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Un discurso decepcionante

Juanma Moreno, tras pronunciar su discurso de investidura como presidente de la Junta de Andalucía.

Fernando Vicente

Decepcionante. No porque se haya limitado a anunciar un Gobierno de buenas intenciones, con apenas medidas concretas, que también. Si no porque el discurso de investidura pronunciado por el candidato Juan Manuel Moreno Bonilla, ante el primer pleno de la nueva legislatura del Parlamento de Andalucía, ha sido sorprendentemente viejo y antiguo, tanto en el fondo como en las formas.

Él lo ha definido como el discurso del cambio que llega a Andalucía, incluso se ha definido así mismo como “reformista”. Pero de sus palabras sólo se puede deducir todo lo contrario: el más vetusto inmovilismo. Otra vez con que “el objetivo prioritario de mi Gobierno es el empleo”, otra vez con la “ventanilla única” para evitar trámites administrativos, otra vez con la “supresión inmediata del impuesto de sucesiones”, otra vez con la rebaja del IRPF, otra vez con “tarifas súper reducidas”, y claro, como no que es la derecha, otra vez con que se “abrirá a la colaboración público privada”. Etcétera, etcétera, etcétera.

El candidato Moreno ha hablado mucho de principios y casi nada de concreciones. Hacen falta reformas sí, pero ¿cuáles propone? En la parte de su discurso dedicada a  la economía sólo ha aportado generalidades: “Elaboraremos un proyecto de ley de promoción de la industria, y un plan de revitalización de la industria andaluza, fundamental para nuestra economía. Con especial atención a sectores clave como el agroalimentario y la industria aeronáutica”. Parole, parole, parole.

“Estableceremos una política de promoción comercial en el exterior ajustada a las necesidades de la economía andaluza, que promueva la captación de inversiones internacionales”. Parole, parole, parole.

“Impulsaremos una ley andaluza de innovación empresarial y transferencia de tecnología, que fomente la creación de empresas innovadoras para hacer de Andalucía una comunidad de innovación”. Parole, parole, parole.

Y al llegar al sector del Turismo, las palabras no eran ya generalidades vacuas, sino también sin sentido: “Impulsaremos la competitividad del sector turístico de Andalucía desde su calidad diferenciada y apostando por el talento y la rentabilidad”. Más parole, parole, parole.

Y cómo no, otro “plan estratégico de competitividad” para el sector primario que, “desde luego”, también apostará por la “investigación, la innovación tecnológica, la promoción de la formación y el relevo generacional”.

En definitiva, poco más de diez minutos, en un discurso de más de una hora, dedicados a hablar sin decir. Y sobre todo, ni una sola medida concreta para hacer frente a la revolución energética e industrial que la lucha contra el cambio climático trae consigo, también en Andalucía. Tiene razón el candidato Moreno cuando dice que es “necesario hacer reformas” y “hacerlas ya”, que es su “obligación hacer su parte por el cambio” ante “los andaluces”, que “piden decisiones”.

El ejemplo de Renault

Pongo un ejemplo que ilustra muy bien el tremendo reto al que nos enfrentamos. La fábrica de cajas de cambio que Renault tiene en Sevilla ha sido desde hace décadas uno de los puntales de la industria andaluza. Pero los coches eléctricos no necesitan cajas de cambio, así que los responsables políticos andaluces deberían estar, hace mucho ya, pensando en alternativas para un cambio de paradigma económico que ya se nos ha echado encima.

Pero ni una palabra sobre ello, tampoco sobre energía. Lo más que se acercó fue al asegurar, para finalizar la parte económica: “Y promoveremos una ley andaluza de la economía circular para favorecer la implantación progresiva en Andalucía del objetivo de desarrollo sostenible, y un modelo que tiene que ser respetuoso con nuestro medio ambiente”. Para arreglar tal exceso de palabrería explicó que “ahí tenemos un montón de fondos europeos por los que tenemos y, desde luego, vamos a pelear”.

El cambio de modelo económico, que sin duda será doloroso, y cómo piensa abordarlo, debería haber sido, señor Moreno, el eje de su discurso. Eso es lo que se esperaba de un líder joven que afirma contundente que “hay que ponerse manos a la obra sin más tiempo que perder”. Pues con la misma contundencia, señor Moreno, ha arrancado usted haciéndonos perder el nuestro.

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