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Vox y Ciudadanos: los amigos de mis amigos son mis amigos
Ya lo decía la llamada Doctrina Reagan (ex presidente de EEUU) en política exterior: “los enemigos de mis amigos son mis enemigos”. Ciudadanos puede intentar convencer a su electorado de que “los populistas no han entrado en el Gobierno”, como dijo Marín este miércoles. Vox no formará parte del nuevo Gobierno andaluz, es cierto. Tampoco querían hacerlo (como habían ya manifestado Francisco Serrano o Javier Ortega). Nada de “sillones” para una fuerza que quiere exhibirse como “contraria” a lo que hay. Pero será clave prácticamente en cada una de las decisiones que se tomen en el Parlamento andaluz. A pesar de lo que dice Marín, el nuevo Ejecutivo gobernará con un socio: Vox. Y el nuevo Gobierno va a ser el suyo.
La formación naranja lleva haciendo malabares para que no se la ligue al partido de extrema derecha desde el 2 de diciembre, cuando se dibujó la posibilidad del fin de los mandatos socialistas en la comunidad autónoma. “Yo no tengo ningún acuerdo ni he negociado con Vox”, dijo Juan Marín. No ha firmado, ha evitado estar en la foto, no se ha sentado. Pero los de Rivera tendrán que ver cómo gestionan su presencia en un Consejo de Gobierno cuyo presidente sí tiene un acuerdo con una fuerza de extrema derecha que ha conseguido meter discurso y programa en un documento, y que, previsiblemente, los de Abascal no tardarán mucho en reivindicar y exigir.
Previsiblemente, Marín será vicepresidente de un Gobierno que no sería sin el voto directo de Vox (y un voto que no es gratuito), y que ha comprado muchos de sus postulados. No sólo ahora. Ya se vio durante la campaña electoral. Fuentes del PP aseguran que Cs se siente bastante cómodo con el 90% de los pactado con Vox, que de las 37 medidas, unas 22 coinciden con las firmadas entre PP y los naranjas. Pero, ¿qué pasará cuando se promueva una norma de acuerdo entre PP y Vox que no compartan? ¿Votarán en contra de su propio Gobierno? ¿Será su relación con Vox siempre en diferido? ¿Cómo se explica un Gobierno de centro derecha con respaldo extremo?
Lo que resulta difícil de digerir es que vayan a ser capaces de establecer una relación distante y que las decisiones y los votos de Vox no les afecten. Que quieran explicar que, aunque hay un acuerdo de investidura (como ellos firmaron con Susana Díaz la pasada legislatura), ese papel no va con ellos. Le va a costar a Juan Marín y a los suyos mantenerse impolutos y ajenos cuando los números parlamentarios son los que son. Resulta difícil creer que los amigos de sus amigos no sean, por extensión, sus amigos.
Ya lo decía la llamada Doctrina Reagan (ex presidente de EEUU) en política exterior: “los enemigos de mis amigos son mis enemigos”. Ciudadanos puede intentar convencer a su electorado de que “los populistas no han entrado en el Gobierno”, como dijo Marín este miércoles. Vox no formará parte del nuevo Gobierno andaluz, es cierto. Tampoco querían hacerlo (como habían ya manifestado Francisco Serrano o Javier Ortega). Nada de “sillones” para una fuerza que quiere exhibirse como “contraria” a lo que hay. Pero será clave prácticamente en cada una de las decisiones que se tomen en el Parlamento andaluz. A pesar de lo que dice Marín, el nuevo Ejecutivo gobernará con un socio: Vox. Y el nuevo Gobierno va a ser el suyo.
La formación naranja lleva haciendo malabares para que no se la ligue al partido de extrema derecha desde el 2 de diciembre, cuando se dibujó la posibilidad del fin de los mandatos socialistas en la comunidad autónoma. “Yo no tengo ningún acuerdo ni he negociado con Vox”, dijo Juan Marín. No ha firmado, ha evitado estar en la foto, no se ha sentado. Pero los de Rivera tendrán que ver cómo gestionan su presencia en un Consejo de Gobierno cuyo presidente sí tiene un acuerdo con una fuerza de extrema derecha que ha conseguido meter discurso y programa en un documento, y que, previsiblemente, los de Abascal no tardarán mucho en reivindicar y exigir.