Las asambleas sindicales ratifican el preacuerdo para poner fin a la huelga del metal en Cádiz
Después de más de 10 horas de negociaciones durante este miércoles, los sindicatos UGT y CCOO y la patronal del metal han alcanzado un principio de acuerdo para poner fin a nueve días de huelga del sector en Cádiz y que ha sido esta madrugada ratificado al 100% por los delegados en las asambleas realizadas en el Campo de Gibraltar y en Cádiz.
Los representantes sindicales, que reconocen que la negociación ha sido “muy complicada”, han señalado que el preacuerdo “cumple las expectativas que los sindicatos se habían marcado en las asambleas de delegados de este martes”, aunque reiteran que el buen acuerdo es el que “no deja a las partes 100% satisfechas”. A la espera de explicar los detalles del texto a sus compañeros en las asambleas de este jueves, fuentes sindicales han valorado el esfuerzo y la dedicación de los trabajadores durante estas jornadas de huelga. Por su parte, los representantes de la patronal aseguraban a la salida de la reunión que es un buen acuerdo porque las dos partes “están satisfechas”.
La ministra de Industria, Reyes Maroto, ha celebrado un acuerdo, que a su juicio, supone que “las dos partes ganan, empresarios y trabajadores”. La titular de Industria ha explicado en una entrevista en la Cadena SER su papel en las negociaciones: “Llevo varios días trabajando con los sindicatos y la patronal andaluza para que hubiera confianza y se pudiera avanzar. Conseguimos el domingo que ambas partes pudieran sentarse el lunes. No se consiguió entonces, pero ayer se siguió trabajando y se realizaron importantes avances. Mi papel ha sido el de fomentar la interlocución entre todos los actores y que este acuerdo pudiera avanzar”.
Entre los detalles del convenio recién firmado, y avalado por una mayoría “absoluta” de los trabajadores, se reconoce una subida del 2% en 2021 (con carácter retroactivo), 2022 y 2023. También se reconoce la subida del IPC al 80%, es decir, al conocerse el porcentaje de subida, la diferencia con el 2% se aplicará con carácter retroactivo el año en curso. Aunque algunos de los aspectos de los que están más orgullosos las fuerzas sindicales son la prórroga de la ultractividad de uno a dos años (es decir, que el convenio sigue vigente mientras no haya uno nuevo durante dos años, lo que permite más margen para la negociación) y la constitución de una Comisión de seguimiento mixta que se reunirá cada tres meses para revisar si se está cumpliendo lo acordado o no.
Nueve días
Para llegar el acuerdo han sido necesarios nueve días de huelga en los que se ha mostrado a un pueblo harto de tanta precariedad laboral. Nueve días con barricadas, piquetes informativos y conflictos con la policía. El objetivo era que quedara clara la indignación de los trabajadores desde un primer momento y a fe que se ha conseguido porque en todo el país han tomado conciencia de la situación de la industria del metal en Cádiz y de la provincia en general.
Después de unos paros generales en forma de aviso, la huelga indefinida comenzó el día 16. Los primeros días estuvieron marcados por las movilizaciones en la Avenida de Astilleros de Cádiz. Una de las principales arterias de la ciudad quedaba colapsada y, con ella, el tráfico de buena parte de la capital gaditana. Empezaba a quedar muy claro que la cosa iba muy en serio. Ya no se trataba de concentraciones en los aledaños de las plantas de las grandes empresas de la zona. Había una firme intención de hacerse notar.
Era una huelga que afectaba a las empresas auxiliares, más de 20.000 trabajadores, que llevaban tres años persiguiendo un nuevo convenio. Uno con mejores condiciones y que, además, se cumpla. Los trabajadores habían enseñado los dientes y quedaba por ver la actuación de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, que estaban bajo sospecha por algunas de las pymes después de su actuación en la negociación del cierre de la planta de Airbus de Puerto Real.
El cariz de los acontecimientos, con altercados diarios, provocó que la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía solicitara una reunión entre los sindicatos y la FEMCA (Federación de Empresarios del Metal de la provincia de Cádiz). El miércoles 17 se produjo el primer encuentro entre las partes con el ente autonómico como árbitro de la contienda. Las posturas estaban alejadas, tanto como en los meses de conversaciones anteriores.
La primera propuesta de los empresarios ofrecía un periodo de vigencia de 2021 hasta 2024, con un incremento salarial del 2% en cada año (en el caso de 2021 con carácter retroactivo desde el 1 de junio) salvo en 2024, que habría un 2,25%. Al término de este intervalo, si el IPC hubiera sido superior a estos porcentajes, se abonaría en un pago único el diferencial entre el alza del coste de la vida y el incremento salarial.
A continuación se lanzó una segunda propuesta, con un año menos de vigencia, hasta 2023. En este caso, se recogería un alza salarial del 2% en cada ejercicio. Al mantener los sindicatos como exigencia la revisión anual de las tablas salariales, los mediadores lanzaron su propia propuesta con un incremento del 1,5% a aplicar en 2021, elevándose al 1,75% en 2022 y 2023. Todas las opciones fueron rechazadas por los representantes de los trabajadores, que querían un convenio de sólo dos años, con la exigencia de que se traslade cada año a las tablas salariales el incremento del IPC real.
La primera semana de huelga no aclaró el panorama y la segunda se inició con la sensación de que los dispositivos policiales no iban a permitir que se cortaran los accesos a Cádiz. Los trabajadores empezaron el lunes a denunciar cargas “indiscriminadas” y la barriada de El Río San Pedro se convirtió en el epicentro de los enfrentamientos, cerca de las factorías de Dragados y de Navantia Puerto Real. Aparecieron las tanquetas y la imagen circuló por todo el país.
Parecía evidente que las fuerzas de orden habían intensificado sus acciones y quedó demostrado en la manifestación del martes, más concurrida y accidentada que la del pasado sábado.
En paralelo, ha habido cinco reuniones de negociación. Cinco de ellas con ruptura entre los asistentes y claro desacuerdo. Parece que tras esta larguísima sexta reunión, con la mediación de la Junta y la intercesión del Ministerio, la luz se ve al final del túnel.
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