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Una mejor Doñana

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Las felicitaciones mutuas y el reconocimiento de que el lunes 27 de noviembre era un buen día para Doñana era el sentir general en Almonte entre las decenas de asistentes al acto de firma entre las administraciones del Estado y de la Junta de Andalucía del llamado “Acuerdo por Doñana”.

Un documento que quiere, tiene que ser el punto de partida de un mejor futuro para Doñana en el que quepamos todos, en el que ganemos todos. Un acuerdo que, por necesario, por ser el único camino posible, debería haber sido mucho antes.

Sin duda, la importante inversión pública extraordinaria destinada a la comarca va a servir de palanca para resolver los importantes problemas ambientales y sociales que existen en Doñana y que por un estúpido cortoplacismo partidista se había agravado peligrosamente en los últimos años, situación a la que se ha añadido la terrible sequía que azota todo el territorio.

El reto es, desde hace años, mayúsculo, y todos somos víctimas y responsables mientras no estemos poniendo el máximo empeño en poner en marcha soluciones viables y sensatas. En el Teatro Salvador Távora de Almonte se ha vislumbrado la inexcusable necesidad de la colaboración entre agentes públicos y privados, sector productivo, ciudadano y ecologista. En la Fundación Savia lo hemos venido reclamando desde hace meses. En escritos e informes dirigidos a la Junta de Andalucía y al Gobierno del Estado instábamos al diálogo y al trabajo conjunto fuera de los focos. Nos alegramos de que, al fin, se haya recorrido este camino.

Esta idea se materializó el pasado 3 de octubre, en el que ambas administraciones se dieron un mes para llegar a un acuerdo. Han sido casi dos, y también nos hemos sentido en la obligación, cuando comprobábamos que los días pasaban, de recordarles que el tiempo no corría en balde. Bien empleadas están estas semanas en las que han puesto el máximo empeño los equipos negociadores. Y también la sociedad civil y los agentes sociales que respondimos con diligencia y profesionalidad al llamamiento de participación, y en unos pocos días, entregamos nuestras propuestas en el plazo fijado en el mes de octubre.

La manera en la que se está afrontando y solucionando los problemas de Doñana van a tener muchas réplicas en otras comarcas andaluzas, españolas y del mundo

Tenemos que encontrar alegría en este Acuerdo por Doñana porque se convierte en el vehículo de progreso conjunto, porque nos permite dejar de estar atrapados en aquella promesa de un agua que no existe, que no existirá y que generaba unas expectativas que solo podían acabar en frustración, mayor tensión social y desastrosas consecuencias ambientales.

La gran expectación mediática que ha despertado el acto de la firma del que han sido testigos las entidades del Consejo de Participación de Doñana con Miguel Delibes a su cabeza, evidencia que son muchos los ojos puestos en Doñana. Porque tampoco es una situación muy diferente de otras numerosas localizaciones que están viéndose abocadas a encontrar soluciones integradoras y lograr el equilibrio del binomio Producción/Conservación.

Doñana es una comarca viva, dinámica, emprendedora. Tiene que ser ejemplo de dignidad y salud para sus habitantes y su riqueza natural. Doñana, como decía la ministra de Transición Ecológica este lunes en Almonte, tiene que ser un faro claro en el horizonte. La manera en la que se está afrontando y solucionando los problemas de Doñana van a tener muchas réplicas en otras comarcas andaluzas, españolas y del mundo.

Tenemos que mirar adelante y entender el acuerdo como una nueva etapa. La anterior, no debemos olvidarla, tiene que servir de aprendizaje, porque ha evidenciado que el enfrentamiento partidista tiene consecuencias durísimas. Para todo el sector agrario, y especialmente para aquellos agricultores que han estado cumpliendo las normas y haciéndolo bien. Para la comarca que ha visto dañada su imagen y reputación. Para el espacio natural, que sufre, se agota, se pierde.

Reconocer y asumir que estamos en una nueva realidad en esta tercera década del siglo XXI, en lo que se refiere a la intensidad de la presión humana y tensión climática pone al borde del abismo a Doñana, su gente y su patrimonio natural es esencial como punto base de partida para adoptar medidas. El Cambio Climático está causando gravísimos problemas. El aumento de las temperaturas medias, los cambios de ciclos hidrológicos más inestables, más extremos son claros ejemplos, pero también la pérdida de biodiversidad, las modificaciones de los ciclos biológicos, el aumento de las especies invasoras. La industrialización del campo, el agotamiento y contaminación de los recursos hídricos agrava y acelera la situación.

El Acuerdo tiene que ser el motor de cambio, su contenido de propuestas que van dirigidas a disminuir la presión de los regadíos mediante el cambio de usos de suelo, la inversión en infraestructuras, el reforzamiento de la industria, las energías renovables, la artesanía, el sector forestal, la ganadería extensiva, la diversificación de la producción agraria, mejora del valor añadido, el turismo, la marca Doñana, la formación y la mejora de la empleabilidad, el patrimonio cultural, y también para dignificar las condiciones de vida y habitabilidad de la vivienda de los temporeros agrícolas tienen que ser el camino que es imprescindible que se haga con la participación de todos. Porque son los agentes sociales y económicos los que permitirán que se haga realidad ese futuro esperanzador que todos ansiamos. Hasta el 15 de diciembre estarán a exposición pública los documentos y tenemos una gran oportunidad de realizar aportaciones. Las haremos.

La oficina técnica que tiene que constituirse de una vez por todas y jugar un papel de resolución de casos y expedientes que no pueden quedarse sin respuesta ni perpetuarse

Son útiles, necesarios los momentos de satisfacción conjunta. Son imprescindibles los equipos de trabajo que cooperen y elaboren propuestas, negocien, lleguen a acuerdos. El Consejo de Participación de Doñana, un foro de clara y amplia representatividad de agentes sociales y económicos, públicos y privados, tiene que jugar un papel fundamental en esta nueva etapa. Para enriquecer y hacer más solventes las medidas. Para dotar de legitimidad a las propuestas. Para otorgar transparencia al proceso. Colaborando con esa oficina técnica que tiene que constituirse de una vez por todas y jugar un papel de resolución de casos y expedientes que no pueden quedarse sin respuesta ni perpetuarse.

El Acuerdo por Doñana contempla una serie de medidas e inversiones que, desde la Fundación Savia reclamamos que sean factibles, viables, que contribuyan de forma decisiva a cumplir nuestras responsabilidades de gestores de un espacio único en el mundo y en el que tenemos que lograr un efecto sinérgico beneficioso entre la conservación de la joya natural y la producción sostenible que logre la vida digna a las personas que viven y trabajan en la comarca. Unas medidas que tienen que cumplir escrupulosamente con la legalidad vigente y que tienen que convertirse en un ejemplo a seguir para otros lugares. En ese compromiso es en el que estamos muchos. Tenemos que seguir trabajando para sentirnos orgullosos de una mejor Doñana que todos ansiamos, deseamos, soñamos.

Las felicitaciones mutuas y el reconocimiento de que el lunes 27 de noviembre era un buen día para Doñana era el sentir general en Almonte entre las decenas de asistentes al acto de firma entre las administraciones del Estado y de la Junta de Andalucía del llamado “Acuerdo por Doñana”.

Un documento que quiere, tiene que ser el punto de partida de un mejor futuro para Doñana en el que quepamos todos, en el que ganemos todos. Un acuerdo que, por necesario, por ser el único camino posible, debería haber sido mucho antes.