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Quo vadis, Zoido?
Quo vadis, Zoido? ¿Dónde va, señor ministro? ¿Sale de Roma huyendo como San Pedro de las persecuciones de emperador Nerón? ¿Dónde está? ¿En Sevilla, en Madrid? Desde luego, no en Archidona donde centenares de inmigrantes llevan semanas en una situación, califiquémosla siendo generosos, de irregular. Pero ellos no votan. Y no es preciso mirar hacía allí. Ni una visita, ni una palabra sobre el tema en Navidad. Ni un tuit. Ya lo dijo usted: “Están mejor que en los CIE”.
La semana pasada, una persona fue encontrada en su celda de la cárcel CIE de Archidona ahorcada. Ni una visita ni una palabra ni un tuit. Esta semana, el Ministerio del Interior trasladó a eldiario.es/andalucia que no informa sobre Archidona, porque para eso está la policía. Y, cómodamente, como si la policía no dependiense de Interior, descargan la responsabilidad de la opacidad sobre el cuerpo nacional. Como si la decisión del traslado de emergencia a la cárcel de Archidona de 500 migrantes llegados a las costas de Murcia y Almería (puesto en duda por un juzgado de Vera) no fuera una decisión del Ministerio. Y, por supuesto, de su máximo responsable.
Dónde va señor ministro cuando en unas dependencias de emergencia, bajo su responsabilidad, se ha producido una muerte. Cuando la sombra de la sospecha sobre el trato recibido recae sobre las fuerzas de seguridad a sus ordenes. Dónde está para explicar por qué ha enviado a los antidisturbios a un centro con personas que nunca tendrían que haber sido encerradas, que no han sido juzgados ni condenados, que están en una prisión preventiva sólo por llegar hasta aquí, cuando hasta los funcionarios de prisiones se asombran de la medida.
Y verá, me parece pertinente alabar la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado cuando lo merecen y subirles el sueldo (tras numerosas protestas y quejas, claro, que no ha sido una graciosa concesión). Pero no veo ni pertinente ni justo que ahora quiera ponerse de perfil con el tema de Archidona y quiera dejarles todas las explicaciones a ellos.
Es usted el ministro de Interior. No tiene que visitar fábricas de polvorones porque no es de su competencia la política comercial sino hacerse cargo de sus deberes, la gestión de la política migratoria, entre otras. Que no basta compartir muchas fotos en el despacho “revisando una documentación” en su timeline de Twitter para demostrar que se asumen los deberes como ministro. Hay que hacerlo. Y son muchos. Y uno de ellos es ocuparse del trato humano y del respeto de los derechos humanos en las fronteras españolas. Es su responsabilidad. Será que no tiene estudiado o enfocado bien el asunto. Lo digo por algunas declaraciones en las que explica la expulsión como “un mensaje claro a las mafias de que la gente que entre en territorio nacional de forma ilegal será expulsada”. Cuando las mafias precisamente se lucran de hacer pasar a gente, expulsen después o no a los que han pagado, a veces con la vida, cruzar. Y así, vale cualquier cosa y nos saltamos las convenciones de los DDHH, que ya sabemos que sólo se cumplen a veces.
Mientras, siguen llegando personas a nuestras costas y cada día España demuestra la falta de previsión y de política clara, más allá de la “mano dura”. Y mientras, cientos de personas siguen encerradas en Archidona, y serán expulsadas porque una vez fuera ni votan (ni testifican en caso de trato dudoso). Pero nosotros seguimos preocupados y airados con las carrozas de las cabalgatas y sus horarios, y, a veces, como Zoido, miramos a otro lado sin darnos cuenta de que “la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes”, como dijo Luther King; y si hoy toca en Archidona, antes o después, nos puede tocar a nosotros. Porque un ministro que es irresponsable en un capítulo de su mandato lo puede ser en todos.
Por eso le pregunto ¿a dónde va Zoido? ¿Se lo preguntarán los votantes alguna vez? Al menos, ¿se lo preguntará la historia? Me pregunto si dará la vuelta camino de Roma, como San Pedro, a asumir las responsabilidades de un cargo tan importante como el de ministro del Interior, o si regresará a Sevilla sin mirar atrás.