Andalucía y las restricciones: ¿gana la política o la ciencia?

30 de marzo 2021. Andalucía tenía una incidencia acumulada (IA) de 130. Solo Almería pasaba de los 200, tenía 216. El 15 de marzo era aún menor, 122. Las restricciones eran importantes con el horario de comercios, actividades y servicios (incluida la hostelería) hasta las 20.00 horas para los municipios en nivel de alerta 3 en su grado 1 y superior y con restricciones perimetrales provinciales. Ahora tenemos una IA de 206. Cuando el pasado martes se anunciaba la reapertura de la movilidad entre provincias, todas excepto Málaga y Cádiz pasaban de 200 y cuatro de ellas de 250. Granada, a la cabeza, con 416. Y en este contexto, Andalucía levantaba el confinamiento provincial y relajaba las restricciones, con la hostelería y el comercio que podrán cerrar más tarde: a las 23.00 horas los primeros y a las 22.30 horas los segundos. ¿Alguien conoce los argumentos de la Junta de Andalucía y sus “expertos” para tomar la decisión de abrir las restricciones perimetrales provinciales? ¿Una cuestión técnica o quizás política?

Parece que por los datos nos inclinamos porque la política vuelve ganar a la ciencia en esta decisión de la Junta de Andalucía.

Hay varias comunidades que están con cifras menores de 100 y tienen mayores restricciones que Andalucía. Habría que valorarlo para plantearnos tener el mejor verano posible. Sabemos que hay una recomendación de cierre de los interiores de los bares y restaurantes por encima de 150 de IA a partir de una revisión de literatura científica que Andalucía no cumple. Y creo que no podemos avanzar hacia unas mejores medidas, a pesar de lo dura que está siendo la pandemia y los efectos que tiene sobre la salud mental, sin poner encima de la mesa los criterios técnicos y científicos.

Hace más de 5 meses, en una carta que dirigí a Juan Manuel Moreno, decía que me gustaría pedirle varias cosas, entre las cuales destacaría que tomara las decisiones basadas en criterios científicos, adelantándose al virus y que permitiera conseguir parar la pandemia; además, que planteara medidas sobre los espacios cerrados, abriendo bares y restaurantes al exterior y cerrando los interiores, como manera de ayudar a disminuir la transmisión del virus y que no cierre espacios abiertos como parques y jardines sin valorar la necesidad que tiene la población de usarlos con mesura; que favoreciera la unidad de acción en la toma de decisiones que se toman en Andalucía y que apoyaran de una forma clara las medidas que entre todas las CCAA son importantes tomar en estos momentos y con ello, la evaluación de la gestión de la pandemia de una forma seria y bien planteada. En definitiva, le pedía más expertez, más criterios puestos sobre la mesa y más hacer lo que es necesario hacer. Cinco meses más tarde, seguimos casi igual.

Vale la pena recordar el periodo de desescalada de la primera ola como comentábamos hace unos meses. The Lancet pasaba revista a España y decía que la desescalada de junio fue demasiado rápida y descuidada. En su editorial, la revista destacaba que cuando terminó el periodo de confinamiento se abrió demasiado rápido. Además, destacaba que el sistema público español ya era frágil cuando llegó la pandemia, porque la política de austeridad tras la crisis económica de 2008 redujo “las plantillas y la capacidades del sistema público de salud”, que sigue falto de recursos y personal, advirtiendo que España tiene casi un 40% menos de enfermeras por habitante que la media de la Unión Europea (5,9 en España, frente a 9,3 de media entre los veintisiete).

Y vuelvo a pedir al presidente de la Junta de Andalucía estas seis cualidades para ser un verdadero líder como son “Visión, Humildad, Autoconciencia, Integridad, Compromiso y Generosidad”. Creo y lo digo muchas veces que la mediocridad es una lacra que hay que extirpar de las organizaciones. Y es que lo mediocre es mirarse demasiado a sí mismo.

Es evidente que se toman decisiones políticas en esta pandemia. Quienes tienen que tomarlas son políticos. El problema es que las decisiones sean políticas sin aval científico. Y no puedo entender que estas decisiones se tomen sin coherencia con las que tomaron hace menos de un mes. Creo que el aval es fundamental para que las decisiones se puedan entender. La ciencia como elemento clave en esta pandemia por encima de lo político.