El sudoku posteletoral

Si las elecciones andaluzas de hace poco más de dos meses han sido consideradas por los analistas como un “laboratrio electoral”, las del pasado domingo se han convertido en una cadena de producción de sudokus de siglas que los ciudadanos han querido poner a nuestros políticos para que estos sepan resolverlos.

Si hasta ahora la mayor dificultad de unos resultados electorales era la de cuadrar las tres en raya, desde antesdeayer, el mensaje del personal es mucho más sofisticado, aunque no tengo claro que sus destinatarios -fundamentalmente PP y PSOE-, estén preparados para administrar esa sutileza.

En cualquier país con una democracia saludable, la pérdida de más de tres millones de votos, que es la que suman populares y socialistas, se habría cobrado más de una y más de dos dimisiones. Nada de eso parece que vaya a ocurrir por nuestros lares. Más bien al contrario. Ayer escuchamos al presidente del PP, Mariano Rajoy, asegurar que se sigue considerando la mejor opción de su partido de cara a las próximas elecciones generales; mientras que en la órbita del PSOE se entiende que los resultados del domingo “fortalecen” a Pedro Sánchez como líder del principal partido de la oposición.

No es de extrañar que con tan “brillantes” análisis, tanto PP como PSOE caminen con paso firme hacia el despeñadero, algo que si nadie lo remedia en Génova o Ferraz, podría acentuarse tras el próximo encuentro con las urnas para las elecciones generales.

Parece obvio que el mayor batacazo electoral lo recibe el PP, que se deja en la cita del domingo más de dos millones y medio de votos, o lo que es lo mismo, casi la tercera parte de sus apoyos. Pero no lo es menos que el PSOE tampoco debe perderse en el naufragio del adversario, ya que su vía de agua es muy preocupante. No sólo no es capaz de beneficiarse de la hermorragia popular, sino que pierde a su vez más de 700.000 sufragios.

Que los análistas, tanto del PP, como del PSOE, se limiten a colocar tiritas sobre los boquetes por los que se desangran sus reservas electorales, demuestra hasta qué punto siguen estando noqueados y sin respuesta ante la presencia en el tablero político de Ciudadanos y Podemos.

En el día después, el laboratorio andaluz sigue siendo un precedente preocupante para la administración de los resultados electorales. Si en dos meses, nuestros representantes electos han sido incapaces de ponerse de acuerdo para dotar a Andalucía del Gobierno que los andaluces dijeron querer en las urnas, no hay por qué esperar mucho más en la administración de los resultados del domingo; y no olvidemos que populares y socialistas se han dejado en Andalucía cien mil votos cada uno con respecto a las autonómicas de hace dos meses.

Veremos si nuestros políticos están a la altura del mensaje lanzado por la ciudadanía. En Andalucía, el PP ha perdido la práctica totalidad de sus mayorías absolutas y los pactos -de mayor o menor calado- serán imprescindibles para la etapa que estamos estrenando ¿Serán capaces de demostrar la “finezza” necesaria, quienes llevan años gobernando bajo el lema del “ordeno y mando”? ¿Tendrán claro las formaciones emergentes que los ciudadanos no les han puesto en el nuevo escenario para imposibilitar la gestión de las instituciones, sino para hacerla más plural?

No sé ustedes, pero a mí me asaltan muchas dudas sobre si tenemos los actores idóneos para la representar la obra que nos han escrito los ciudadanos. Las sutilezas de los nuevos escenarios que se dibujan en nuestros pueblos y ciudades, me parecen bastante alejadas de los trazos de brocha gorda con que nuestros políticos han venido dibujando hasta ahora los lienzos finales.