Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
Aquí hay tomate
A veces, Madrid parece una ciudad ingenua, bucólica, cándida. Han descubierto, y presumen de haberlo hecho, como un hallazgo científico, que hay cenas políticas donde se conspira, se preparan estrategias, se afilan los cuchillos, se forjan lealtades y se matizan deslealtades. Casi siempre recomiendo a mis a veces sorprendidos vecinos madrileños que se den una vuelta por la periferia, no a la búsqueda del pescaíto y el flamenquito, sino para una inmersión inteligente, entendiendo por tal, al intento de comprender lo que pasa fuera de Madrid.
En Andalucía se sorprenderían de lo frecuente que son esas comidas, llamemos políticas, en todos los partidos. Hasta tal punto que las denominaría orgánicas, son una parte más de la vida ordinaria de la política, como las asambleas; en ocasiones, incluso sustituyen a los mismísimos comités de listas. En el PSOE son todo un clásico, pero aportan una originalidad culinaria: una buena conspiración tabularía socialista, que merezca ser tenida en cuenta, tiene como plato principal, un soberbio pollo con tomate (con Guerra eran con arroz), de La Janda, a ser posible.
Desde la incorporación manu militari de Irene Lozano a la lista por Madrid, las comidas se han disparado, no porque no las hubiera antes, sino porque se ha abierto el apetito. Nada de esas ganas de pollo se manifestará desde la dirigencia socialista andaluza, toda prudencia, en contraste con el desparpajo de Sánchez en sus decisiones más controvertidas. Los andaluces socialistas movieron sus fichas, manifestaron sus discrepancias, pero ahí quedó.
Sería una ingenuidad afirmar que el caso Lozano ha provocado el desencuentro entre los socialistas andaluces y Sánchez. No, viene desde mucho antes, pero ese grano ayuda al compañero. Desde todo el Estado se mira al socialismo andaluz: unos, ajenos, porque consideran que ante la emergencia territorial española y los emergentes, peligrosos para el establishment, solo una líder como Susana Díaz podría dar la réplica, un cambio suave; otros, los propios, víctimas crecientes de los desvaríos de la dirección, porque piensan que hasta aquí hemos llegado. O no, todo dependerá de los resultados electorales.
Pero las expectativas no son buenas. Si nos creemos las últimas encuestas -con Rubalcaba la grey socialista se las creía y le costó el puesto- no pinta nada bien. El bipartidismo como tal, no cotiza tanto, se averigua un panorama multipartidista y un gran fracaso: a pesar del deterioro cantado del gobierno popular, el desprestigio de su presidente, la corrupción, el PP sigue siendo la opción preferida por los encuestados, en términos demoscópicos, claro. La mayoría absoluta no es deseada por los españoles, según el Barómetro de La Sexta, el PSOE sólo sería el segundo, y en cuanto al gobierno preferido, se decantan por uno de PP-Ciudadanos.
Un fracaso, o no. Por primera vez, esto no es demoscopia, muchos espaldas plateadas del socialismo, aseguran que un gobierno débil presidido por un PSOE débil, podría acabar en una catástrofe que los llevaría, al cabo, a la irrelevancia, como le ocurrió al PASOK. Mejor esperar, pero ¿a qué?
En el caso de gobernar como en el probable de que se quede en la oposición. ¿Cuáles serían los poderes de Pedro Sánchez? No creo que pudiera presumir de resultados prácticamente en ningún sitio, y menos en las grandes bolsas electorales socialistas de antaño. No se me ocurre pensar en Catalunya, Euskadi, País Valenciano, Madrid. ¿Entonces? Sí, en Andalucía. Pero entraríamos en una de las causas de inestabilidad de todo poder y gobierno, ya señalada por Maquiavelo en El Príncipe: ganar, gobernar, con ejército ajeno.
Andalucía guarda silencio, sabe que una gran derrota también le perjudica, pero también que, según las últimas encuestas, y quizá la lógica, observando el descompuesto patio trasero del PP, podría no sólo ganar las generales, sino derrotar estrepitosamente al PP y componer una delegación a Madrid de más de 25 diputados. Es decir, un poder enorme que, conociendo la composición de las listas, puede ser el mayor ejército de zapa que jamás haya habido en el Congreso de los Diputados. Desde el Madrid insurgente se dice que esperan a los almorávides, así llaman a la tropa sureña salvadora del socialismo.
El poder del socialismo andaluz en Madrid, y su ejercicio, se da por hecho. Ni Borbolla, ni Chaves o Griñán, lo ejercieron. Se comportaron más como procónsules provinciales de la Bética, al servicio de los intereses federales. Esto ha cambiado, la actual líder del socialismo andaluz, no tiene vocación de procónsul sino de cónsul. Todo apunta al pollo, desde luego, con tomate.