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Elemental, querido Luciano

Queda mes y medio para las elecciones europeas. Entre Semana Santa y ferias primaverales se nos va a pasar volando la llegada del 25 de mayo. Pero ahora atravesamos campo minado de sospechas. Con artefactos que estallan casi a cada paso.

Las sospechas no son en sí malas. Pueden actuar como la fiebre o el dolor a modo de alerta de un mal contra el que actuar cuanto más rápido mejor. Sin embargo, en las últimas semanas las sospechas detonan con mucho escándalo y no acabamos de detectar qué hay de verdad bajo el bombazo cuando revienta otro y así andamos de rifirrafe por el desahucio de la Corrala Utopía, a pugna por un supuesto fraude de fondos de formación de la Junta, sin que acusadores ni acusados terminen de exponer, con pruebas o argumentos, que los ciudadanos sopesemos, qué está pasando.

Una cosa está clara hace tiempo: vivimos sometidos a la esquizofrenia de tres tempos, el político, el mediático y el judicial. Y los partidos lo usan en su provecho:

Por una parte, destapan en ruedas de prensa, desayunos informativos, comparecencias o filtraciones las supuestas vergüenzas del adversario. Incluso cuando éste es socio de Gobierno. Porque que Valderas (IU) sea vicepresidente de Díaz (PSOE), no quita para que ésta se las vaya a ver con Maíllo (IU) en las próximas autonómicas. Y no sólo en banderolas, sino en mítines, debates y el recuento final. Así que poca amistad.

Por otro lado, copian el mal endémico de nuestro sistema judicial, ¡esa lentitud que lastra la justicia hasta volverla injusta! Los partidos se dedican a marear la perdiz, dar toques al balón, ralentizar la cuestión, dormir la polémica, inducirla incluso al coma eterno si fuera necesario (y estuviera en su mano), con tal de que los ciudadanos no nos acordemos de qué estábamos hablando y si era cierto o falso.

Presunto fraude cursos formación de Andalucía

Empecemos por el presunto fraude en cursos de formación de la Junta de Andalucía. La noticia que “brota” de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, se refiere a hechos no sólo no probados por un tribunal, sino aún en fase de investigación policial. No es de recibo que salten ya frontándose las manos responsables del PP pensando: “¡Os pillamos!”.

Pero, por otro lado, también sonroja que comparezca el consejero Luciano Alonso y como defensa argumente que el Gobierno central quiere abrir “una causa general contra Andalucía”. No confundamos todo y parte, consejero. En tal caso, será causa a los gobernantes andaluces porque los ciudadanos de Andalucía no sólo no debemos sentirnos atacados por la denuncia de un presunto fraude con fondos de nuestra administración, sino que somos los primeros interesados en que el tema se aclare.

La Junta tendría que haber expuesto, ya en esa primera comparecencia, los datos tajantes, irrefutables, de que las ayudas se han concedido de modo irreprochable. ¿Están los números localizados? ¿No? ?¿Hay que ponerse a buscarlos? ¿Cuánto se tarda en dar con el archivo de pagos y justificantes? ¿Cuánto en imprimirlo o mandarlo por mail a los medios de comunicación? ¿Se prefiere aguardar a que lo pida el juez que tarda más y da más tiempo para buscar? ¿Por qué?

¿Qué quiere decir el consejero con eso de la “causa general a Andalucía”? ¿Qué el PP le tiene ganas al PSOE le tiene ganasy si es al andaluz más (que para eso le ha ganado hasta las últimas elecciones en que Arenas ya tenía el cartel de campeón en el balcón)? ¡Es una inducción, que no firmaría Sherlock Holmes! Claro que le tiene ganas y que cualquier sombra de sospecha le viene genial para, sumada al caso de los ERE -cuya investigación la jueza Alaya no acaba de rematar- contrarrestar lo difícil de contrarrestar: esa financiación B del PP, vía los Gürtel y Bárcenas, que hay que probar en sede judicial pero cada vez es más palmaria. Eso y sus propios presuntos fraudes en cursos de formación en comunidades que el PP gobierna, como la madrileña.

Pero dejando eso aparte, por elemental, querido Luciano, los andaluces queremos saber qué hay de verdad o falso en la sospecha de que esta parte de nuestros impuestos tampoco ha estado bien controlada. Que nos lo aclare con datos. Que a buen seguro vamos a ser capaces de interpretarlos. Ojalá pudiéramos desprendernos de esas frases altisonantes y vacuas nacidas cada día en los departamentos de argumentario de los partidos que actúan como, antaño, hacía el apuntador con los actores de teatro. Ojalá usáramos el lenguaje para explicar en vez de enmarañar y embaucar.

Corrala Utopía

Pasada la tensión del desalojo y enfrentamiento entre la Consejería de Vivienda (IU) que realojó a las familias y la presidenta (PSOE) que tiene los redaños por bandera y quitó ipso facto las competencias a su socio de gobierno, ahora el balón está en el tejado del Ayuntamiento sevillano (PP). Pues ya estamos tós. Porque ahora resulta que la solución depende de que el Consistorio emita informes sobre el grado de exclusión social de los afectados que fijarán su orden en la lista de espera de viviendas. Y dado que no hay acuerdo siquiera en el número de familias sobre las que hay que informar, todo hace presagiar que el asunto se aclarará bien y rápido. ¿Verdad?

De la crisis de Gobierno a que condujo el desalojo tampoco se ha explicado tanto como para no considerar que se ha cerrado en falso. Para empezar, ¿el Gobierno de Andalucía no toma las decisiones en conjunto? ¿Cada consejería funciona aplicando sus competencias sin informar? ¿Y la presidencia no tiene mejor modo de zanjar discrepancias con consejeros que quitarles competencias esta madrugada para devolvérselas mañana? Ya que preguntamos, ¿podría explicársenos la razón por la que es bueno para Andalucía que su consejera de Vivienda estuviera esos días en el Foro Urbano Mundial de la ONU en Medellín (Colombia)? Porque si es importante lo entenderemos, y si no también. Y cualquiera de estas dos opciones es mejor que la sospecha. No mejor para los partidos, o los políticos; sino para el sistema y los ciudadanos. Claro que sin éstos últimos qué sería de los primeros. ¿Por qué no se paran a considerarlo? ¿Por qué siguen empeñados en no hacerlo, en serio?

Mucho me temo que, pese a los homenajes al fallecido ex-presidente Suárez, es otro el político de la Transición que ha marcado el devenir de nuestra democracia partitocrática, nuestro Maquiavelo: Alfonso Guerra, creador de los ejes que vertebran nuestro universo político: “El que se mueve no sale en la foto” y “Calumnia que algo queda”.

Queda mes y medio para las elecciones europeas. Entre Semana Santa y ferias primaverales se nos va a pasar volando la llegada del 25 de mayo. Pero ahora atravesamos campo minado de sospechas. Con artefactos que estallan casi a cada paso.

Las sospechas no son en sí malas. Pueden actuar como la fiebre o el dolor a modo de alerta de un mal contra el que actuar cuanto más rápido mejor. Sin embargo, en las últimas semanas las sospechas detonan con mucho escándalo y no acabamos de detectar qué hay de verdad bajo el bombazo cuando revienta otro y así andamos de rifirrafe por el desahucio de la Corrala Utopía, a pugna por un supuesto fraude de fondos de formación de la Junta, sin que acusadores ni acusados terminen de exponer, con pruebas o argumentos, que los ciudadanos sopesemos, qué está pasando.