Hace cuatro años situó en el mapa de España la pequeña localidad de Balanegra, en el poniente almeriense, cuando recogió el Goya a la mejor actriz revelación por Camino, la premiada película de Javier Fesser.
Era el primer paso firme de Nerea Camacho hacia una prometedora carrera que en este tiempo la ha convertido en uno de los nombres con más proyección de nuestro cine y le ha permitido trabajar a las órdenes de Álex de la Iglesia (La chispa de la vida), Pau Freixas (Héroes) y Fernando González Molina (Tres metros sobre el cielo y su secuela, Tengo ganas de ti).
Su rostro también ha reclamado el interés de la televisión y de la publicidad y con la mayoría de edad en un horizonte no demasiado lejano (cumplirá dieciocho años en mayo) sigue sumando proyectos.
Camino se estrenó en 2008 y seguro que cinco años después te siguen reconociendo por aquel papel. ¿Te cansa seguir asociada a este personaje?Camino
En absoluto, todo lo contrario. Camino es lo mejor que he hecho hasta ahora, es lo primero que hice y gracias a lo que he podido seguir. Pero lo de que me reconocen por Camino, depende: la gente mayor sí pero los más jóvenes lo hacen más por Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti. En cualquier caso, estoy muy contenta de que me reconozcan por Camino.
Cumpliste once años rodando aquel título y ahora ya tienes diecisiete. ¿Qué has aprendido en todo este tiempo?
Muchísimas cosas, sobre todo, que este es un trabajo en el que tienes que tener muchísima paciencia, en el que a lo mejor te tiras tres meses parada y luego te salen varios proyectos y tienes que elegir. También a disfrutar mucho de mi familia, porque en los rodajes me tengo que ir y los echo mucho de menos.
Debutaste de la mano de Javier Fesser y después has trabajado con Álex de la Iglesia, Pau Freixas y Fernando González Molina. ¿Qué has aprendido de ellos?
He aprendido mucho de todos. Cada uno tiene una forma diferente de trabajar pero cada uno me ha aportado un poquito y todos me han ayudado. Si tuviera que destacar uno sería Javier Fesser: es quien más me ha enseñado y de quien más he aprendido, porque era más pequeña, era lo primero que hacía y era un personaje muy duro, muy completo: aprendí mucho de él porque necesité mucho de él.
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