejercicios y muchas me decían que no podían y yo dije que ese no puedo hay que cambiarlo porque la defensa es ese trabajo necesario para superar la sensación de no tener fuerza, de no sentirse capaz o de no sentirse segura. Ese mensaje negativo lo va captando el subconsciente. Si tú no te defiendes de tus propias limitaciones, difícilmente te vas a poder defender de una situación de la calle. La defensa empieza con un trabajo interior, un trabajo mental, y luego vamos a trabajar el físico para sentirnos personas más seguras. No me gusta que vayan agachando la cabeza porque en la vida se presentan muchas dificultades y desde pequeño hay que saber enfrentarse a ello”, explica convencida la karateca.
Gracias a enseñanzas como esta, se puede despejar el horizonte de aquellas mujeres que se lo piensan dos veces antes de salir por la noche con total normalidad. “Las mujeres buscan el poder salir y tener ese punto de seguridad. Hay que borrar el sentimiento del miedo a ir sola por la calle por la noche, pero al final la sociedad nos bombardea con noticias negativas de muchos casos en los que las mujeres sufren”.
“Ahora necesito sentirme fuerte”
Dar el primer paso con el curso de iniciación ha servido para ilusionar a muchas jerezanas, que le piden continuidad a Vanessa. Ella seguirá dando gratis esas clases: “Mis alumnas quieren que hagamos cosas más a menudo y el próximo curso también será gratuito. Tengo la suerte de poder hacer lo que me gusta y aunque yo vivo de mis clases, no me importa ayudar desinteresadamente a las mujeres. Hubo muchas que me lo agradecieron y eso me llena más que el tema económico”.
Fátima agradece el trabajo de Vanessa y siente que es una ayuda muy especial. “Yo no sé cuándo volveré a tener pareja porque he acabado muy mal. Ahora lo que necesito es sentirme fuerte, relacionarme y estar segura de mí misma. Gracias a ella puedo recuperar esa autoestima que pierdes con experiencias negativas”.
“Yo quiero que eso no pueda contigo, que seas capaz de plantarle cara, aunque no es fácil. El kárate es una forma de relacionarte, de hacer deporte y de sentirte segura. Me reconforta como persona y ayudo a otras mujeres”, añade Vanessa.
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