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Ataque fiscal del PP a la gente corriente

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Escucha una la arenga del presidente andaluz, Juanma Moreno (supuesto moderado y “campechano”… como Juan Carlos I):

“Yo desde aquí les digo a los empresarios catalanes que aquí está su tierra. En Cataluña hay impuesto de sucesiones y donaciones, aquí no; en Cataluña hay patrimonio, aquí no y además aquí no nos vamos a independizar porque somos orgullosa parte de España”.

Y brota la duda: ¿Qué le habrá dado a Juanma, tan moderado y tan patriota, para enfrentar a dos comunidades españolas, las más pobladas, en un chabacano forcejeo para “robarle ricos” a Cataluña?

Parece un disparate, injustificable incluso tras este verano de tal calor en Andalucía que ha podido achicharrar neuronas. Sin duda es desatino suprimir, justo en el anunciado otoño de crisis por la guerra en Ucrania, el impuesto de patrimonio para beneficiar solo al 0,2% de los andaluces.

La medida favorece a 20.000 contribuyentes ricos a los que se les va a regalar 5.800 euros al año en una Andalucía con 8,5 millones de habitantes y, según el INE de 2022, con 31 de las 50 localidades de menor renta de España. Es decir, una tierra con el 62% de los municipios más pobres del país. En paro somos más líderes aún: 11 de las 15 localidades españolas con más paro son andaluzas. Detalles menores para este Juanma que se revela lobo con piel de cordero.

Porque lo cierto es que quitar el impuesto de patrimonio, como antes han quitado los de sucesiones y donaciones, establecer una política fiscal que perdona deudas a los ricos perjudicando la educación y salud de las familias trabajadoras y ahondar la desigualdad entre clase alta y baja es un acto de violencia dura y concreta.

Veamos: las 95.000 enfermeras que faltan en la sanidad española para llegar a la media europea no están porque no se las contrata, los escolares que ya pasan siete horas en la escuela pública –mientras se habla de dejarles once– no saben si en el comedor les ponen “pollo o pescado”, “manzana o pera dura” porque las autonomías contratan el catering más barato y malo, cuya concesión se renueva año tras año a pesar de que los preceptivos informes de los consejos escolares sean negativos.

Mientras en España faltan 95.000 enfermeras para llegar a la media europea y nuestros niños y ancianos comen porquería en los comedores escolares y residencias por “faltar dinero”, el PP decide regalarle a 20.000 ricos andaluces 5.800 euros al año

Siendo tan perverso dejar que los enfermos sufran desatención en los hospitales, que nuestras niñas y niños coman mal y así crezcan insanos o que se abandone y maltrate a ancianas y ancianos en las residencias como ha denunciado en San Sebastián de los Reyes (Madrid) Mariano Turégano, de 82 años, en un testimonio tremendo, ¿por qué la derecha, si se niega a subir los impuestos a los ricos, no deja al menos los que ya hay?

La respuesta es sencilla: porque les funciona electoralmente.

La derecha engaña y perjudica a la mayoría social

En diciembre de 2018 un entonces poco conocido Juan Manuel Moreno Bonilla concurrió a las elecciones andaluzas seguro, como todo el PP, de que iba a estrellarse. Una conjunción de factores (la decadencia del PSOE andaluz tras 37 años de mandato con el clientelismo de los ERE, el bandazo de Ciudadanos que pasó de coalición con los socialistas a coalición con el PP y la primera irrupción parlamentaria de Vox con 12 diputados) hicieron a Moreno Bonilla presidente con los peores resultados históricos del PP en Andalucía. Pero ya en esa campaña el PP de Moreno repetía un mantra, en mítines, entrevistas y vallas: “Bajada masiva de impuestos”.

En las declaraciones y carteles faltaba ese asterisco con la letra pequeña que explicara que la bajada era solo para los pudientes de siempre, cortijeros y cayetanos, y que para que ellos se dieran más lujos y ociosidad le quitarían a la mayoría de andaluces 70 millones de euros al año.

Comprobado que el primer timo coló, ahora tras las elecciones del 19J en que Juanma Moreno ha logrado mayoría absoluta, llega el hachazo al impuesto de Patrimonio que, de eliminarse en toda España, haría perder a la ciudadanía normal y corriente 1.200 millones de euros mientras los ricos se los quedan en sus cajas fuertes, fondos de inversión o huchas de cerdito.

En pleno contexto de salarios congelados y precios un 10% más caros, ahora, por culpa de la bajada de impuestos a los ricos, la gente corriente empezará a sufrir más esperas médicas o tendrá que gastarse un dineral en consultas privadas

Es una versión, a escala king size, de la vieja estafa del trilero. Nos distraen diciendo que los ricos correrán a tributar en Andalucía (pese a que los datos refutan que aumenten estos contribuyentes), nos embaucan con el sintagma “bajada de impuestos” para que nos creamos que los bajarán a todos, nos enajenan con el cuento de la lechera de tendremos más dinero en los bolsillos, gastaremos con alegría y se operará el milagro de las fuentes que manan monedas y la lluvia de billetes.

Cuando lo cierto es que ahora se va a recaudar menos y como las listas de espera crecerán, quien lo necesite y pueda irá a un médico privado y en este tiempo de bajos salarios congelados e inflación de precios al 10%, encima, tendrá que pagar a precio de oro la consulta que ayer no es que fuera gratis, sino que sufragaban los presupuestos gracias al pago de impuestos de todos, ricos incluidos.

El PP español en la senda de la ultraderecha italiana

En esta senda de engaño Juanma Moreno sigue la estela de su homóloga presidenta Isabel Díaz Ayuso, a contracorriente ambos de la advertencia de la Comisión Europea que, estando presidida por Úrsula von der Leyen, miembro del grupo Popular europeo, justo esta semana ha declarado que “los impuestos son muy necesarios”. Igual que organismos tan poco de izquierdas como el FMI y la OCDE defienden estos días “subir impuestos a las empresas con excesivos beneficios” y “a las eléctricas” .

Con quienes, en cambio, sí coinciden Ayuso y Moreno Bonilla es con los neofascistas italianos Georgia Meloni y Matteo Salvini que en las elecciones de mañana domingo intentarán llegar a gobernar Italia, gracias a carteles electorales donde mienten hablando de “tregua fiscal” o “paz fiscal”, cuando lo que ellos han lanzado, como serviles escuderos de los poderosos financieros, magnates eléctricos, dueños de medios de comunicación y añeja aristocracia es un “ataque fiscal” a la gente corriente de la calle para repartirse luego el botín entre unos y otros.

Es buena noticia que, aquí en España, el ala socialista del Gobierno central, hasta ahora reticente o temerosa de poner impuestos a los ricos como lleva años defendiendo Unidas Podemos (y ERC, Más País, Bildu, Compromís…) se haya decidido por grabar más a las energéticas y los bancos y anuncie al fin también impuesto a las grandes fortunas.

Y bien haríamos la mayoría social, funcionarios cuyos sueldos se pagan con los impuestos (administrativos, docentes, sanitarios, policías, bomberos, soldados…), familias con hijas e hijos en guarderías, colegios, institutos y universidades públicas, jubilados cuyas pensiones peligran si el Estado no ingresa, asalariados en el alambre del paro y los parados, trabajadores, autónomos y pequeños empresarios que en la próxima calamidad no tendrán ERTE ni ayudas públicas si el arca común está seca… todas y todos haríamos bien en quitarnos la venda y ver claro quién nos roba el futuro y hasta el presente con su perenne sonrisa en los labios.

Escucha una la arenga del presidente andaluz, Juanma Moreno (supuesto moderado y “campechano”… como Juan Carlos I):

“Yo desde aquí les digo a los empresarios catalanes que aquí está su tierra. En Cataluña hay impuesto de sucesiones y donaciones, aquí no; en Cataluña hay patrimonio, aquí no y además aquí no nos vamos a independizar porque somos orgullosa parte de España”.