El “laboratorio” de Lepe o cómo Andalucía podría ser la Texas de Europa

Lepe —

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Lepe no es un chiste aunque sus vecinos se rían de sí mismos sin complejos. Lo que José Luis Fernández se toma muy en serio es el potencial económico que atesora la localidad onubense y se esfuerza por derribar prejuicios hacia el espíritu emprendedor de los andaluces. Pero el industrial lepero se enfrenta a un problema que lastra el desarrollo de la región. “Para competir con italianos, franceses y alemanes”, advierte, “necesito un buen ejército de gente preparada”.

El fundador de Polisur vivió problemas económicos cuando tenía solo cuatro años. “Lo que quería era ayudar a mi madre y quería aprender para cubrir esa necesidad”, comenta mientras controla cómo rinden las máquinas que moldean el plástico en su flamante fábrica a la entrada del pueblo. Es tan grande, que hay que utilizar patinetes para moverse.

Admite que lo que le interesaba de niño en el colegio era aprender a sumar, restar, multiplicar, dividir, leer y escribir; “lo demás me sobraba”. De suspenso en suspenso a vender neveras portátiles con un diseño retro que se hicieron virales el pasado verano. En este momento está en proceso de producir casi medio millón para tenerlas listas cuando vuelva el calor.

Es el producto más nuevo de su negocio y trabaja en nuevos diseños que él mismo prueba en su rutina diaria. Este industrial funde una mentalidad americana para el comercio, italiana para el diseño, alemana en la gestión de la producción y japonesa por la minuciosidad. Pero como a otros empresarios en diferentes sectores, el obstáculo que tiene para crecer es de personal.

La periferia de Europa

Polisur es una especie de laboratorio del presente y el futuro económico andaluz. El sol es oro para la industria turística y agroalimentaria de Lepe. Pero el mercado laboral está demasiado expuesto a la temporalidad y a empleados de baja cualificación. Los jóvenes mejor preparados y con inquietudes se van a Madrid, Alemania o Inglaterra buscando oportunidades.

La provincia de Huelva arrastra un problema estructural enorme. Es como si no fuera capaz de seguir el ritmo del resto de España. Los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística son demoledores, con un paro registrado que se acerca al 27%. Es la segunda tasa más alta, por detrás de Ceuta. El desempleo afecta a más del 22% de los andaluces y al 12% de los españoles.

Los Indicadores Urbanos colocan a su vez a Lepe entre las quince localidades con menor renta media, de 8.099 euros al año. Son datos preocupantes que según los líderes sindicales de UGT-Huelva hacen urgente que se impulsen políticas activas para crear empleos de calidad, estables y bien remunerados para erradicar la precariedad crónica que sufre la provincia.

La media salarial de los trabajadores onubenses, añaden, es inferior a la de 2007, antes del estallido de la pasada crisis financiera. Tanto empresarios como sindicatos coinciden en lo evidente ante esta situación. La pandemia expuso, además, las vulnerabilidades de un modelo económico en toda Andalucía que depende en exceso del turismo y la agricultura.

La región cuenta con capital humano y talento competitivo para transformar su economía con empresas innovadoras. Pero el objetivo tampoco debe ser crear la próxima Amazon. De hecho, existen ya empresas con la escala suficiente para explorar nuevos negocios competitivos en diferentes sectores y generar empleos estables de calidad, bien remunerados.

Polisur, por ejemplo, tiene una plantilla de 250 empleados y genera a su alrededor otros tantos indirectos en una localidad con 27.800 habitantes. Otra de las empresas leperas en expansión son los supermercados El Jamón. Con toda la liquidez que circula, y no solo por los fondos europeos para la recuperación, la cuestión es disponer de un proyecto, un plan y un equipo que atraiga inversores.

Huelva estará en la periferia de Europa pero cuenta con activos estratégicos de gran potencial para el desarrollo económico, como el acceso directo al mar. Su puerto está en proceso de crecimiento con la ampliación del patio de contenedores y la zona de atraque para poder convertirse en un gran nodo logístico en el sur de Europa, capaz de competir con Valencia, Algeciras y Tánger al atraer a grandes navieras.

El puerto es fundamental, de hecho, para que la industria agroalimentaria pueda ampliar sus exportaciones a otros mercados y operar todo el año. De Huelva es también Atlantic Blue, dedicada a la producción de arándanos, fresas, moras y frambuesas. La empresa almonteña acaba de ser adquirida por la multinacional chilena Hortifrut, en una operación valorada en 241 millones de euros. Europa es el segundo mercado mundial para los berries frescos.

“Las oportunidades están ahí”

Los portones Polisur miran al océano de invernaderos que baña todo el entorno de Lepe. Una de sus naves está dedicada a la producción de envases para transportar por el mundo esta “súperfruta”, equipada con máquinas de última generación. Fernández ya piensa en instalar un par más para ajustarse a la demanda por los nuevos hábitos de consumo de comida saludable.

“Las oportunidades están ahí”, señala, “solo hay que tener voluntad para explotarlas”. Y sobre la marcha habla de iniciativas que se podrían impulsar en la comarca para el reciclado de plásticos. “Se generaría muchísimo empleo, se ganaría dinero para pagar los sueldos y aprovechando el plástico se evita que llegue al medio ambiente y así necesitaremos menos petróleo”.

La economía es al final como una gran orquesta, en la que todo el mundo debe saber tocar su instrumento y avanzar por la partitura en la misma dirección, sin ir poniendo parches. Todos los actores tienen que trabajar en orden. Andalucía no es muy diferente a Texas, que está emergiendo como el polo económico alternativo a Silicon Valley. Pero el emprendimiento, la formación y la competitividad deben formar parte integral de la cultura.

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