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Alerta ante el siniestro “perfil ideal” del fascista Jordan Bardella
A Dios pongo por testigo que estoy achicharrada de leer, pensar y escribir de política. Me alarma que si esto me pasa a mí, que fui niña setentera mafaldística, a hombros de mis padres en mítines y manifestaciones, el agotamiento sea general. ¿Os pasa?
Pero, ¿quién puede obviar, aunque sea julio y a 40ºC, el riesgo de gobierno fascista en Francia? A mí me es imposible, educada en un cole de librepensamiento francés donde aprendíamos con los himnos migratorio y libertario de Le Métèque y Ma Liberté de ese símbolo de Francia, el greco-egipcio George Moustaki, donde admirábamos los libros y la ética de Albert Camus, tan francés como argelino, donde, sin dejar de celebrar la Semana Santa, la Feria y el Rocío -mamando el sincretismo sevillano-, hacíamos guillotinas de cartulina y papel plata y, en fin de curso, cortábamos cabezas o nos las cortaban según encarnáramos a revolucionarios o reyes, clérigos y aristócratas, marcándonos a fuego el “Liberté, Égalité, Fraternité”.
Hace ya 22 años, cuando los hoy cuarentones éramos veinteañeros, yo estudiaba Periodismo y Bardella empezaba la Primaria, afrontamos el primer match point francés, entonces entre el derechista Chirac y el fascista Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, la hoy cabeza de Reagrupamiento Nacional (RN).
Ahora ella, igual que Pigmalión moldeó a su Galatea, ha forjado al joven Jordan Bardella (que la llama “mamá”). Un Bardella que con 16 años se afilió a RN, que luego desertó de la facultad de Geografía, que trabajó un mes en la empresa de su padre y después ya no ha tenido más oficio que la política donde ha destacado por escaquearse al máximo como eurodiputado (y por ser novio, primero, de Kerridwen Chatillon, hija de Frederic Chatillon íntimo asesor de Marine Le Pen y luego de Nolwenn Olivier la propia sobrina de esta, hija de su hermana).
Con este CV Bardella es a quien las encuestas señalan como ganador de las legislativas de mañana, aunque cada vez más lejos de la mayoría absoluta necesaria para gobernar gracias al frente republicano forjado por los demócratas de izquierda y derecha. Gane o pierda su mentora lo considera el profeta del advenimiento de ella como presidenta de la República francesa.
¿Aún hoy ser “yerno ideal” es ir repeinado y rasurado?
A Jordan Bardella le asignan por doquier la etiqueta de “yerno ideal” o “perfecto”. Pasma que a estas alturas se siga asociando ese carácter idílico a ir repeinado y mega afeitado de un modo que en la calle no se ve ni con lupa, que nos resultaría ridículo.
La ranciedad estética que Bardella ya exhibía a los 16 años no libró al joven, engominado y rasurado banquero Mario Conde de delinquir ni de iniciar por ello en los 90 una senda carcelaria prolongada, como tampoco libró hace tres años al joven, engominado y rasurado ex canciller austríaco Sebastian Kurtz de dimitir por corrupción.
Pasma que a estas alturas se llame “ideal” a un candidato como el fascista Bardella por ir engominado y rasurado cuando no se le conoce ni estudios, ni experiencia laboral fuera de la política donde destaca por faltar al Europarlamento.
Otro adjetivo atribuido a Bardella, “camaleónico”, parece más acreditado pues, como atestigua su biógrafo no autorizado, el periodista de investigación Pierre-Stéphane Fort, “al hablarle a los jóvenes en sus redes sociales (tiene 1,5 millones de seguidores en Tik Tok) parece el súper defensor de los derechos de las mujeres, pero en el Parlamento europeo se niega siempre a condenar la prohibición del aborto en Polonia”.
Racismo hipócrita de antiinmigrante nieto de migrantes magrebíes
“Camaleón” es versión suave de “hipócrita”. Quizá proceda “mentiroso” puesto que Bardella se presenta como el hijo de una madre soltera italiana con dificultad para llegar a fin de mes en un barrio del extrarradio parisino con una criminalidad que él atribuye al origen magrebí y las creencias musulmanas del vecindario.
Pero esconde que lejos del relato que va vendiendo de “hombre hecho a sí mismo”, él también se crió con su padre, director de una distribuidora de bebidas, en un barrio más acomodado, que le costeó sus escuelas privadas, le regaló un largo viaje a EEUU en la adolescencia, un Smart al cumplir los 19, un piso a los 20…
Lo que Bardella oculta con más empeño es la circunstancia, desvelada por Jeune Afrique, de que siendo como es un ariete racista contra los inmigrantes, magrebíes, africanos, musulmanes, alguien que llega a decir: “Nuestra civilización puede morir sumergida en inmigrantes”, él mismo procede de esos inmigrantes.
Jordan Bardella clama ‘Nuestra civilización puede morir sumergida en inmigrantes’ mientras oculta que el padre de su abuela era un inmigrante argelino y que su abuelo y marido de esta, de origen italiano, se ha convertido al Islam y vive en Casablanca con su segunda mujer, marroquí.
Allá por 1930, cuando Argelia era colonia francesa, el bisabuelo de Bardella, Mohand Seghir Mada, de la aldea de Guendouz en la región de Cabilia emigró a Francia -como también el padre de Éric Zemmour, líder del partido francés aún más fascista y racista que Reagrupamiento Nacional llamado Reconquista-. Una vez en Francia, Mohand Seghir Mada, se casó con la francesa Denise y tuvo a Réjane que, en 1963, se casó con Guerrino Bardella, el abuelo de origen italiano de Jordan Bardella. Un abuelo hoy octogenario que, según la investigación de Jeune Afrique, vive en Casablanca (Maruecos) con su segunda esposa, Hakima, marroquí con quien se unió en matrimonio tras convertirse él al Islam.
Lo que la apariencia esconde
¿Habéis leído El Adversario, la novela más famosa de Emmanuèle Carrère? Está basada en el caso real de Jean Claude Romand, un francés que desde su juventud se fingió perfecto para escalar en la sociedad con consecuencias que, para evitar el spoiler, dejaré en “de lo más siniestras”. Pues la punta del “iceberb Bardella” es ya inquietante.
Tiene vínculos con Cyril Bozonnet, ex líder del Frente Nacional en Aulnay-sous-Bois y amigo de Maxime Brunerie, extremista que intentó asesinar al expresidente Jacques Chirac en 2002. Su ex novia Kerridwen Chatillon, que posó para Le Parisien haciendo el saludo nazi, era amiga del neonazi Loïk Le Priol, asesino del campeón de rugby argentino Federico Aramburu, como acredita su foto navegando juntos casi calcada a la Feijóo con el narco Marcial Dorado.
Con todo lo siniestro que aflora bajo las apariencias lo peor de Bardella es lo que exhibe impunemente: el odio al señalar como “peligrosos enemigos” a colectivos vulnerables con tal de llegar al poder y una vez ahí servir a elites ultracapitalistas sacrificando a la mayoría social.
Este odio, racista e hipócrita de antiinmigrante de raíces inmigrante no es caso único. Lo vemos en el ya ex primer ministro británico Rishi Sunak empeñado en deportar a Ruanda a quienes hoy llegan de África como en los 60 lo hicieron sus padres de origen indio, en Donald Trump, de abuelos alemanes aunque su padre decía que suecos para desvincularse de los nazis, en Dilan Yeşilgöz-Zegerius, la líder del Partito Popular de Países Bajos, nacida en Turquía, hija de turca y kurdo, o aquí en España en Ignacio Garriga, vicepresidente y secretario general de Vox, de origen ecuatoguineano.
Porque para ellos y para quienes como esta semana han demostrado Feijóo y Tellado del PP al pedir que la Armada frene a las pateras, se trata de culpar en falso a gente inocente a quienes les robamos sus recursos naturales y su derecho a viajar con libertad y seguridad para tapar las responsabilidades reales de lo difícil que se está poniendo la vida para la mayoría.
El fascismo, herramienta ultracapitalista
¿Acaso la causa de que la gente, en España y el resto de Europa, por más que trabaje no pueda hoy comprarse ni alquilarse un piso es de los adultos o niños inmigrantes? Hagamos una encuesta en Baleares o Canarias, en Barcelona, en Málaga… ¿Por qué estos seudopatriotas repeinados evitan señalar a los fondos, empresas y multimillonarios extranjeros que nos están robando el suelo, además, sin pagar impuestos equiparables a los de la gente asalariada, autónoma o pequeña y mediana empresaria?
Ojalá ni los franceses mañana, ni los estadounidenses en noviembre, ni nosotros llegado el día dejemos que el ultracapitalismo salvaje nos haga el lío y víctimas del autoritarismo fascista.
Porque si los 14 años de conservadurismo en Reino Unido, al fin terminados esta semana con el apoyo masivo a los laboristas, han llegado al punto de causar la muerte de miles de británicos por cáncer de boca y septicemias por culpa de la destrucción del sistema publico de salud dental, es fácil anticipar las catastróficas consecuencias de gobiernos fascistas volcados en beneficiar a su corte de sin escrúpulos engominados.
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